Opinión/ Creado el: 2020-10-17 02:32
A propósito de la Minga indígena

Fernando Bermúdez Ardila. Escritor e historiador. Nominado premio Nobel de Paz 2010
Desafortunada y tristemente algunos pueblos indígenas se han querido mantener marginados del gran país que somos y se excluyen sencillamente por conveniencia, con la excusa absurda “de un pueblo sometido”, que ya debía haber sido superado después de 500 años; por supuesto esta excusa les brinda beneficios de los cuales abusan amparados por el acuerdo 081 de la OIT de la ONU, donde se les reconoce como naciones independientes dentro de los países, pudiendo ellos ejercer en sus territorios autoridad ejecutiva, judicial y de policía.
En pocas palabras “son naciones dentro de un país”. Pretenden entonces con su fuero, atropellar, saliendo de sus territorios al resto de los colombianos, coartando nuestros derechos cuando hacen sus paros en las vías nacionales impidiendo el abastecimiento de alimentos a los departamentos y regiones que quedan aisladas, sus excesos y desorden van desde la quema de vehículos con sus cargas, hasta faltarle al respeto a las autoridades militares y de policía.
Recuerdo un episodio hace aproximadamente dos años, donde un valeroso sargento del ejército nacional, que lloró ante la impotencia que sintió cuando un grupo de indígenas le quitaran su uniforme y lo cargaran como un muñeco sin que él pudiera hacer nada, pues si él hubiese actuado contra ellos hubiera sido considerado gravísimo.
Es aquí donde debemos hacernos una pregunta, hasta donde llegan sus deberes y obligaciones para con el estado y el gobierno que nos representa a todos, y esa amplia brecha que existe entre ser intocables por nuestras autoridades cuando cometen desmanes, violan las leyes, cometen actos de vandalismo, irrespetan a nuestras fuerzas del orden, fuera de sus territorios, en vías nacionales etc., y hasta donde llegan las obligaciones y los deberes del estado y el gobierno de Colombia con quienes se han querido marginar haciendo caso omiso a nuestra legislación amparados por tratados internacionales para hacerle conejo a la justicia y abusar de su estatus.
En todos los países donde existe población nativa y son considerados indígenas, aplica el acuerdo de la OIT como por ejemplo Australia y los Estados Unidos de Norteamérica, se les respeta su territorio y sus autoridades, pero estos igualmente son respetuosos con el resto de los nacionales de sus países. En Colombia los indígenas tienen inmensos territorios, únicamente los trece cabildos del bajo Caquetá y alto Amazonas poseen una extensión de un millón seiscientas mil hectáreas, en sus tierras poseen coltan, oro, diamantes y otros minerales valiosos.
Hace unos pocos años han iniciado negociaciones para la explotación con la ventaja que ellos no necesitan permiso de las autoridades nacionales para la explotación de su subsuelo, cosa que si necesitamos hacer los otros colombianos, a ellos no se le ven en las marchas porque entendieron que si decidieron emanciparse deben hacerse cargo de su propio desarrollo y la explotación de su riqueza, lo mismo pasa con los pueblos indígenas de los Estados Unidos como los Seminoles entre muchos, que han convertido sus reservaciones en naciones ricas.
Lo que no han entendido los indígenas de las marchas, es que nosotros como estado y el gobierno que nos representa, no podemos seguir amamantando a quienes decidieron emanciparse, como los hijos que se van de la casa, tienen mujer e hijos y recursos para sostenerse, pero pretenden que sus padres continúen sufragando sus gastos y la de sus familias.
Desafortunada y tristemente algunos pueblos indígenas se han querido mantener marginados del gran país que somos y se excluyen sencillamente por conveniencia, con la excusa absurda “de un pueblo sometido”, que ya debía haber sido superado después de 500 años; por supuesto esta excusa les brinda beneficios de los cuales abusan amparados por el acuerdo 081 de la OIT de la ONU, donde se les reconoce como naciones independientes dentro de los países, pudiendo ellos ejercer en sus territorios autoridad ejecutiva, judicial y de policía.
En pocas palabras “son naciones dentro de un país”. Pretenden entonces con su fuero, atropellar, saliendo de sus territorios al resto de los colombianos, coartando nuestros derechos cuando hacen sus paros en las vías nacionales impidiendo el abastecimiento de alimentos a los departamentos y regiones que quedan aisladas, sus excesos y desorden van desde la quema de vehículos con sus cargas, hasta faltarle al respeto a las autoridades militares y de policía.
Recuerdo un episodio hace aproximadamente dos años, donde un valeroso sargento del ejército nacional, que lloró ante la impotencia que sintió cuando un grupo de indígenas le quitaran su uniforme y lo cargaran como un muñeco sin que él pudiera hacer nada, pues si él hubiese actuado contra ellos hubiera sido considerado gravísimo.
Es aquí donde debemos hacernos una pregunta, hasta donde llegan sus deberes y obligaciones para con el estado y el gobierno que nos representa a todos, y esa amplia brecha que existe entre ser intocables por nuestras autoridades cuando cometen desmanes, violan las leyes, cometen actos de vandalismo, irrespetan a nuestras fuerzas del orden, fuera de sus territorios, en vías nacionales etc., y hasta donde llegan las obligaciones y los deberes del estado y el gobierno de Colombia con quienes se han querido marginar haciendo caso omiso a nuestra legislación amparados por tratados internacionales para hacerle conejo a la justicia y abusar de su estatus.
En todos los países donde existe población nativa y son considerados indígenas, aplica el acuerdo de la OIT como por ejemplo Australia y los Estados Unidos de Norteamérica, se les respeta su territorio y sus autoridades, pero estos igualmente son respetuosos con el resto de los nacionales de sus países. En Colombia los indígenas tienen inmensos territorios, únicamente los trece cabildos del bajo Caquetá y alto Amazonas poseen una extensión de un millón seiscientas mil hectáreas, en sus tierras poseen coltan, oro, diamantes y otros minerales valiosos.
Hace unos pocos años han iniciado negociaciones para la explotación con la ventaja que ellos no necesitan permiso de las autoridades nacionales para la explotación de su subsuelo, cosa que si necesitamos hacer los otros colombianos, a ellos no se le ven en las marchas porque entendieron que si decidieron emanciparse deben hacerse cargo de su propio desarrollo y la explotación de su riqueza, lo mismo pasa con los pueblos indígenas de los Estados Unidos como los Seminoles entre muchos, que han convertido sus reservaciones en naciones ricas.
Lo que no han entendido los indígenas de las marchas, es que nosotros como estado y el gobierno que nos representa, no podemos seguir amamantando a quienes decidieron emanciparse, como los hijos que se van de la casa, tienen mujer e hijos y recursos para sostenerse, pero pretenden que sus padres continúen sufragando sus gastos y la de sus familias.