¿Es el momento de quitarle ceros al peso?
Por Harold Salamanca
Según el Banco de la República, el peso ha sido la moneda colombiana desde 1837, desde esta época, el peso reemplazó al real a una tasa de cambio de 1 peso = 8 reales. En 1847 Colombia decimalizó su moneda, dividiendo el peso en 10 reales, cada uno de los cuales se dividía en 10 décimos de reales. El sistema actual de 100 centavos para el peso se utilizó por primera vez en 1819 apareciendo en los billetes, pero no reaparece hasta principios de 1860 sobre los billetes y no se utilizó en la moneda hasta el año de 1872. Solamente una vez en la historia de Colombia el peso ha sido reconvertido, y fue después de la guerra de los 1000 días, dónde 100 pesos pasaron a ser 1 peso oro, quitándole 2 ceros.
Esta remembranza viene a lugar, por la propuesta que presentó el gerente del Banco de la República la semana pasada, donde puso sobre la mesa la polémica propuesta de quitarle tres ceros al peso. Si revisamos la historia reciente del país, podemos verificar que en varias ocasiones se han presentado proyectos de ley para cambiar la denominación de nuestro peso, para “quitarle ceros” a la moneda, proyectos que siempre han naufragado por motivos económicos y políticos.
La propuesta presentada, pretende la implementación de un nuevo sistema monetario, en el que, por ejemplo: diez mil pesos de hoy ($10.000), serían equivalentes a diez ($10) nuevos pesos. El principal objetivo esgrimido por el promotor del cambio sería la simplificación de procedimientos contables, el mejoramiento de la eficiencia de sistemas de pagos y facilitar las transacciones, al tener valores con expresión númerica reducida. Según el mismo Banco de la República, es el momento de hacer el cambio, por la estabilidad de las condiciones macroeconómicas y los bajos niveles inflación que vive el país.
En mi concepto personal y conocida la historia de países de lationamérica que han realizado la reconversión de sus monedas, esta propuesta no generaría beneficios inmediatos y tangibles a ningún actor del sistema financiero ni comercial, y mucho menos contribuiría a mejorar las condiciones de vida de los colombianos. En este momento de crisis generada por la pandemia, no se justifica “invertir”, cuatrocientos ($400.000) mil millones de pesos, en el cambio de las monedas y billetes actuales, cuando hay prioridades más urgentes que atender. La última palabra la tiene el Congreso de la República.