¿Adoctrinamiento?
Por María del Carmen Jiménez
Desconocen o burlan la Constitución y la Ley quienes presumiendo de buenos colombianos pretenden con su verborrea, sus proyectos fallidos de ley, ahora con su proyecto de referendo, entre otros aspectos, no solo estigmatizar a los maestros y maestras asociados en FECODE señalándolos de adoctrinadores, sino cercenar el derecho humano a la educación, la autonomía educativa, la libertad de cátedra, y el desarrollo del pensamiento crítico en la Educación pública. Se atreven a asegurar que la educación privada es la solución.
La educación es un derecho y un servicio público con función social, que debe formar a las personas en el respeto a los derechos humanos, a la paz, a la democracia […] El Estado debe ser garante de las libertades de enseñanza, aprendizaje investigación y cátedra. Así lo establecen los artículos 27 y 67 de la Constitución de 1991. Tratados Internacionales y la misma La Ley General de Educación afirman que la finalidad de la educación es promover la realización personal, robustecer el respeto de los derechos humanos y las libertades, habilitar a las personas para que participen eficazmente en una sociedad libre y promover el entendimiento y la tolerancia
Quienes no reconocen la educación como derecho fundamental y actúan contrariamente al logro de sus fines, van en contravía del espíritu incluyente de la constitución del 91 atropellando las bases elementales del derecho y la democracia. Pretenden que la educación sea un complemento de la propaganda oficial de los diversos medios aliados con el poder y un instrumento para reproducir el statu-quo existente, inhumano, inequitativo, corrupto y oprobioso.
Quieren hacernos retroceder a tiempos remotos del confesionalismo en donde los gobiernos de turno imponían su visión unilateral en materia social y política. Quieren impedir la labor pedagógica de enseñar a los estudiantes a pensar, a comprender la realidad que viven, a construir opinión. Detestan el pensamiento critico y niegan que es un medio para fomentar la ciudadanía activa. omiten que el pensamiento crítico es inherente a la educación ya que las sociedades necesitan ciudadanos que produzcan conocimiento, transformen y faciliten su progreso.
Son débiles los argumentos del Exsenador Uribe para acusar a la organización del magisterio colombiano de adoctrinamiento. Enseñar a vivir en democracia, bajo los postulados filosóficos de los derechos humanos es ejercer con responsabilidad la profesión docente. La escuela debe estar conectada y caminar con la vida de sus estudiantes, de las familias, la sociedad y el entorno. Solo quienes aman la ley de la selva, la violencia, quienes tienen ínfulas dictatoriales o mesiánicas consideran como incapaces de pensar a los niños y jóvenes. Les indigna que las personas piensen por sí mismos porque saben que es el primer paso y el más poderos para cambiar el mundo que vivimos.
Por eso menosprecian, maltratan a los jóvenes, a los maestros, a la intelectualidad, a los medios independientes a los movimientos sociales, a la oposición política y a todo aquel que asuma una posición crítica frente a la realidad plagada de injusticias que vivimos.
El adoctrinamiento no tiene lugar en las escuelas que buscan el pensamiento crítico