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Enfoque/ Creado el: 2020-02-26 03:57

Policías y canes: más que un adiestramiento

Rino, es un labrador que llegó hace 5 años a la institución y desde entonces, se ha convertido en uno de sus mayores exponentes a la hora de detectar explosivos y sustancias psicoactivas.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | febrero 26 de 2020

Por: Liz Farfán

¿Alguna vez se han preguntado por qué el perro ha sido catalogado como el mejor amigo del hombre? Pues para los que tengan la duda o aún no crean en esta teoría, los caninos, durante años, han representado fidelidad, lealtad y sobretodo, una compañía invaluable. Esto último, precisamente trasciende de un acompañamiento constante para convertirse en un vínculo que va más allá del afecto. Estos animalitos, sin duda, aunque su propia naturaleza les indique que deben actuar como tal, tienen quizás, las mismas o hasta mejores capacidades para demostrar cariño a sus semejantes, incluso, a los más deshumanizados.

Casualmente, Manuel Cuellar, patrullero de la Policía Metropolitana de Neiva, siendo guía canino y fiel testigo de las distintas características que adoptan estos animales tras su adiestramiento, asegura que no existe mejor labor que adiestre a un ser humano en todos sus aspectos, que trabajar en compañía de un can. Pues desde que desempeña esta labor hace cinco años, su perspectiva hacia las diferentes situaciones que se le pueden presentar en la vida, es mucho más amplia y esto, se lo debe precisamente a su trabajo y desempeño.

Camina a su paso acompañado de un pequeño amigo, que aunque sigiloso y calmado, lo lleva con una trailla o cordón umbilical como acostumbra a llamar al collar por lo que este representa, pues a través de él, le transmite lo que siente; dicho de otro modo, parece que el animal tuviera un chip incorporado que acude a los llamados de alerta que le indica el patrullero. Su fuerte, son los explosivos y su debilidad, los pagos consensuados como acostumbra a ceder la mayoría de las veces. Si él actúa y responde de manera óptima a las órdenes de su guía, la recompensa puede ir desde una expresión de afecto hasta comida, y esta última, es el premio más valioso en términos de incentivos.

Todo un sabueso

Rino, es un labrador que llegó hace 5 años a la institución y desde entonces, se ha convertido en uno de sus mayores exponentes a la hora de detectar explosivos y sustancias psicoactivas. Cuellar, asegura que el mito que existe alrededor de que los canes ingieren este tipo de sustancias para poder detectarlas de una manera más eficiente, no pasa de ser una información ilógica, ya que reitera que el único vínculo que logran tener estos animales con este tipo de sustancias, es a través de un adiestramiento que se divide en fases que ahondan única y llanamente en el comportamiento, donde logran, además, algo llamado discriminación de olores. Por eso, determina que el olfato que pueden llegar a desarrollar los perros, puede ser considerado la característica más potente a la hora de enfrentar una misión importante.

Mientras el canino permanece a su lado, el patrullero constantemente le demuestra su cariño con el fin de fortalecer este laso de amistad. Aunque ahí, no se podría fortalecer algo más. El comportamiento de Rino indica que, más que aprecio, le tiene un gran respeto a su superior y esto se ve representado cuando este se dirige hacia él con una orden. Algo tan simple como un seat que indica sentarse en inglés, es la fiel muestra de que con solo potencializar su voz de mando, el perro acata esta orden con suma obediencia. Lo que demuestra que tanto el desempeño que ha tenido el patrullero como la transformación de Rino, son incuestionables.

Entre las interferencias que genera el radio del patrullero Cuellar, este logra identificar un llamado para asistir una misión; así que le indica a Rino que debe subirse a la patrulla de policía y de un salto, sube al capó para cooperar con el servicio que se presenta en un sector de la ciudad. Campante y tranquilo va en el guacal mientras llega al lugar de los hechos. Baja sin necesidad de una orden y ansioso se dirige hacia una motocicleta que es la que crea sospechas dentro de la comunidad del sector; pues al parecer, generó tanta desconfianza que por eso tuvo que ir Rino al rescate. Olfatea, da vueltas, vuelve a olfatear y finalmente, termina su labor. Por fortuna, para él y su guía, todo resultó falsa alarma.

Cuellar, indica que más allá de una misión de rescate o de vigilancia en los que se ven implicados temas ilegales, la vida de los caninos representa una condición más humana dentro del cuerpo policial, pues estos han potencializado la misma labor que ejerce el personal y además, se han convertido en parte fundamental de sus vidas, de su cotidianidad y hasta de sus propios pensamientos. Por eso, tal y como lo indica el policía, cuando ellos presentan emociones como las de cualquier otro ser humano, inmediatamente el perro las percibe. Y de esta manera, ellos atraen esta misma energía, pero logran catalizarla y transformarla en trabajo que se ve representado en sus actividades diarias.   

Máximo cuidado

Asegura que tanto Rino como los demás caninos dentro de la institución, no son considerados mascotas, sino perros de trabajo; por eso, el cuidado que les brindan es masivo y la mayoría de estos se encuentran ubicados en la estación de carabineros, donde cuentan con un espacio más amplio para poder movilizarse con mayor tranquilidad. Allí, les tienen adecuadas y distintas perreras donde aguardan activos para cualquier eventualidad que se presente. Las razas más destacadas son una Pastor Collie en cabeza de Kira, quien está adiestrada con las capacidades suficientes para obedecer cualquier orden, luego está Hachi, un Golden Retriever que parece gustarle más el juego que obedecer y de ahí en adelante, un par de razas más que cuentan con las características necesarias de adiestramiento.

Y entre juegos y risas por el instinto animal que desarrolla uno de sus canes, el patrullero enfatiza en que no se debe subestimar su labor, ni mucho menos la de los perros; pues tanto ellos como los animales, son seres vivos que tienen diferentes comportamientos y no dejan de presentar conductas que identifican su personalidad. Por eso la paciencia es una de las virtudes que asegura, más debe valorarse y sobretodo, la que más deben potencializar ellos, pues trabajar con perros no es tarea fácil, pero sí, una que genera crecimiento y satisfacción  personal.