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Enfoque/ Creado el: 2016-07-24 06:47

Antropólogos reconstruyen escenario de batalla del Pantano de Vargas

El análisis de imágenes aéreas y la prospección arqueológica, así como la ubicación, excavación y análisis de los restos de los caídos en combate, permitirán tener una versión más real de los hechos acontecidos hace 197 años, en uno de los enfrentamientos más sangrientos de la historia de Colombia.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | julio 24 de 2016

Por: Vanessa Cardona, Unimedios Bogotá

El 25 de julio de 1819 ocurrió lo que ha sido considerado el enfrentamiento bélico más importante de la Guerra de Independencia: la batalla del Pantano de Vargas, un duelo que le permitió a los patriotas abrirse camino hacia Santa Fe y, a su vez, desequilibró a los realistas. Este combate resultó muy violento debido al número de bajas en ambos bandos.

Para tener una versión más real de los hechos, que hasta ahora se presentan confusos e imprecisos, investigadores del Departamento de Antropología de la Universidad Nacional de Colombia (UN) realizan la reconstrucción de esta batalla. Para ello, trabajaron a través de la fotointerpretación y la prospección arqueológica, así como la ubicación, excavación y análisis de los restos de los caídos en combate, contenidos en una fosa común, abierta después de la contienda.

En una primera fase, el equipo de investigación consultó documentos para identificar los actores que intervinieron, los espacios en que se desarrolló la historia y los sucesos que marcaron hitos. También, con la interpretación de fotografías aéreas y mapas topográficos militares de 1919, se delimitó la extensión del pantano, el campo de batalla y las rutas de acceso.

Asimismo, adelantaron un recorrido por los sitios de combate. En este proceso, el profesor José Vicente Rodríguez, director del Laboratorio de Antropología Física y el estudiante de maestría en Antropología, Luis Daniel Borrero, estuvieron acompañados por algunos campesinos, entre ellos Bartolomé Hurtado, quien con sus historias, todavía vigentes, ayudó en la consecución de este trabajo.

En medio del invierno

Desde el angosto valle del pantano de Vargas, el escenario de la batalla tiene cuatro kilómetros de longitud de sur a norte, y kilómetro y medio de ancho de este a oeste. Por el centro desemboca la quebrada de Varguitas, la cual en época de lluvia, junto con el río Chicamocha, inundaban todo el valle y golpeaban el agua de montaña a montaña. Además, solo se podía cruzar en canoa o bordearlo por el oriente, es decir, por el Camino Real, en la actualidad, la carretera Paipa-Duitama.

Dentro de la geografía que rodeaba el lugar sobresalía el cerro de la Guerra (antiguo cerro del Picacho), ubicado en la parte oriental; hacia el occidente todo estaba rodeado de pantano; en la parte sur había dos colinas conocidas como el cerro del Cangrejo o de los Sepulcros; y al noreste emergía el ahora llamado cerro de Bolívar.

Según el profesor Rodríguez, los sondeos realizados entre el cerro de Bolívar y el cerro de Los Sepulcros evidenciaron que esta zona era inestable, pues al momento de las observaciones, el nivel de aguas subterráneas (nivel freático) estaba muy alto. Por lo tanto, se determinó que el escenario de los combates ocurrió a lo largo del estrecho camino colonial.

“El acceso a las zonas de combate siguió el trazado de estas rutas, que se encontraban por la parte alta para evitar el crecido pantano, debido a las intensas lluvias de la época que coincidieron con el fenómeno de La Niña. Era tal el caudal del río Chicamocha que en aquel tiempo alcanzaba los 60 metros de anchura”, destaca el arqueólogo.

Esta información da pistas sobre la actual carretera pavimentada que conduce de Vargas a Paipa, la cual no existía, pues el área estaba inundada para 1819. Además, las condiciones en esa época eran muy precarias, por las inclemencias del clima. De manera que este suceso se desarrolló en medio de un invierno, que exigía atravesar ríos torrentosos.

Proyectiles recuperados

Por medio de la fotointerpretación, los investigadores identificaron los sitios donde transcurrieron los combates masivos. De estos, llamó la atención una porción de tierra, la cual lucía más oscura que su alrededor, al lado de un antiguo canal de desagüe, hacia el suroeste del llano de Barital, que inicia en el cerro del Cangrejo.

Los investigadores aseguran que allí estaría ubicada la fosa común con los restos de los caídos, lo que explicaría el rasgo perpendicular que resalta entre las pasturas por tener un color verde más vivo. Esto fue identificado gracias a las fotografías aéreas y se calcula que mide aproximadamente 9,7 por 45 metros.

Según los sondeos hechos en la comunidad, contiene arcilla gris del antiguo pantano, pero a raíz de las recientes lluvias, el nivel freático aparece a 40 centímetros de profundidad, lo que dificulta el trabajo de prospección arqueológica. 

Pese a las dificultades que surgieron durante la etapa de estudio, gracias a un detector de metales se recuperaron nueve proyectiles en la parte posterior del cerro de La Guerra.

El experto en armas, Daniel Borrero, explica que los balines encontrados son esféricos, un par de ellos fueron impactados (deformados) y el resto está sin impactar. Corresponden a dos calibres diferentes: .69, los cuales pertenecían a fusiles franceses o norteamericanos y .73 para fusiles británicos. También, encontraron un guardamonte de bronce que servía para proteger el gatillo de un fusil británico de modelo comercial y una guarda de espada de caballería española modelo 1796.

“Allí queda por explorar de manera intensiva el área de Barital, como el escenario de los fuertes enfrentamientos entre las caballerías contendientes, que produjeron las mayores bajas de toda la batalla. Además, es la ubicación de la posible fosa común con los caídos”, añade el profesor Rodríguez.

Lo que sigue

En una siguiente fase, de laboratorio, los investigadores describirán los restos, además de clasificar, analizar e interpretar los materiales excavados. De esta forma, será posible una reconstrucción del episodio de la Guerra de Independencia, que si bien ha sido estudiada por historiadores, militares, sociólogos y hasta economistas, no se ha apreciado la labor de otros personajes, entre ellos campesinos, granadinos, indígenas y tropas extranjeras, quienes al final también recibieron balas enemigas.

En la reconstrucción del escenario, los proyectiles encontrados permitirán delimitar las posiciones militares de cada bando, según su tamaño, peso y grado de deformación y ubicación. Además, la excavación de los restos mortales evidenciará las condiciones de vida y las circunstancias en las que murieron los combatientes.

Los investigadores anuncian que con los datos ilustrados se diseñará un mapa de la época, el cual será expuesto en 2019 en la Casa Museo Vargas. Así, luego de 200 años de ese memorable hecho, que influyó en la independización de Colombia, se conocerá una nueva historia, la de las voces de las tumbas.