lunes, 02 de junio de 2025
Enfoque/ Creado el: 2020-03-07 10:51

Mujer, tenacidad en roles diferentes

Colombia, sin lugar a dudas, ha venido avanzando hacia la equidad y la igualdad respecto a los derechos de las mujeres en el ámbito laboral, académico, social y político; pero aún se necesita romper demasiados paradigmas de exclusión y de discriminación. Conozca aquí la historia de cuatro mujeres que han sobre salido realizando cada una de sus profesiones.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 07 de 2020

Por: Catalina Durán Vásquez

Mujer Artillera

El trabajo de la artillería siempre se ha destacado por ejercerlo los hombres, esto debido a que requiere de fuerza y quizás, de muchos riesgos; sin embargo, Diana Alexandra Andrade y como muchas otras mujeres marcan la diferencia. Ella es de Zipaquirá, Cundinamarca, y desde hace 5 años su vida ha estado rodeada de armamentos y helicópteros.

“Yo soy técnico de línea de aviones, estudié esa carrera dos años y medio, hice pasantías en la base de Caman y ahí trabajé tres años con los Hércules y Supertucanas, donde fortalecí la idea de querer ingresar,  porque yo vengo de una familia que ha estado en el Ejército y siempre me han inculcado todo este tema. Recién me gradué me enviaron para la base de Palanqueros en Puerto Salgar, ahí era la única mujer de mantenimiento, entonces me dejaron como tripulante, me encargaba de despachar, de alistar la aeronave, toda la parte técnica para que todo saliera bien y al final, recibirla cuando ya termina su vuelo, en esa línea duré año y medio; luego me enviaron para el taller de estructuras, donde mi especialidad es estructuras, a los dos años de estar en Palanqueros decidí pertenecer al Cuerpo de Vuelos de Helicópteros, ahí me fui para Melgar hacer el curso de Artillera. Soy la segunda mujer Artillera de las Fuerzas Militares, estoy haciendo el curso para ser la primera mujer Tripulante”, manifestó Diana Alexandra.

La Artillera es la persona encargada de todo el armamento del helicóptero, revisa que el armamento este bien, ayuda al tripulante a verificar mecánicamente el helicóptero, cada uno tiene una ametralladora a su lado. Ella siempre va al lado izquierdo y se encargada de operaciones y diferentes misiones.

Diana afirmó que en sus 5 años de experiencia, lo que la marcó como profesional, fue la primera vez que en una operación tuvo que disparar.

“Hace un año tuvimos una operación en Ocaña, yo iba con el tripulante y llegamos a un punto donde nos tocó volar casi toda la noche porque era una operación súper larga y en medio de la operación a las 2 o 3 de la mañana nos tocó disparar; eso marcó mi carrera, porque obvio, uno se prepara para hacerlo, pero nunca uno va a estar listo para hacerlo, pero lo hice muy bien, y la tripulación con la que iba me guió”, relató la Artillera.

Finalmente, ella se siente muy orgullosa de lo que hoy es como mujer, y envía un mensaje a todas aquellas mujeres que les da miedo arriesgarse hacer cosas diferentes, simplemente porque le dicen que eso es un trabajo de hombres.

“Es algo de lo cual yo puedo estar muy orgullosa, porque yo sé que voy hacer como el punto guía para otras mujeres que piensan que uno no lo puede hacer, quizás por el miedo, entonces para mí es muy importante hacer las cosas y ver que detrás de uno hay mujeres que le siguen los pasos, esto no es solo de hombres por alguna razón estamos acá y lo podemos seguir haciendo. Yo quiero decirles a todas las niñas que si lo quieren lo pueden hacer, que se atrevan siempre”, concluyó Andrade.

Mujer Policía

Durante mucho tiempo, especialistas policiales en todo el país han aseverado que incrementar el número de mujeres policías es clave para el éxito de las metas comunitarias de la Policía Nacional  y reducir la brutalidad policial. La policía se refuerza como una profesión masculina y, sin duda, las mujeres han tenido que enfrentar una serie de obstáculos desde los exámenes de admisión, que poseen un referente; centrado en destacar la fuerza más que otras aptitudes, hasta la propia permanencia en la academia y la vida profesional en la calle.

Sandy Nayibe Bastos Cruz es una patrullera de la Policía Nacional oriunda de Cáqueza, Cundinamarca, y cumple funciones como auxiliar de información del CAÍ Leesburg de la ciudad de Neiva desde hace más de un año.

“Yo soy policía hace 10 años y siempre soñé con serlo. Lo intenté dos veces y la segunda logré entrar, me presenté en el año 2008 en la ciudad de Bogotá, porque allá trabajaba, no logré pasar, pero igual no dejaba la opción de volver a presentarme porque siempre he dicho que ser policía es muy bueno tanto para la vida profesional como personal. A finales del 2008 me volví a presentar pero en Villavicencio, ahí pasé y me trasladé para la escuela de Fusagasugá; estuve 9 años en Bogotá ejerciendo como policía y luego pedí traslado a Neiva por mi núcleo familiar, mi esposo también es policía”, dijo Bastos Cruz.

La patrullera es esposa, madre y policía a la vez, ella manifiesta que no es fácil, pero que siempre es una satisfacción cuando entra al turno y puede ayudar a alguien, porque para ella recibir un gracias, o simplemente una sonrisa es muy grato.

“Es muy difícil ser mamá y policía a la vez, pero también, es muy satisfactorio; difícil porque yo tengo mi obligación con mi hijo de 2 años, con mi esposo, con mi mamá y mis hermanos, siempre he sido muy unida a mi familia. Yo me siento orgullosa de lo que soy gracias a mi familia, tengo que dedicarle tiempo a todo y más a la institución que requiere la mayor parte. Mi mayor motivación de ser policía es ayudar a la gente, es muy satisfactorio eso, aunque muchas veces se le sale de las manos a uno los casos, pero es muy satisfactorio recibir un gracias o preguntarle a alguien ¿en qué lo puedo ayudar?”, manifestó la patrullera.

Al ser policía, cada día son experiencias o casos diferentes que ella tiene que afrontar, indica que uno de los casos que marcó su vida, fue una vez que le tocó atender una violación a un menor de 2 años en Bogotá

“Yo me encontraba trabajando en el CAÍ La Aurora, la central me reportó una posible violación de un niño de 2 años que se encontraba en el hospital La Victoria; fuimos hasta allá y efectivamente era un niño de 2 años, la mamá manifestó que había pasado el fin de semana con el papá y que el niño presentaba unas actuaciones no acordes con lo que normalmente era, eso fue muy impactante porque ver que una persona tan ingenua haya pasado por eso, fue muy duro”, sostuvo Sandy Nayibe.

Ella se levanta a las 4 a.m. con su esposo, hacen el desayuno y dejan preparado el almuerzo, la patrullera se encarga de la lonchera, del bolso de su hijo, y le ayuda hacer las tareas y su esposo lo lleva a la guardería sobre las 6:20 a.m.; esa es la rutina de Sandy Nayibe todos los días ejerciendo el papel de esposa, madre y policía.

Mujer directora y guionista de cine

Una mujer del Centro Poblado de La Jagua del municipio de Garzón, durante 7 años ha ejercido su profesión como directora y guionista de cine, se trata de Lony Welter, quien tras haberse formado en Cuba y Suiza, se ha destacado como una de las promesas en la realización de producciones de cine y televisión, y actualmente, está nominada por la realización de una serie televisiva.

“Soy colombo-suiza (mi papá era suizo, mi mamá es colombiana). Mis abuelos maternos eran huilenses. Nací en Garzón, pero viví hasta los 3 años en La Jagua y luego nos mudamos a Bogotá. Siempre mantuvimos la casa en La Jagua y hasta el día de hoy mi mamá vive allá. Mi hermana también vive en Garzón. Estudié Guión 3 años en la escuela de cine de Cuba. Y desde 2013 estoy radicada en Bogotá, donde me desempeño como guionista”, sostuvo Lony.

Esta mujer nunca pensó que algún día iba a escribir para series de televisión, ella sostiene que sí le gustaba escribir, sin embargo,  nunca se imaginó que sería su profesión. Todo sucedió cuando se fue a Suiza con el fin de ser pintora, pero terminó siendo guionista en Cuba.

“Yo quería ser artista plástica, pintora. Me fui a Suiza a estudiar, pero no pasé los exámenes de la escuela de Arte, así que decidí estudiar Historia del Arte, pero tampoco me gustó. Entonces descubrí el cine, por unas clases de Teoría del Cine. Entonces, pensé en que me gustaría hacer cine desde lo práctico, y empecé a averiguar y descubrí que existía el oficio del guionista. Siempre me había gustado escribir, así que busqué una escuela de cine en Latinoamérica, porque quería escribir en mi idioma materno y di con la escuela de Cuba, muy reconocida por su maestro fundador, Gabriel García Márquez. Y desde entonces, sentí que eso era a lo que me quería dedicar”, relató Welter.

Ella ve esta profesión como la vocación que escogió y que le permite contar historias y compartirlas. Sueña con que ojalá cada vez haya más opitas escribiendo historias y colaborando a su profesión.

Mujer dama gris de la Cruz Roja

Los voluntarios como parte integral del accionar humanitario y en cumplimiento de la misión institucional, despliega su labor en diferentes áreas encaminadas a servir a la comunidad, en situaciones de crisis personales, emergencia, conflicto armado, pobreza histórica y/o desastre como también en la cotidianidad, motivada por valores como el altruismo, la responsabilidad social, la solidaridad y el compromiso de aliviar el sufrimiento humano.

María Margeri Gamboa lleva 9 años como dama gris de la Cruz Roja, gracias a una invitación que le hizo una hermana que también es “cruzrojista”.

“Nosotros siempre ayudamos a las comunidades, estamos pendiente de sus necesidades, acompañamos ante cualquier emergencia junto con los voluntarios socorristas. Yo vivo enamorada de lo que hago por los demás, esto es tener vocación y querer ayudar sin esperar nada a cambio; es muy satisfactorio ver la sonrisa de la persona la cual estoy ayudando”, sostuvo la dama gris.

Ser voluntario de la Cruz Roja, es no esperar nada a cambio, pues estas personas no reciben ningún sueldo que los motive a realizar cada día su labor.

“Nosotros no tenemos ninguna remuneración, todo lo que hacemos es porque nos nace, y porque decidimos sacar este tiempito para ayudar alguien”, indicó María Margeri.

Tras 9 años de voluntario Gamboa ha tenido que vivir diferentes situaciones que han marcado su vida, pues ayudar alguien que quizás lo perdió todo es un poco difícil, pero para ella es algo que la enorgullece cada día más.

“Uno de los actos que más me ha conmovido fue hace tres años la avalancha que hubo en Campoalegre, que el río se llevó casi todo; nosotros fuimos llevamos ayuda, hicimos el censo de sus necesidades, el trabajo más fuerte que se hizo fue trabajar en equipo para poderles llevar el agua potable, fue una pequeña ayuda que logramos hacer durante unos días porque ellos necesitaban urgente el agua”, manifestó Gamboa.