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Enfoque/ Creado el: 2020-02-29 12:57 - Última actualización: 2020-02-29 04:45

La Cacica, una mujer que logró salir de la guerra

Duró 18 años siendo guerrillera, hoy por hoy lucha en la vida civil por los derechos de todos los ex combatientes, y su único sueño es ver a su país con más oportunidades e inversión social para poder vivir dignamente sin temer por sus vidas;  se encuentra comprometida con la reincorporación, la reconciliación y la paz.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | febrero 29 de 2020

Por: Catalina Durán Vásquez

Esta es la historia de vida de hombres, mujeres, jóvenes y niños que han tenido que vivir la guerra por diferentes circunstancias, unos porque quisieron, otros porque no les quedo otra opción.

*Cacica, en ese entonces sólo era una muchacha de 14 años cuyo único deseo era estudiar y salir adelante, pero con el obstáculo de no tener dinero para comprar sus útiles escolares, un día empezó a conocer todo lo que era la guerra en la selva, fue ahí donde decidió adentrarse más allá.

Ella, es putumayense, viene de una familia muy humilde de las riberas del Río Putumayo, se crió en medio de un cabildo indígena; la mayoría de su familia es de descendencia indígena.

“Me consiguieron trabajo en un pueblito llamado Piño Negro como ama de casa, cuidaba niños, realizaba los deberes del hogar y pues la parte de la cocina, ya había hecho en mi casa para los trabajadores; mi madre desde los 7 años nos dejaba cocinando sola, yo sabía hacer de comer, pero no era una experta en su totalidad. Para mí fue muy duro ese tipo de responsabilidades, decían que todo el dinero que yo ganaba se lo daban a un familiar para que lo ahorrará. Entonces comenzó a llegar mucha guerrilla, muchos muchachos a comprar la remesa, yo trabajaba por ratos en la tienda, la patrona me dijo que despachara toda la lista que solicitaban, y me puse hablar con ellos, yo quería ingresar, pero conocían mi familia y de pronto se enojaban” contó la Cacica.

En su relato, Cacica cuenta que para ingresar a la guerrilla los jóvenes tenían que ser mayores de 15 años, la Cacica apenas iba a cumplir los 14, ella insistió pero no fue posible que la recibieran, tiempo después llegó otro grupo que no era del sector y no conocían a su familia, sin embargo le dijeron que tenía que ser mayor, ella con sus ganas de ingresar mintió diciéndoles que tenía 16, fue así como logró adentrarse  a las Farc en 1997 y conocer a fondo la situación social en la que ella y muchos niños y jóvenes estaban viviendo.

“Cuando ya finalizamos el curso, teníamos que hacer la hoja de vida, yo me llamaba Yanira* en ese tiempo, allá ellos mismos me hicieron la hoja de vida, me preguntaban todos los datos, nombre de mis padres, donde vivía, todo; tenía que decir datos exactos. Cuando dije mi fecha de nacimiento, descubrieron que había mentido acerca de mi edad, ya había visto otros casos acerca de que echaban a otros compañeros por la edad, pero yo no me quería ir; mi mayor preocupación era que no pudiera seguir más, me imaginaba volver a casa, yo no me quería ir de ahí” expresó la Cacica.

Luego de que les implorará que no la fueran a sacar del grupo, logró quedarse y continuar con el proceso.

“Después de que se inicia la catedra, en donde me explican un sinfín de cosas y en donde exponían la razón de porque había gente pobre, a lo que nos han sometido a vivir, la clase de dirigentes que existían, una proletaria y una capitalista y al darme cuenta en que clase estaba, yo no podía estudiar, comencé a entender un poco la situación social que vivía en el país; estuve casi un año en putumayo, luego ya me dijeron que tiene que ir me para Caquetá”, contó.

Para la Cacica, salir del Putumayo era como salir de Colombia, pensaba demasiado en la salida, ya que no conocía costumbres, y no se quería ir; después de que llegó al Caquetá se dio cuenta de que todo era lo mismo porque siempre permanecían en la selva.

Tiempo después la Cacica se enfermó y le tocó trasladarse al hospital oriental por unos 15 días, cuando salió de ahí un camarada le dijo que iba a iniciar un curso de enfermería, porque ella siempre estaba ahí pendiente cuando alguien se enfermaba, los compañeros creían que un curso de esa índole le iba a caer muy bien.

“Yo quería aprender aplicar inyecciones, sobre los primeros auxilios, en ese curso ingresamos unas 11 personas, duró tres meses y solo cinco camaradas terminaron el curso conmigo, después ya ayudábamos en las cirugías con los compañeros que se herniaban, hasta que se acabó el despeje”, manifestó la Cacica.

Esta mujer terminó sus estudios de primaria y bachillerato en la selva, donde tenía profesores o bachilleres como lo llamaban ellos, le ayudaron con las matemáticas, la gramática, la ortografía, le enseñaron a leer y hoy con orgullo cuenta que es técnica en auxiliar de enfermería.

Trabajó en la guerrilla

La Cacica, en medio de la selva fue instructora de defensa anti aérea, la única del bloque sur que sabía desempeñar esta labor, ella le enseñaba a sus compañeros como defenderse de la aviación enemiga, de las bombas, de los ametrallamientos, además, laboró en algunas emisoras.

“Trabajé haciendo emisoras y como locutora los últimos años, entre los años 2015 y 2016 trabaje en NC noticias un medio de comunicación que surgió en la Habana, ahí trabaje y buen tiempo y a Neiva llegue trabajando en el tema de comunicaciones”, contó la Cacica.

Historia de amor

Y llegó el amor. Todo comenzó “como una bonita amistad”, como lo recuerda Cacica. En aquella época, cuando apenas iniciaba ‘Ramiro’ su proceso de reclutamiento en el 2000, se conocieron porque él era uno de los “bachilleres”, el cariño, que se dio en amistad, creció tanto entre los dos en medio de la selva que ya en 2003 ‘Ramiro’ le envió dos cartas.

“Unas cartas muy bonitas que yo nunca en mi vida había recibido. Él me empezó a molestar y yo, para ese entonces estaba sola pero tampoco quería entablar una relación. Yo tenía problemas personales, entonces le dije que no”, recordó.

Un día que hicieron recogida, le revisaron todo lo que tenían, le encontraron las cartas y ella nunca más volvió a verlas.

Ella cuenta que él, le ha enseñado mucho, no solo en los escenarios propios de la guerrilla sino como pareja y ahora en lo familiar.

“En el 2001, fue profesor de matemáticas de un grupo de nosotros y yo era su alumna. Entonces, aparte de esos espacios me ha enseñado cosas que me han servido en la vida. Ha sido una relación larga, en la que hemos tenido dificultades como cualquier pareja, pero ahí hemos logrado estar juntos”, relató la mujer protagonista de esta historia.

Hoy, Cacica y Ramiro son esposos y padres de dos hermosos niños, juntos trabajan con el fin de algún poder tener lo que siempre han soñado, por lo pronto se tienen en familia, que es el motor de cada día poder ver un nuevo amanecer.

“Aquí en la vida civil estamos en la lucha legal, yo lidero el tema de mujeres, la ‘Asociación de Mujeres Huilenses por la Paz’, hemos hecho juntos pedagogía de paz en el departamento del Huila, y ahora la tarea que me dieron de ser enlace territorial; el, cumple sus tareas y yo las mías, yo le digo que tenemos que recordar que estamos en misión cada uno con sus tareas pero con un mismo objetivo”, indicó la Cacica.

Reincorporación

Ha sido un tema muy difícil la reincorporación; según ella para el Gobierno Nacional no existen garantías de seguridad, ni el apoyo suficiente sobre todo en lo económico.

“En el Plan de Desarrollo Nacional no incluyeron el presupuesto para la paz, nosotros estamos preocupados por eso y actualmente por el tema de seguridad, yo estoy comprometida con la reincorporación, con la paz, con la reconciliación, he venido haciendo eventos en el departamento del Huila” manifestó la mujer.

La Cacica estuvo casi 18 años en la guerra, luego de la firma del acuerdo de paz que se realizó en el 2017, empezó todo el tema de la dejación de armas, ella según cuenta las abandonó en La Carmelita-Putumayo.

En ese momento estaba la Agencia Nacional de Incorporación ARN, seguido de un trámite de papeles para llevar a cabo todo el proceso para reintegrarse a la vida civil.

“Luego nos vinimos para el Huila hacer toda la pedagogía de paz, la idea siempre fue de que esta asociación de mujeres, fuera liderada por reincorporadas para mirar cuales eran esas necesidades, que al final son las mismas de una mujer que se encuentra en la sociedad colombiana, hay algunas que no tienen vivienda, no tiene salud, educación, que no hay una vida digna para las compañeras”, reiteró.

En el año 2019 llamaron a la Cacica para que les colaborara en el territorio para el tema de reincorporación y articular con el Consejo Nacional de Reincorporación donde está compuesto por dos representantes de Farc y dos del Gobierno.

“El objetivo de esto es mirar las necesidades de los reincorporados en cuanto a todo, seguridad, proyectos productivos que es ahí donde más nosotros hemos estado como estancados, no nos aprueban los proyectos productivos; hemos tenido muchas dificultades a nivel nacional y territorial, y los proyectos que se han llevado a cabo en algunas zonas veredales ha sido porque la comunidad internacional los ha financiado”, sostuvo la Cacica.

Seguridad

En los últimos años han sido muchos los líderes y ex combatientes que han sido asesinados a sangre fría y no se ha podido hacer justicia, ella menciona que no se han cumplido los acuerdos de paz, y que la vida y la integridad de ella y de todos sus compañeros están en peligro.

También se pregunta qué está pasando con la sociedad, porque los compañeros han vueltos a las armas, y aun más grave jóvenes se han integrado a estos grupos.

“En el municipio de Algeciras había un grupo de compañeros que hacían parte del ejército, de desminado, ¿por qué se acabó eso? Se acabó el proyecto pero bueno yo digo ese proyecto era por una ONG no por el Gobierno, entonces si se acabó eso porque el Gobierno no continua con estas iniciativas para que haya empleabilidad, más oportunidades porque no solamente los ex guerrilleros están volviendo a las armas si no también los jóvenes de los municipios, eso es falta de oportunidades, hagamos algo…”

La Cacica le propone al Gobierno Departamental que hagan algo en el territorio, que busquen alternativas para que los jóvenes no vuelvan a las armas, ella, ni nadie quiere que vuelvan esas épocas donde siempre había guerra.