lunes, 02 de junio de 2025
Enfoque/ Creado el: 2020-03-26 05:09

Globalización y pandemias

La historia ha demostrado que los virus tienen en el mundo globalizado de hoy un escenario ideal de transmisión y que, si son virulentos y altamente contagiosos, pueden provocar pandemias si no se les ataja cuando acaban de aparecer. Por eso, desde hace años la OMS ha llamado repetidamente a los países a estar preparados con una infraestructura de salud sólida, un plan de respuesta nacional y un fortalecimiento de capacidades sanitarias, así como una población educada para las contingencias de salud.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 26 de 2020

La Organización había advertido de la certeza de una próxima pandemia de gripe, cuya hora de llegada no se podía estimar.

En la situación planteada por el COVID-19, además de desarrollar un plan de acción y emitir recomendaciones trabajando con expertos de todo el mundo en la materia, esta Organización ha llevado la batuta de la información veraz, actualizada y constante para combatir los mitos y creencias erróneas.

La experiencia acumulada por la agencia de la ONU ha sido clave para su labor en el escenario planteado por el COVID-19. Ésta no es la primera crisis cuya respuesta lidera; sin embargo, quizá se trate de la más difícil en sus 72 años de existencia.

La historia

Oficialmente, la fundación de la Organización Mundial de la Salud fue el 7 de abril de 1948, pero su formación empezó a discutirse desde abril de 1945, cuando los diplomáticos de 45 países se reunieron en la Conferencia de San Francisco para crear la ONU. En ese foro, al abordar el tema referente de la sanidad, los delegados plantearon el establecimiento de un organismo mundial dedicado a la salud.

Ya antes de su existencia, a mediados del siglo XIX, los países de Europa occidental se dieron cuenta de que la salud internacional era un área que precisaba regulación y estrategias para responder a las emergencias y amenazas pandémicas que suponía el advenimiento y popularización de los barcos de vapor y el ferrocarril, que agilizaron el comercio y facilitaron el tránsito de personas, pero también de enfermedades.

El cólera, la fiebre amarilla y la peste bubónica fueron algunas de las plagas que viajaron grandes distancias, llegando de las colonias y los países pobres a los centros imperiales de occidente.

En 1851, Francia organizó en París la Primera Conferencia Internacional de Sanidad para hablar del cólera, un mal llegado de Asia que encontró el terreno perfecto en los centros urbanos europeos, caracterizados por su falta de higiene y agua limpia. De esa reunión surgió el acuerdo de diseñar un sistema de cuarentena marítima y se formó una red de médicos, investigadores y diplomáticos para elaborar métodos de desinfección en los puertos y navíos. 

A ese cónclave siguieron varios más y en el séptimo de ellos, celebrado en 1892 en Venecia, se aprobó una serie de protocolos sanitarios para el Canal de Suez, que desde su apertura, en 1869, había acelerado aún más la navegación comercial y de pasajeros. Ahí se asumió también el compromiso de los países de notificar a los demás sobre los brotes de cólera y se reconoció ampliamente de crear una dependencia internacional que funcionara como un centro para el intercambio de información sobre epidemias.

Agencias antecesoras

En 1903 durante la celebración en París de la undécima Conferencia, se abordó la posibilidad de crear una agencia internacional especializada en la salud y cuatro años más tarde, en 1907 en una reunión en Roma y con doce países firmantes, se estableció la Oficina Internacional de Higiene Pública, que podría considerarse una de las antecesoras de la OMS. 

El objetivo principal de la nueva Oficina, con sede en París, fue recopilar e informar a los Estados signatarios los hechos y documentos relacionados con la salud pública, especialmente los relacionados con enfermedades infecciosas, así como las medidas tomadas para combatirlas. La Oficina era financiada por los países participantes y no tenía poderes ejecutivos sobre ellos.

La Oficina no hacía trabajo de campo, aunque con el tiempo llegó a hacer investigación de algunas enfermedades y a publicar un boletín mensual. Desde luego, y aunque no estaba escrito, la misión de la Oficina era proteger, sobre todo, a los Estados europeos signatarios de las enfermedades infecciosas que pudieran llegar de fuera.

El trabajo de la Oficina continuó hasta la llegada de la Primera Guerra Mundial, que la obligó a suspender sus operaciones, aunque mantuvo la publicación de su boletín.

Mientras tanto, en el continente americano se había constituido en 1902 la Agencia Panamericana Sanitaria, antecesora directa de la que hoy es la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que estaba vinculada a las autoridades de sanidad estadounidenses, contaba con un presupuesto muy pequeño y sólo daba acceso a ciertos países latinoamericanos.