El Protocolo de Montreal para proteger la capa cumplió 32 años
La evidencia científica fue clave para gestar este exitoso tratado global, el cual desde 1985 alerta sobre el deterioro de nuestra también conocida ozonósfera.

Ayer 16 de septiembre se cumplieron 32 años de la firma del Protocolo de Montreal sobre sustancias que agotan la capa de ozono.
En conmemoración se celebra el Día Mundial del Ozono La ciencia ambiental hizo que sucediera y que décadas después el problema esté en vías de solución.
Científicos británicos del Natural Environment Research Council (NERC) y el British Antarctic Survey (BAS) —Joe Farman, Brian Gardiner y Jonathan Shanklin—, dieron la alerta a través de la revista Nature en 1985. Observaron grandes pérdidas de ozono sobre la Antártida, señal de un peligroso adelgazamiento de la capa de ozono en todo el mundo.
La investigación atmosférica posterior demostró el efecto de los gases artificiales sobre la capa de ozono y las consecuencias para la salud del ser humano, ya que los rayos ultravioleta del Sol podían así penetrar la atmósfera más fácilmente.
En recuperación Con esta evidencia, los gobiernos de todo el mundo tomaron medidas y crearon el Protocolo de Montreal de 1987, que fue firmado el 16 de septiembre.
El protocolo, junto con otros instrumentos legislativos adicionales, ha garantizado la eliminación rápida de las sustancias que agotan el ozono. Fue el primer tratado de la ONU que alcanzó ratificación universal.
Después de 32 años, el Protocolo de Montreal continúa siendo ejemplo de una acción global exitosa para abordar un problema medioambiental mundial.
De acuerdo con la última evaluación científica del agotamiento del ozono completada en 2018, partes de la capa de ozono se han recuperado a una tasa de 1-3% por década desde 2000.
Cómo se produce
El agujero de ozono antártico es causado por cloro y bromo en la atmósfera, que provienen de clorofluorocarbonos (CFC) y halones. El agujero mismo comienza a formarse cuando la luz solar regresa al final del invierno antártico, y alcanza su mayor extensión cada septiembre, antes de desaparecer de nuevo a mediados de verano.
La cantidad de sobrecarga de ozono debe seguir un patrón estacional regular. Esto es lo que ocurrió durante los primeros 20 años de las mediciones de BAS, pero a finales de 1970 se observaron claras desviaciones.
En cada primavera sucesiva la capa de ozono era más débil que antes, y en 1984 estaba claro que la estratosfera antártica estaba cambiando progresivamente. El ozono estratosférico se mide en las estaciones de investigación de Halley y Rothera.
Las mediciones diarias del ozono se toman como parte del monitoreo a largo plazo, que es financiado por NERC. En Halley, las mediciones se toman siete veces al día en la temporada de verano, cuando el sol está lo suficientemente alto para hacerlo.
Las mediciones de ozono de la Estación de Investigación de Halley, que se han registrado desde 1957-58, condujeron al descubrimiento del agujero en la capa de ozono en 1985.
Cambio climático, para salvar la Tierra
Gracias a los resultados del Panel de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal, los científicos han demostrado los efectos que se producen cuando las naciones logran establecer límite en la emisión de contaminantes que afectan al planeta, algo que actualmente se busca con el Acuerdo de París y el cambio climático.
La evaluación científica, dicen los autores de este reciente estudio, ofrece una visión del papel que debe tener el Protocolo en las próximas décadas, cuando se cumplan los plazos para dejar de usar ciertos productos y entre en vigor la Enmienda de Kigali, aprobada en 2016.
Ratificada hasta ahora por 58 países, esta enmienda, que entrará en vigor el próximo 1 de enero, requiere que los países reduzcan la producción y el consumo proyectados de hidrofluorocarbonos (HFC) en más del 80% durante los próximos 30 años.
Para los autores de la Evaluación, "es posible evitar hasta 0,5°C de calentamiento global este siglo a través de la implementación de la Enmienda" y se reafirma su "importancia crucial" en los esfuerzos por mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2°C.
El científico estadounidense David Fahey, copresidente del Panel de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal, indica que los resultados del último estudio "resaltan la importancia de un monitoreo continuo a largo plazo de los HFC en la atmósfera a medida que la Enmienda de Kigali comienza a afianzarse".
Los hallazgos se producen poco después del lanzamiento de un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que concluyó que "sólo quedan doce años para limitar el calentamiento global en 1,5 °C" y que un mayor aumento en las temperaturas globales causará "un impacto cada vez más extremo en la vida humana y en los ecosistemas", advierte el mismo comunicado.
"Las emisiones de dióxido de carbono siguen siendo, por mucho, los gases de efecto invernadero que impulsan más el calentamiento global. Pero también podemos ayudar a enfrentar el cambio climático al reducir otros gases, incluidos los HFC.
Cada contribución es importante", explica el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, antes del encuentro en Quito.