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Dominical/ Creado el: 2015-07-12 08:00

“Las FARC son una fuerza regresiva”, dice el senador Bustamante, ex m-19

Everth Bustamante, uno de los fundadores del movimiento 10 de abril, participa hoy en día en el Centro Democrático. Una mirada sobre el conflicto armado en el país visto desde las dos caras de la moneda.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | julio 12 de 2015

ÉDGAR ARTUNDUAGA

Diario del Huila, Bogotá 

Aunque fue uno de los fundadores del movimiento guerrillero M-19, alzado en armas contra el Estado, Everth Bustamante milita en el Centro Democrático, nada menos que en el uribismo, totalmente en la otra orilla del espectro ideológico. Y se siente a gusto, como lo expresa reiteradamente.

Este país –dice- ha sido demasiado polarizado, demasiado confrontacional. Jaime Bateman planteaba la posibilidad de unir a sectores de diferente origen político dentro de un proyecto nacional de construcción de institucionalidad democrática.

En su opinión, tenemos la posibilidad de recuperar la paz y la tranquilidad por la vía de fortalecer y garantizar que las armas sólo las usa el Estado en representación de la sociedad.

“Lamentablemente el país se ha desbocado por el camino de la violencia, y quienes estuvimos en ella tenemos que demostrar que sí es posible ese encuentro, el entendimiento, y rehacer la institucionalidad del país con la participación de todos los sectores. Ese es el fondo del asunto”.

-Qué piensa sobre las FARC y el proceso de paz?

Las FARC son una fuerza regresiva que representa un pensamiento del pasado, propio del conflicto de la Guerra Fría que dominó sobre todo la segunda parte del siglo pasado. No se ha entendido la nueva realidad colombiana y se ha tomado como norte la violencia, como columna vertebral de un supuesto proyecto político, la violencia. Y Colombia ha tenido violencia durante dos siglos.

Por eso la unión de los colombianos tiene que ser para derrotar la violencia. La paz en esencia, en el fondo, es buscar derrotar la violencia, la violencia de todo origen, la violencia que nos queda como rezago del narcotráfico y del paramilitarismo, la violencia que sigue vigente parcialmente de la guerrilla de las FARC y del ELN, y por supuesto, la violencia propia de la criminalidad de las bandas criminales que afectan cotidianamente al ciudadano común y corriente.

La unidad de los colombianos debe girar alrededor de eso, no solamente de modelos de negociación de paz que están demostrando su fracaso, como ya lo empieza a reconocer el propio jefe de la negociación por parte del gobierno en la mesa de La Habana. Eso hay que replantearlo para buscar un mayor consenso de los colombianos alrededor de la salida respecto de la confrontación.

¿Qué hacer, qué recomendación tiene usted?

No se puede continuar dándole una plataforma de esa magnitud a las FARC, propaganda a nivel nacional e internacional. Creo que nunca antes en la historia de las FARC ni en los últimos 50 años de la violencia en Colombia una fuerza al margen de la ley había tenido semejante audiencia. Lo primero que hay que hacer es cortar ese escenario que el propio gobierno le ha creado a las FARC.

En muchas partes del mundo creen que las FARC son una fuerza que reivindica la justicia social en Colombia, sin dimensionar el daño ecológico que le han hecho al país, afectando a los sectores pobres, especialmente de la costa del pacífico. Ha habido despojo de la propiedad de la tierra de los campesinos, tanto en la violencia paramilitar, de los narcos y los guerrilleros.

El gobierno no puede seguir patrocinando la tribuna internacional que hoy tienen las FARC, mientras siguen ejerciendo tanta violencia. Hay que empezar a tomar ciertas medidas inmediatas, cortarle ese espacio de propaganda a nivel mundial. Es necesario que las FARC demuestren que están cesando sus actividades violentas mediante la concentración en uno o en varios lugares del territorio nacional, bajo supervisión internacional.

Es necesario que el gobierno haga un examen, que consulte mucho más a los distintos sectores sociales, económicos y políticos del país. Hay que dialogar y concertar más hacia adentro del país y ser mucho más exigentes en relación con quienes están en la mesa en La Habana.

¿Hay que “apretar” más a las FARC y de qué manera?

Por supuesto que sí. La paz no se logra simplemente en la mesa de negociación.

Mientras que alguien por fuera de la ley esté armado hay que ejercer la presión que corresponde. El monopolio legítimo de la fuerza corresponde al Estado en representación de la sociedad, y aquí se está haciendo una concesión muy alta a las FARC.

Yo he llegado a la conclusión, después de haber militado en mi juventud en la izquierda, de haber sido uno de los fundadores del movimiento 19 de Abril, que debemos aceptar todos que el Estado es el que usa legítimamente la fuerza con las garantías para los ciudadanos y el respeto a los derechos fundamentales, para que no haya extralimitación por parte de la fuerza pública ni de los jueces.

Si los colombianos no hacemos una gran concertación alrededor de cómo restablecemos y reconstruimos institucionalmente el país alrededor de ese tema, pues aquí va a seguir prevaleciendo la violencia seguramente durante muchos años.

¿Cómo le ha ido en el Congreso?

El Congreso es una institución que tiene bastantes vacíos, pero como senador del Centro Democrático estamos haciendo el esfuerzo que corresponde de adelantar la labor propia que señala la Constitución… de control político, de presentación de proyectos, por supuesto en condiciones de adversidad porque el gobierno con la mermelada permanente busca bloquear nuestra actividad.