‘La música no tiene estratificación social’
Para Pablo Andrés Suárez Escobar, director de la Banda Sinfónica de Vientos del Huila, los gustos musicales de las personas no deberían relacionarse con su posición económica o capacidad intelectual.

¿Por qué vivir de la música?
Porque en la música encontré motivación, pasión, satisfacción y tranquilidad. Yo me levanto todos los días feliz porque no voy a trabajar, sino a vivir la música.
En su familia no hay músicos, ¿entonces de dónde nace esa pasión?
Eso fue gracias a la profesora Olga cuando estaba en segundo de primaria. Ella hizo una convocatoria para conformar el coro de la escuela y ahí nació esta pasión. Además, mis papás siempre me animaron para que lo hiciera.
¿O sea que además de dirigir la banda, también canta?
Pero en la ducha (risas). Todo músico debe aunque sea entonar y aunque mi carrera empezó en el coro de la escuela, nunca me he parado frente a un auditorio como solista. Para eso se necesita mucho nivel. La voz es un instrumento, como cualquier otro, que hay que estudiarlo y tener una disciplina bastante exigente. Además, yo soy bastante tímido como para encarar al público; por eso es que prefiero dirigir la banda y darle la espalda al público, en el buen sentido de la palabra.
¿Cuál es su música preferida?
Escucho de todo, aunque tengo inclinación por el bolero por su riqueza orquestal y poética, también por la salsa, el jazz, la música del periodo barroco y un género llamado de la música del mundo. Eso no quiere decir que siempre las esté escuchando. Por ejemplo, en diciembre también escucho la parranda, o música de emisora durante las labores cotidianas o cuando estoy manejando. Uno no se puede cerrar porque se pierde de la evolución del mundo, hay que estar abierto y escoger qué es lo mejor para nuestro gusto.
¿La música tiene estratificación social?
No, la música no tiene estratificación social. La política social y el entorno son los que se han encargado de estratificarla. Por ejemplo, quien escucha música clásica, así no sepa de qué se trata, es estrato seis; quien escucha jazz es del cinco o cuatro; los boleros, la salsa y la música de planchar para los de estrato tres o dos, la música popular o arrabalera es para los del uno. Es una pirámide que la gente se ha inventado para categorizar, pero cada quien es libre de escoger qué escuchar, y no se debería etiquetar a la gente por ello.
¿Por qué cree que existe esta pirámide en la música?
Si hubiera suficientes escuelas de música y estas aprovecharan para abrir ese abanico de posibilidades para la gente, todo el mundo aprendería a escuchar toda clase de música. Se acabaría esa clasificación de acuerdo a la posición económica o a las capacidades intelectuales.
¿Qué piensa usted de la música popular?
Es la música que describe la cotidianidad del campesino, del trabajador. No tengo el derecho de hacer, como hacen muchos, de estigmatizar o criticar esta forma de expresión. Si se vende y gusta tanto es porque también tiene su magia. Es música que está bien hecha, y seguramente si yo me pusiera la tarea de hacerla, no me quedaría tan bien.
¿Por qué cree que la gente estigmatiza este género?
Porque somos personas que copiamos todo lo que viene de afuera. Por ejemplo, lo que nosotros llamamos música clásica, no es más que música muy tradicional europea, es música popular.
¿Cuál es su banda sonora favorita?
‘La vida es bella’ porque utiliza música muy bonita y la orquestación, sin ser extraordinaria, es encantadora. Me fascina por el contexto de la obra y su música.
También me gusta la de ‘Gladiador’, de Hans Zimmer, y John Williams por lo que hizo, por ejemplo en ‘E.T.’ o ‘Star Wars’, que fue maravilloso.
Se acerca la temporada sampedrina. ¿Es aburridor tocar cientos de veces el Sanjuanero Huilense?
Eso se pudiera pensar, pero como quienes lo bailan no son las mismas personas. Es mi deber hacer que cada sanjuanero tenga una esencia para quien lo está bailando, y si yo le resto importancia a mi función en ese momento no va a haber esa conexión mágica entre la banda y la candidata, y sería más fácil poner a sonar un CD. Yo no puedo jugar con la suerte de las reinas y aburrirme con un sanjuanero y con otro no. A cada uno debo ponerle el mismo amor.
¿Sabe tocar muchos instrumentos?
Como director de una banda debo tener nociones de cómo se toca cada instrumento, pero un buen músico no es quien toca más instrumentos, sino el que lo hace mejor con uno solo.
¿Pero cuáles sabe tocar?
El piano y la flauta traversa. Pero para mí el mejor es la flauta traversa, y la toco de vez en cuando.
¿Ha dedicado canciones?
Claro. Hace dos años hicimos una gala del amor con músicos huilenses, y en pleno concierto le dediqué a mi esposa la canción ‘Hasta mi final’ de Il Divo.
¿Y ha dado serenatas?
Increíble pero no (risas). Mi esposa me reclama que siendo yo un músico nunca le haya dado una.
¿De qué manera le llega la banda sinfónica a los huilenses?
Hemos tratado de quitar la barrera que siempre existe entre el público y la banda. La estrategia de la dirección ejecutiva y artística de la banda sinfónica es acercarnos más a las personas y crear repertorios con música con la que la gente se identifica cotidianamente. Hace un mes dimos un concierto para habitantes de la calle con canciones de su gusto y fue una experiencia maravillosa. Fue muy bonito verlos felices y agradecidos.
Perfil
Nació en Manizales. Es el único músico de su familia. Su carrera musical empezó cuando tenía seis años en la Corporación Rafael Pombo de la capital caldense. Además, hizo parte de la banda de su colegio durante la secundaria. Paralelamente ingresó al Conservatorio de Música de Bellas Artes en la Universidad de Caldas, en donde tocó piano y flauta traversa y posteriormente obtuvo su título profesional en música. Fue profesor de la Escuela de Formación Musical de Tocancipá.
Perteneció a la Banda Municipal de Manizales en calidad de flautista, fue asistente de director de la Banda Sinfónica Juvenil de Caldas e hizo parte de la Red de Escuelas de Música de Medellín, de la Banda Sinfónica Seminario Redentorista de Manizales, una de las más galardonadas del país.
Su llegada al Huila se dio luego de ganar la convocatoria abierta para elegir director de la Banda Sinfónica de Vientos del departamento.
Está casado con la caldense Alejandra Agudelo y tiene una hija de nueve meses, llamada Renata.