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Urbanismo y poblamiento de la ciudad de Nuestra Señora de la Concepción en el siglo XVII

Las fuentes documentales señalan cómo la ciudad de “Nuestra Señora de la Concepción” en el valle de Neiva inicia lentamente su urbanización a partir de la cuadrícula española.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | mayo 31 de 2015

HUMBERTO MONTEALEGRE SÁNCHEZ

Especial para Diario del Huila, Neiva

Para Fabio Zambrano la idea de lo soñado por España es la del orden por lo urbano. Así España domina el territorio y las sociedades conquistadas con la creación de las ciudades, villas y poblados.

Ubicación de la ciudad

La ubicación del espacio urbano desde el periodo colonial se da siguiendo la tradición de las fundaciones en los pueblos, villas y ciudades en el Nuevo Reino de Granada, es decir, en sitios donde en principio se garantizara el abastecimiento de agua o las condiciones que compendió el padre Simón “ser limpio y acomodado de leña, madera, agua y piedra (…), después de la sanidad, que se requiere para las bien acomodadas poblaciones”. Por ello, Ospina funda la ciudad entre la quebrada del Oro (así la bautizó por encontrar allí oro de aluvión), río las Ceibas y río Magdalena, limites estos, traspasados desde décadas atrás por su desarrollo urbanístico. Ahora en la ubicación de la ciudad, Ospina probablemente consideró de gran importancia la cercanía al río Magdalena, cuyo puerto facilitaba el transporte fluvial y, por ende, la comunicación con otras ciudades como Honda y Cartagena en el mar Atlántico. No obstante, para Reynel Salas su ubicación en las tres terrazas, entre el río y la cordillera Oriental, se dio por razones de seguridad y defensa de la ciudad en un eventual ataque del enemigo. Dichas terrazas corresponden al  primer plano donde se encuentra el actual centro de la ciudad, una segunda en los llanos de Avichinte (barrios El Altico, Campo Nuñez y Calixto) y la tercera en los llanos de El Chaparro (barrios Las Brisas, Las Palmas y todos los desarrollos urbanísticos del oriente).

Traza e inicios urbanísticos de la ciudad

Las fuentes documentales señalan cómo la ciudad de “Nuestra Señora de la Concepción” en el valle de Neiva inicia lentamente su urbanización a partir de la cuadrícula española. La traza que establece Ospina la realiza 10 días después de su fundación, así lo evidencian las fuentes documentales. “En dos días del mes de junio del dicho año (1612), el dicho (…) hospina, justicia mayor (…) fue al sitio donde tiene fundada la dicha ciu(da)d (…) para dar la forma y orden y traca (sic) de la poblazon y con una cabuya que tenia treinta y tres pies hizo yr  midiendo  y cuadrando la plasa que a de tener la dicha ciu(da)d a la qual dio diez cabuyas que son trescientos y treynta pies por cada frente (…) de la dicha plasa quebrada; y luego por cada lado añidió treynta y sinco pies para las calles y desta forma quedo cuadrada la dicha plasa y mando que cada quadra de las que se fueren dando  y poblando sean de la misma medida de a trescientos treynta pies  quedando (a)demás desto el güeco de las calles de a treynta y sinco pies de forma que cada quadra a de tener quatro solares cuadrados y cada solar a de ser de ochenta y un pies y medio (…) dando a los vecinos de la dicha ciu(da)d (…). Como testigo  (estaba) Joan Bautista Cortés, Regidor de Santafe (…)”.

Este trazado del nuevo pueblo de Neiva es un indicio de su germen urbano. Ahora las primeras construcciones realizadas en el marco de la plaza se dieron posiblemente con el apoyo de Diego de Ospina, quien utilizara mano de obra indígena y esclava, en tanto, la fundación de Neiva “había sido hecha con indios Moscas (muiscas) y Panches y con 35 esclavos, más los vecinos blancos. (Ospina) para consolidar la fundación, pidió fomentar el dicho pueblo nuevo con esclavos buenos, indios vecinos”. Así como establece el puerto. Juan Pardo Osorio señala en 1628 que ”en el puerto de Neiva todos los mercaderes que venían de los reinos del Perú encontraban el avío necesario de canoas, balsas o cabalgaduras y bastimentos (maíz, carne, bizcochos y jamones) para proseguir su camino ya por el río o por el camino real”. Por esta época el gobernador Ospina mantenía “dos canoas en el puerto de Neiva”.Ospina fue el primer empresario colonial del transporte fluvial por el río Magdalena en esta provincia, cuyas embarcaciones con la ayuda de los bogas (esclavos e indígenas) hacían en principio el recorrido Neiva – Honda y viceversa.

Para Clavijo la fundación de un tipo de ciudad como la de Neiva, es poco común en las colonias españolas, por haber sido plaza de armas, estar ubicada en la frontera amenazada por los indios de guerra y como puerto fluvial y terrestre  de un camino real de importancia estratégica para el comercio colonial, considerado uno de los más importantes circuitos  comerciales del mundo  hispánico colonial, apoyado por actividades productivas como la ganadería y la minería. Neiva se convierte en capital como sede político-administrativa de la provincia en 1614. En efecto, primero se fundó la ciudad y después se erigió la gobernación.  En los documentos de 1612 Ospina, como justicia mayor, al fundar la ciudad de Neiva, manifiesta que esta  “se pone debaxo de la rreal  corona y de la gobernación del dicho  nuevo rreyno de granada y de la rreal audiencia (…)”. El gobierno de la provincia lo capitulará el Capitán Diego de Ospina con Juan de Borja en 1614, lo que quiere decir, que la creación de la provincia de Neiva, Timaná y Saldaña no se dio en 1610, como lo señala la historiografía tradicional.

Incidencia de la Iglesia en el lento poblamiento de la ciudad

La ciudad empieza con un incipientemente crecimiento poblacional. En la representación del 26 de junio de 1620, ocho años después de su fundación,  el gobernador Diego de Ospina señala “que el pueblo nuevo de Neiva tenía por entonces, más de 200 personas y el consuelo espiritual y temporal para cualquier pasajero”. En 1628 Ospina al referirse a la fundación y conservación de la ciudad de Neiva, señala que “la Iglesia se encontraba adornada gracias a la mucha cantidad de pesos de oro que había gastado en ella”.   En la simbología urbana según Zambrano, el templo con su campanario, ocupaba un lugar primordial, a tal punto que cuando se fundaba un poblado, lo primero que se erigía era la iglesia con su  campanario.  De ahí que para Hernán Clavijo la naturaleza de la ciudad de Neiva fundada por Ospina, se caracterizó por un patrón de poblamiento dominante que redujo la ciudad a un espacio centrado en el culto religioso. Este transcurrir de “vivir en policía y a son de campana” era el embrión de la vida urbana en el naciente poblado neivano. En principio, esta era una fundación teórica, en tanto, hubo de pasar años y décadas para que el vecindario se estableciera en la nueva población, en un singular ambiente rural.

En las declaraciones de testigos del primer juicio de residencia tomado al gobernador Ospina en 1628, Pardo Osorio, señaló que “(…) la vecindad de las gentes en la ciudad era pendular: (…) aunque están de asistencia de ordinario en el dicho pueblo van y vienen a él a lo que se ofrecen y las semanas santas y en otras ocasiones se suelen contar todos en el dicho pueblo (...)”. Esta fuente da a entender que buena parte del vecindario residía en las estancias y hatos ganaderos del distrito de Neiva. En el interrogatorio que el gobernador Ospina presentó a la Real Audiencia de Santafé en 1628,  hace relación al cambio o transformación que produjo la fundación y poblamiento de Neiva. “(…) se han poblado en todo el dicho valle hasta lo que toca a la jurisdicción de Timaná 47 hatos de ganado vacuno yeguas, crías de mulas y ganados menores (…) ay hoy más de 40.000 cabezas de ganado vacuno y casi 200 mulas de cría”. Luis Pérez de Frías, residente en la ciudad, afirma que “para esta época el ganado de Neiva ya abastecía de carne a las ciudades de Santafé, Mariquita y las minas de plata de las Lajas”.  Los hacendados de Neiva desde finales de la década del veinte el siglo XVII hasta mediados del XVIII fueron los mayores abastecedores de ganados vacunos en Santafé, también proveían  los mercados de Popayán e incluso Quito.

En efecto, el desarrollo físico de Neiva, entendido éste como el resultado de la intervención del hombre en el territorio, y su forma de adaptarse, no tuvo mayor crecimiento en sus primeros tiempos. Siempre existió un ambiente más rural que citadino.La población de la incipiente ciudad de Neiva a mediados del siglo XVII continuaba siendo muy reducida. A ello se agregaba la desmembración de los territorios de la nueva villa de Purificación fundada en 1664, que afectara aún más, el débil poblamiento. De ahí que los procuradores de Neiva adujeran las prolongadas ausencias de sus vecinos, en parte, a las secuelas que había dejado la segregación de la mitad y más de su jurisdicción  y vecindad para la fundación  que se había hecho de la villa de Purificación, lo que indudablemente, disminuyó la población de su territorio.

Las quejas del cura y el procurador

Las quejas del cura de Neiva hacia 1684 por “la falta de gente en las procesiones de Semana Santa y en la fiesta patronal”, así como las del procurador Jacinto de Motta “porque esos vecinos no construían casas en Neiva, ni mantenían vecindad en ella”,  hacen pensar que la ciudad de Neiva seguía siendo muy despoblada a fin de siglo. En efecto, la ciudad tuvo un crecimiento sumamente escaso en el siglo XVII, por cuanto, sus pocos habitantes preferían vivir a las afueras del embrionario asentamiento, administrando sus propiedades. Los hacendados y estancieros evitaban dejar sus unidades productivas solas, especialmente, por el temor a ser asaltadas y destruidas, en particular, por los naturales, aunque en sus disculpas, se refirieran a las distancias y topografía, los costos del viaje y los robos. Así lo daban a conocer los vecinos ante el procurador alegando: “lo caudaloso de los ríos que debían cruzar para llegar a Neiva a participar en las fiestas, las distancias a que se encontraban (…), la escases de los recursos para costear el viaje de sus familias y los riesgos de perder sus haciendas al dejarlas solas mientras venían a estas celebraciones”.

La ciudad a fin de siglo

Los datos de archivo disponibles sobre la parte física de la ciudad de Neiva a finales del siglo XVII comprenden “la existencia de la Iglesia, unas cuantas casas de los vecinos principales y una calle real en la cual se concentraban las tiendas de los comerciantes y mercaderes, la casa de bahareque que servía de cárcel y, entre otras, las casas de tapia y teja de los propietarios de las haciendas de Ambicá y Pacarní” (y escasos ranchos pajizos a su alrededor).

Las fuentes documentales estudiadas infieren un crecimiento urbanístico y poblacional sumamente lento de Neiva durante el siglo XVII, incluso en los siglos XVIII y XIX. Tres siglos después de su fundación la ciudad según censo de 1912, tan solo contaba con una población urbana aproximada de 10.000 habitantes, mientras un siglo después, es decir, en el año 2012 se censaron 315.857 personas, crecimiento poblacional 31 veces mayor. Neiva hacia 1912 era entonces, como el municipio de San Agustín del 2005, que contara para la época en su zona urbana con 9.912 habitantes, según el DANE.

Neiva pasó de un poblado poco habitable en los primeros siglos a ser una ciudad bastante poblada en los últimos decenios, a pesar de sus problemáticas sociales, ambientales y viales. Sectores sociales  de estratos altos y medios opinan que la ciudad es un “buen vivero”, por la calidad de vida de sus habitantes que han dado los proyectos de desarrollo urbanístico, entre los cuales se destacan los servicios prestados por los nuevos  centros comerciales de firmas regionales y  nacionales, además por ser una ciudad aún pequeña que facilita el desplazamiento para el desarrollo de las actividades cotidianas. En Neiva se tiene hoy por hoy, una sobreoferta de vivienda, siendo una de las ciudades de mayor crecimiento del sector de la construcción en el país.