Una vida digna para los últimos años
La semana pasada por medio de la Personería de Neiva se logró el restablecimiento de cuatro adultos mayores, lo cuales se encontraban en condiciones lamentables.

El grado de indolencia y en muchos casos de abandono a los que se somete a las personas de la tercera edad en nuestra sociedad, es algo que se ha ido incrementando en los últimos años y deja mucho que desear acerca del grado de deshumanización por parte de la comunidad en general.
No todo son malas noticias e indiferencia, en la ciudad de Neiva se ha venido adelantando desde hace ya algún tiempo, una jornada de acompañamiento a varios abuelos en diferentes asentamientos o barrios de la ciudad, inicialmente con el objetivo de llevar a cabo la restitución de los derechos de estas personas de la tercera edad.
Jesús Andrés Vargas Gutiérrez personero encargado de la ciudad de Neiva, quien ha acompañado y gestionado la jornada, manifestó que partiendo del lema que identifica la personería el cual es: “humanizamos tus derechos”, han venido realizando visitas a diferentes asentamientos en la ciudad, en donde lo que más se puede visibilizar es la situación de descomposición social que desafortunadamente existe, causado por diferentes aspectos como la violencia y la falta de oportunidades.
“Nosotros tenemos un programa que se llama Tejidos de Neiva, por medio del cual buscamos que la comunidad víctima de la guerra, venga, se presente a la sociedad y se integren a ella para que así, puedan buscar la manera de que sus derechos no se vean menoscabados, que trabajen, que tengan oportunidad de acceder a la educación y que sepan que no están solos”, manifestó Vargas Gutiérrez.
Compañeros en las malas
El primer caso de abandono y olvido por parte de la comunidad a los adultos mayores, se dio por medio de un líder del asentamiento Villa Colombia, vinculado con la Personería Municipal y el cual advirtió que dos adultos mayores se encontraban en una situación bastante lamentable, lo que originó que se hiciera una visita por parte de la Personería en cabeza de Heidy Lorena Sánchez, quien era en ese entonces la titular de esta dependencia y en donde se pudo constatar que efectivamente habían dos adultos mayores en la condiciones previamente mencionadas.
Los nombres de los protagonistas de esta historia son Alfonso Andrade de 78 años y Ulpiano Mosquera de 84, los cuales vivían en una “casa” que tenía unas tablas como paredes, unas latas como techo, personas de la tercera edad que por reveses de la vida les había tocado convivir es esta lamentable situación para conformar así una especie de familia, en la que Ulpiano Mosquera era el huésped de Alfonzo Andrade, al que le pagaba 15 mil pesos mensuales por poder dormir bajo un “techo”, producto de una ayuda dada por el Estado debido a su invalidez.
Afortunadamente la semana pasada, después de que gracias a la gestión de la Personería, la cual aportó oficios y material gráfico, se pudo en conjunto con la Secretaría de Desarrollo Municipal realizar un seguimiento, el cual dio como resultado que miembros de ambas dependencias se trasladaran hasta donde vivían las dos personas de la tercera edad, con el objetivo de trasladarlos hacia el hogar geriátrico la Divina Misericordia; don Ulpiano aceptó inmediatamente la ayuda, mientras que don Alfonzo se negó a abandonar su lugar de residencia, argumentando que no podía dejar lo que tanto le había costado.
La vida debajo de un puente
Otro caso que llamó de forma negativa la atención de la Personería fue la historia de dos adultos mayores, quienes además eran hermanos y que vivían en cercanías al río Las Ceibas, los cuales vivían en condiciones higiénica y de salud muy malas, en el sentido de que uno de los abuelitos, María Ema, una mujer de aproximadamente 84 años y quien nunca tuvo familia, fue encontrada con graves problemas de visión y audición.
“Hicimos el acompañamiento y también los llevamos al hogar la Divina Misericordia, María Ema se quedó mientras que el otro abuelito no se quiso ir, yo creo que hay un problema con las personas que son muy atenidas a lo poco que han construido, el argumento es que ellos tienen que buscar la manera de dejar eso con alguien por el temor que se le pierda”, indicó el personero encargado.
Vida en la loma de Fortalecillas
En la vía que de Neiva conduce a Fortalecillas se puede observar un estilo de “pesebre”, que no es más que un asentamiento que se ha creado por parte de personas afectadas por la falta de oportunidades y la acción implacable de la mala fortuna que los ha golpeado, conduciéndolos a vivir en este asentamiento. Es allí donde se encontraron con el último caso, en el que otra mujer de la tercera edad, a la cual afortunadamente después de un acompañamiento de varios días y un trabajo de disuasión, se le pudo trasladar hacia un hogar geriátrico en la ciudad de Neiva.
La Divina Misericordia
La ciudad de Neiva cuenta con dos centros geriátricos, el primero es el hogar San Matías, el cual opera recibiendo personas de la tercera edad a nivel departamental y el otro es el hogar la Divina Misericordia, ubicado en el barrio Los Guaduales y operado por particulares, quienes son personas con una fuerte connotación religiosa de tendencia muy católica, y que cuenta con unas instalaciones muy aseadas, buena comida y en donde actualmente se encuentran viviendo unos 20 abuelitos entre los que está Ulpiano Mosquera y María Emma.
“Es muy buena idea que la gente se entere de estos casos porque si bien es cierto que el Estado al que se le pagan impuesto para que cumplan con ciertas necesidades y servicios, poco le aporta a la población vulnerable; la ciudadanía tiene una corresponsabilidad con nuestros mayores”, puntualizo Jesús Andrés Vargas Gutiérrez.