Triste despedida a héroe de la patria
Con honores despidieron en Garzón, al patrullero Jorge Andrés Boada Ramos, secuestrado y asesinado en Ipiales Nariño, en el 2009. El crimen y sus móviles quedaron totalmente al descubierto.

Guillermo León Sambony
Diario del Huila, Garzón
Entre lágrimas y con el alma lacerada por la cruel muerte de su hijo pero con la satisfacción de que el crimen no quedó en la impunidad, Antonio Boada, padre de Jorge Andrés Boada Ramos y su familia sepultaron ayer al Patrullero, en el cementerio de Garzón.
“No queda otra sino que darle gracias a Dios y a la Policía Nacional, por el gran esfuerzo que hizo, primero para rescatar el cadáver y segundo para aclarar este crimen” manifestó don Antonio, al término de la ceremonia exequial del joven policía.
Entre los mandos de la policía que asistieron a las exequias del héroe de la patria, que murió tras descubrir una red de policías corruptos en Nariño, asistieron el subcomandante de policía Huila coronel Johannes Bejarano Jamaica, el comandante de la Sijin, de la Región Dos, el mayor Wilsón Román Silva, comandante del tercer distrito de policía con sede Garzón.
También hizo presencia un destacamento de oficiales, suboficiales y policías que una vez terminó la misa exequial de Boada, en la catedral Diocesana, previo al sepelio del patrullero le rindieron un efusivo homenaje póstumo.
El duro calvario de la familia Boada
Tras la desaparición del Patrullero Jorge Andrés Boada Ramos, el 4 de Julio de 2009, en zona rural del municipio de Ipiales, tanto la esposa, como la familia del policía, comenzaron a vivir un duro calvario por la incertidumbre de no saber nada sobre el paradero del patrullero, calvario que terminó el pasado mes de octubre de 2016, con el hallazgo del cadáver de Jorge Andrés.
“Eso es muy duro. La desaparición de una persona como ocurrió con mi hijo trae mucho sufrimiento, uno no sabe si está vivo, si está sufriendo, porque siempre se tiene la esperanza de que el desaparecido está vivo.
Mi esposa sufrió tanto que el estrés que le generó la desaparición de nuestro hijo, le produjo un cáncer que rápidamente se la llevó a la tumba sin saber de su hijo” señala don Antonio.
Tras la recuperación de los restos mortales del patrullero, estos fueron enviados a Medicina Legal de Bogotá, donde después de varios exámenes científicos se comprobó plenamente que correspondían a Jorge Andrés Boada Ramos y solo hasta el viernes anterior fueron entregados a su familia.
Antonio Boada, es un santandereano, que hace mucho llegó a Garzón como policía, y al poco tiempo se casó con la extinta Marta Ramos, hogar donde nació Jorge Andrés.
Los pasos de don Antonio, hoy jubilado de la policía, los siguió Jorge Andrés, quien con el título de bachiller del colegio Jenaro Díaz de Garzón se vinculó a la Institución.
“Andrés, era un muchacho inteligente, inquieto, honrado, que brillaba con luz propia en la institución policial, donde al poco tiempo de llegar a Nariño, por la virtudes que les acabo de citar, lo pasaron a la Sijin como investigador y al pisar callos, no le perdonaron y los corruptos lo mandaron a matar” señaló en medio de una profunda tristeza don Antonio.
El policía Boada, tras caer en una trampa que le tendieron, fue asesinado el mismo día que lo secuestró la banda de los Luisitos, al parecer en cumplimiento de un encargo.
La banda delincuencial inclusive tenía una tumba cavada con anticipación para enterrar inmediatamente después de su asesinato al policial. Su cadáver fue rescatado y el crimen fue aclarado por una versión de dos integrantes de la banda de los Luisitos, que tras su captura le dieron a la fiscalía.
Por este crimen además de la banda delincuencial, fueron acusados cinco miembros de la policía, entre ellos un sargento de la Sijin, que huye de las autoridades.
“Duele mucho la muerte de mi hijo, pero satisface también que el crimen no quedó en la impunidad” dijo finalmente don Antonio, el padre del Héroe de la Patria.