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Dominical/ Creado el: 2015-02-16 08:08

Señor Alcalde, salve los humedales

Hay muchas ideas, el problema no es de plata para indemnizar a propietarios y constructoras.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | febrero 16 de 2015

POR ALDEMAR MACÍAS TAMAYO*

Fueron varias las cadenas humanas que se realizaron durante los meses de noviembre y diciembre el año pasado, para salvar los humedales del oriente alto de Neiva, el de Curibano, La Barrialosa, Los Colores y el Chaparro.

Mujeres, adultos mayores, niños, jóvenes, docentes, artistas, políticos, estudiantes, entre otros, nos congregamos en un gran ritual de conexión de nuestros cuerpos y espíritus con la madre naturaleza y de reconocimiento de la bondad que cumplen estos pequeños espejos de agua para la vida.

Desde los años sesenta algunos planificadores urbanos ya advertían que el oriente alto era una estrella fluvial desde donde se desprendían cantidad de quebradas que bañaban a la ciudad, (Quebrada La Toma, Avichente, La Torcaza, La Jabonera, la Barrialosa, etc) por lo tanto el desarrollo urbanístico había que hacerlo, densificando los terrenos paralelos al rio magdalena por cada lado, es decir que sobre los predios de Palermo, también se debería levantar la ciudad. Como en París, donde el río Sena divide a la ciudad y de esta manera se dejara quieto la parte alta del oriente.

Claro promover el desarrollo urbano hacia el otro lado de la ciudad, no le convenía a los pocos dueños de la tierra urbana e inmediatamente  empezaron a lotear sus terrenos,  promoviendo un proceso de poblamiento por estas zonas sensibles de riqueza ambiental. Por eso resulta inaudito que las autoridades ambientales con estudios técnicos amañados, no quieran reconocer la presencia de nacederos y reservorios de agua que se resisten a morir a pesar de todas las construcciones que se han realizado. La Agenda Ambiental que se hizo para Neiva en la década de los noventa, volvió y ratificó esta valoración ambiental como estrella fluvial, que la ciudad le empezaba a dar la espalda.

Los humedales tienen especial valor debido a que cumplen funciones vitales para el ambiente y el hombre, siendo fuente de agua, recarga de acuíferos, criaderos naturales de peces y reservorios de diversidad biológica y cultural, entre otras irremplazables funciones.

Por otro lado, los humedales brindan una amplia gama de funciones que cumplen un papel importante en las posibles respuestas al cambio climático, tales como el almacenaje y depuración de aguas, la fijación de carbono y el amortiguamiento de inundaciones y sequías. Es decir, tienen un rol fundamental en un escenario de cambio climático, y representan un importante potencial para las estrategias de mitigación de los efectos del cambio climático y la regulación de eventos meteorológicos extremos. Son aliados indispensables en la mitigación de los impactos negativos del cambio climático sobre las cuencas hídricas, el ecosistema y los asentamientos humanos. Se imagina tener zonas de humedales con un buena arborización, convertidos en grandes parques, el microclima que le genera a la ciudad en estos tiempos de altas temperaturas como las que hemos venido experimentando desde el año pasado. Por lo tanto, ver morir los humedales frente a la indiferencia de las autoridades y la ciudadanía, es algo que no nos lo van a perdonar las siguientes generaciones.

Por eso alcalde, así como lo vemos, convocando a la ciudadanía para contrarrestar el chikunguya, de esa misma manera debería convocar durante este mes de febrero,  en el que se está celebrando el Día Mundial de los Humedales, a toda la sociedad civil para que el Estado se haga a los terrenos necesarios y podamos salvar los humedales del Chaparro,  La Barrialosa, Los Colores y de Curibano, y se mantenga distancias superiores de conservación a los 200 metros de proyectos urbananísticos y no los 30 metros como los piensan hacer, de lo contrario, los humedales morirán. Hay muchas ideas, el problema no es de plata para indemnizar a propietarios y constructoras. Incluso en un ejercicio hecho por la profesora Leyla Rincón (alma y corazón en esta lucha) a través de un chaparratón simbólico se le preguntó a la gente cuanto estaría dispuesto aportar para salvar los humedales y la cifra llegó a más de $1.195.888.500  (mil ciento noventa y cinco millones, ochocientos ochenta y ocho mil quinientos pesos), entre las mil personas que asistíamos.

Por lo tanto, no es un problema económico, es un asunto de voluntad política y de imaginación, que nos permita soñar con parques, zonas verdes y espacios públicos para que la vida siga cantando, en una ciudad con escasos parques y un alto déficit de espacio público. No nos enredemos más planteando estudios técnicos. En manos del Estado y de usted señor alcalde está  la responsabilidad para que lidere esta movilización social. El asunto es actuar YA. (Sociólogo. Docente USCO)