miércoles, 04 de junio de 2025
Dominical/ Creado el: 2014-04-06 08:18

Rincón del Botalón: El daño está hecho

En nuestro caso hemos sido totalmente incultos y salvajes con el uso de nuestros recursos que recibimos en abundancia; hemos desarrollado la ciudad encima de los humedales del oriente, violando protocolos ambientales que limitan estas zonas para su uso urbanístico.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 06 de 2014

La franja de condiciones climáticas que permiten la vida en la Tierra tal como la conocemos está cambiando aceleradamente y amenaza con desaparecer nuestra civilización. Esta premonición terrible es la que estamos comenzando a vivir en nuestra generación.

Uno de los factores que ocasiona estos cambios climáticos es la extraordinaria emisión de gases tóxicos acumulados en la atmósfera que genera un calentamiento global y un agotamiento acelerado de nuestras fuentes hídricas, elemento indispensable para nuestra vida.

La situación es irreversible en cuanto a que la civilización no va a parar la emisión de gases de invernadero y los cambios climáticos seguirán aceleradamente; los humanos que acostumbramos a solucionar todo con la tecnología, estamos totalmente asombrados e impotentes ante el fenómeno.

Lo urgente es el cuidado de nuestras fuentes hídricas a través de la construcción de una serie de reservorios para almacenar toda el agua que se pierde en las escasas épocas de lluvia y que ya no es retenida por nuestros páramos, los cuales están en vías de extinción. Es impostergable la obligación de no contaminar nuestros ríos con nuestras aguas servidas; desarrollar una cultura ciudadana para el buen uso, la vigilancia y el cuidado de nuestras fuentes hídricas de abastecimiento; explorar fuentes alternas de suministro; cuidar estrechamente los nacimientos de los ríos, sus cauces y sus riberas; acabar con la minería y todas actividades extractivas que signifiquen el uso y contaminación del recurso hídrico, y establecer la obligatoriedad de la industria a “limpiar” el líquido usado antes de retornarlo a su cauce original. Si pudiéramos cumplir lo anterior, podríamos enfrentarnos al futuro con herramientas de supervivencia.

En nuestro caso hemos sido totalmente incultos y salvajes con el uso de nuestros recursos que recibimos en abundancia; hemos desarrollado la ciudad encima de los humedales del oriente, violando protocolos ambientales que limitan estas zonas para su uso urbanístico. Hemos agotado la cuenca de Las Ceibas y su extinción es cosa de pocos años; el río del Oro está muy disminuido. Solo nos queda el agua del río Magdalena, también amenazado, por lo cual debemos proyectar un acueducto para la parte baja de la ciudad extrayendo el líquido del río y tratándola en las islas de enfrente. Este proyecto debería estar listo para su fase de ejecución.

En este entorno, en la pasada tertulia tuvimos al señor Carlos Cuéllar, joven ingeniero agrónomo, especializado en Medio Ambiente de la Usco, con muchos años de experiencia en la CAM, donde acaba de ser nombrado gerente, y nuestro amigo Carlos Tobar, columnista y también sensible a los temas ambientales. De El Botalón nos acompañaron en la mesa Julio Enrique Ortiz, Liberio Salazar y el ambientalista e historiador Liberio Jiménez; el tema fue “La afectación de la cuenca del río Las Ceibas por actividades exploratorias petroleras”.

Hay una gran sensibilidad social referente al cuidado de esta cuenca pues los aledaños ya son conscientes de su importancia y la sola presencia de los petroleros encendió las alarmas de toda la región, originadas por la autorización, sin licencia ambiental requerida, para la labor de inspección petrolera. La discusión se centra en el uso de explosiones subterráneas para los estudios de sísmica, con el fin de lograr la mejor ubicación de las perforaciones. Estas explosiones pueden fracturar las estructuras subterráneas limitando su capacidad para retener y almacenar agua. Esto, facilitado por una estructura joven de nuestras cordilleras, es lo que las hace muy frágiles.

 

El tema no está claro; los petroleros alegan que las explosiones son focalizadas y de baja amplitud para afectar las estructuras terrestres en forma significativa. Otra cosa son las ingentes cantidades de agua que actualmente se usan para impulsar al exterior el petróleo pesado que es el que tenemos en este país. Esta actividad es altamente contaminante. Sin mencionar la ruptura de oleoductos y la caída de carrotanques a nuestros ríos contaminándolos frecuentemente. En el Huila podemos hablar de la contaminación y destrucción de nuestras carreteras por el tránsito de pesados carrotanques para petróleo; afortunadamente se anuncia la suspensión de este tipo de transporte para “enrutar” el producto a través de un oleoducto del Ecuador. El gobierno ha enfrentado el problema; el presidente Santos ordenó suspender la fase exploratoria sobre la cuenca del río y acaba de limitar toda clase de actividades mineras en 42.000 km2 alrededor del páramo Santurbán que alimenta las fuentes hídricas de Bucaramanga. Se avecinan grandes debates porque la locomotora minera es muy poderosa y repleta de dinero.

Los invitamos a visitarnos en www.tertuliaelbotalón.com y sintonizarnos los domingos a la 9:00 a. m.  en la Emisora Surcolombiana, 1060 AM.

 

 

GABRIEL RODRÍGUEZ DUQUE

Especial para Diario del Huila

groduque@hotmail.com