miércoles, 04 de junio de 2025
Dominical/ Creado el: 2014-03-23 07:55

Miguel Vega Uribe

En 1978, hubo nueve candidatos a la Presidencia de la República: Julio César Turbay Ayala, Belisario Betancur, Julio César Pernía, Álvaro Valencia Tovar, Jaime Piedrahita Cardona, Luz del Socorro Ramírez, Víctor Julio Gómez Hoyos, Regina Betancourt de Liska, y Jesús Arenas. Turbay obtuvo 2.503.681 votos, 137.061 por encima de Belisario. El resto de candidatos obtuvieron en total 197.624.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 23 de 2014

Terminaba la paridad en el Poder Ejecutivo tras lo gradual en el Legislativo señalado por la Reforma Constitucional de 1968. Se iniciaba con el nuevo gobierno la participación voluntaria y equitativa, el 60% del gabinete estuvo en manos liberales y el 40% en conservadoras.

Turbay tuvo la fortaleza de saberse rodear, amigo de sus amigos bien seleccionados por cierto. La calidad humana e intelectual de Germán Zea Hernández era incuestionable, lo mismo que la de Indalecio Liévano Aguirre, Gilberto Echeverry Mejía, José Manuel Arias Carrizosa, Enrique Vargas Ramírez, Alberto Vásquez Restrepo y Rodrigo Lloreda Caicedo para citar aquí rápidamente medio gabinete.

Más adelante harían parte del mismo, Diego Uribe Vargas, Jorge Mario Eastman, Carlos Lemos Simmonds, y Gabriel Melo Guevara, entre otros. Imposible nombrarlos a todos si tenemos en cuenta que treinta fueron ministros en propiedad, resaltando tres que ocuparon sus cargos durante todo el período: Alfonso Jaramillo Salazar -Salud-, Enrique Vargas Ramírez -Obras Públicas-, y Luis Carlos Camacho Leyva -Defensa Nacional-.

También por tres ministerios pasaron solo dos personas -Gobierno, Hacienda y Justicia-, incluyendo entre estos al paisano Felio Andrade Manrique. Debo citar también dos huilenses que fueron vice-Ministros y Ministros encargados: Roberto Liévano Perdomo y Santiago Cardozo Camacho.

Hubo muchas cosas buenas en el gobierno Turbay, entre ellas la construcción de las centrales de San Carlos, Paraíso, La Guaca, el Cerrejón y Zipaquirá; avanzó mucho la construcción de Betania y se culminaron los escenarios para los Juegos Nacionales en Neiva. Se exploraron más de 100 pozos petroleros y elaboró el proyecto minero que permitió la exploración de carbón en el Cerrejón y de níquel en Cerromatoso. Construyó la vía a la costa por Bucaramanga y más de la mitad de la autopista Medellín-Bogotá. Amplió tramos y puentes en troncales y se construyeron los aeropuertos de Barranquilla y Cartagena. En febrero de 1982 sancionó la Ley que creó el departamento del Caquetá e introdujo la televisión a color. No se puede dejar de mencionar la campaña de alfabetización “Simón Bolívar” y la creación de la Comisión Nacional de Valores.

También tuvo serios problemas políticos por dictar el Estatuto de Seguridad para contrarrestar la actividad subversiva, medida fuertemente criticada a nivel nacional e internacional. Establecía entre otras cosas que los acusados por delitos de extorsión y alzamientos de armas, entre otros, serían juzgados por la justicia penal militar en consejos verbales de guerra. Llovieron las denuncias de torturas, desapariciones forzadas y otras violaciones de los Derechos Humanos.

No es fácil olvidar el robo de 5.700 armas en el Cantón Norte en diciembre de 1978, a través de un túnel que se iniciaba en casa vecina y que fue construido durante 73 días sin despertar sospecha. La toma de la Embajada de la República Dominicana durante 61 días, y el recrudecimiento del secuestro y la extorción.

Por entonces tuve la oportunidad de presenciar un debate en la Comisión 1ª de la Cámara, presidida por el boyacense Samir Silva Amín, citada entre otros por el parlamentario Gilberto Vieira -Representante y Secretario General del Partido Comunista Colombiano-, con asistencia del Ministro de Gobierno Germán Zea Hernández.

Quienes adelantaron el debate llevaron como evidencia de torturas a dos jóvenes que decían ser estudiantes de la Nacional. El uno tenía el cuero cabelludo inflamado como una esponja, debido -según ellos-, a que había sido peluqueado por “Pinocho”, un equino de la Escuela de Caballería en Usaquén, entrenado para tal ejercicio. Solo se quitó la boina cuando el parlamentario ordenó mostrarles la cabeza al Ministro Zea y demás miembros de la Comisión, que si mal no recuerdo, eran 32.

El salón estaba atestado de periodistas, fotógrafos y camarógrafos, los que tenían que llevar auxiliares de luces con lámparas incómodas que despertaban calor infernal. José Barrera, Vicente Franco y Pedro Vargas, eran el fotógrafo, camarógrafo y auxiliar de luces respectivamente- de la oficina de prensa de la Cámara. Jaime Gaitán Rivas cubría la Comisión 1ª, yo la 2ª, pero afortunadamente la segunda no sesionó, pudiendo presenciar la deliberación de la Primera. Recuerdo que se encontraban entre otros periodistas, Raúl Gutiérrez del noticiero de Arturo Abella, Olga Bear, y nuestro paisano Leonel Fierro de Todelar.

La situación fue más tensa cuando el otro testigo mostró los testículos morados y exageradamente inflamados. Hubo silencio sepulcral al tiempo que la gente hablaba solo con su mirada. El doctor Zea con visible sorpresa pero con domino propio, miró fijamente a los testigos desde el estrado principal, tras llevar su mano izquierda a la frente, dejando ver en su dedo meñique un moderado anillo coronado por un diamante.

No sé en qué terminó la investigación, Miguel Vega se desempeñaba como Comandante de la Brigada de Instituto Militares y desde luego fue a quien echaron la culpa de todo. Había sido encargado de perseguir a los posibles responsables del robo en el Cantón Norte y, desde luego, recuperar las armas pronto como sucedió con rápidas acciones a los pocos días. Capturaron más de 200 guerrilleros, la mayoría del M-19; no se puede negar que aparte de estos cayeron unos pocos inocentes que dos años más tarde fueron dados en libertad, motivo por el cual siguieron señalando a Vega Uribe como violador de derechos humanos.

Cuando un comando del M-19 asalta el Palacio de Justicia en Bogotá -6 de noviembre de 1985-, Miguel Vega es el Ministro de la Defensa Nacional, ya en el gobierno de Belisario Betancur, quien le había tendido la mano para la paz al M-19, y le respondía aliado con el narcotráfico de esta manera. Qué no se ha dicho de este doloroso episodio en contra y a favor de las Fuerzas Armadas que tenían que cumplir con su deber, en donde según investigaciones, dentro de las claves de comunicación del Ejército, el Ministro Vega era llamado “Coraje 6”.

Miguel Vega nació en Socorro -Santander- (1931), y se graduó como bachiller en el Colegio Santa Librada de Neiva, en 1948, donde se destacó -según sus compañeros-, por ser buen estudiante, responsable, reflexivo, afable y excelente deportista. Alfredo Bahamón Díaz, Arcesio Pérez, Arcesio Tovar Andrade, Armando Tovar, Álvaro Castilla, Carlos Rivera, Eduardo Arias, Eduardo Falla Silva, Ernesto Villaneda Quintero, Fabio Arce Luna, Gentil Lozano Bárcenas, Manuel María Gómez, Prudencio Díaz y Santiago Durán Acevedo, fueron sus compañeros de promoción.

En 1950 inicia su carrera de oficial, en 1970 es asignado Comandante de la Escuela de Caballería, en 1974 enviado a Neiva como Comandante de la IX-Brigada, pasando luego a la Dirección del Hospital Militar, cargo que ocupó hasta 1977, cuando es enviado a Barranquilla para comandar la II- Brigada. El 20 de enero de 1984 es nombrado Comandante de las Fuerzas Armadas y el 9 de enero de 1985, Ministro de la Defensa Nacional.

Estuvo casado con Rubby Escrucería con quien tuvo tres hijas. Falleció a los 62 años -23 de septiembre de 1993- víctima de un derrame cerebral.

Por Orlando Mosquera Botello