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Dominical/ Creado el: 2014-03-30 08:45

Me gustaría ser presidente de la República: Garrido

Germán Garrido, el polémico ingeniero de petróleos y gestor del parque Huiláfrica, abrió su casa y oficina a DIARIO DEL HUILA. Con su forma característica de decir y ver las cosas, explica paso a paso los señalamientos que lo afectaron y que son simples recuerdos negativos. Ahora piensa en una escuela internacional y en terminar Huiláfrica, el parque que tendrá el Cristo más grande del mundo.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | marzo 30 de 2014

Aunque su imagen está por el suelo y sus finanzas no pasan por el mejor momento, Germán Garrido insiste en que quiere ser presidente de la República. Muchos lo consideran loco, otros un soñador, mientras él se autocalifica mártir, comparándose con Cristo por la pesada cruz que ha tenido que cargar en los últimos meses.

Garrido es el mismo romántico apasionado que se le ocurrió construir “Huiláfrica”, un moderno parque temático donde resalta la imagen tendida de un monumental crucifijo -el más grande del mundo- en cuyo interior funciona una sobria ermita, similar a la Capilla Sixtina del Vaticano, adornada con muchos lienzos que él mismo está pintando gracias a esa destreza artística que le ha merecido el apelativo de Picasso.

Se trata de ese mismo personaje de ojos claros intensos y cabeza rapada, que normalmente viste de negro y que se pasea por las calles de la calurosa Neiva en suntuosas camionetas. También es célebre por la ostentosa vivienda que ocupa, la misma que diseñó y construyó a su antojo y acomodo, como lo resalta con orgullo.

Muchos pensarán que Garrido es un hombre adinerado de cuna, pero no es así. Su tranquilidad económica -que se ha visto mermada- fue conseguida en muchos e intensos años de trabajo, logrando para el año 2000 ganancias de hasta 60 millones de pesos mensuales. “Yo tengo el récord de trabajo durante 365 días sin descanso”, agrega con algo de jactancia, reconociendo que ésta puede ser la razón de las múltiples dolencias que hoy padece, las que se incrementaron con el estrés y la presión que recibe diariamente de todos lados.

Este exitoso ingeniero de petróleos, de 51 años de edad, egresado de la Universidad Surcolombiana de Neiva y especializado con mucho esfuerzo en los Estados Unidos, ya dejó huella universal –no es una exageración- al ser el creador de la primer escuela de formación para técnicos petroleros en el mundo, una idea que sirvió en Colombia para quitarle a la violencia a miles de jóvenes sin oportunidades.

“Ahora me encuentro en la calle con exalumnos que vivían en barrios muy pobres de Neiva y que hoy, gracias a la formación recibida en Ecapetrol, laboran en multinacionales recibiendo sueldos decentes que les permiten tener una estabilidad para ellos y sus familias”, dice con vanidad, mientras recuerda que llegó a tener 30 sedes de Ecapetrol en el país, las que ha perdido -es literal- por la deslealtad de muchos de sus colaboradores y por la crisis que enfrentó debido a los graves señalamientos que ha recibido.

Así transcurre la vida de Germán Garrido, el talentoso y respetado ingeniero de petróleos que un día se acostó levitando en el éxito y que amaneció sumido en el profundo y oscuro fondo de los señalamientos.

 

Un ejemplo de superación

Germán Garrido es hijo un carnicero de Rivera y de una ama de casa neivana. Su infancia como la de sus seis hermanos fue complicada por muchos factores, especialmente por lo económico y por el recio y estricto carácter de su padre.

Aunque reconoce que sus abuelos fueron gente adinerada gracias al abnegado trabajo que realizaron en la ganadería y el comercio, lo que los llevó a ser propietarios de varias casas en los barrios Urdaneta Arbeláez y Los Mártires de Neiva, sus padres no corrieron con la misma suerte y por lo mismo su niñez no fue la más afortunada.

“Vivimos en una pobreza relativa debido a que mi padre, un hombre machista y estricto, se tomaba lo poco que ganaba”, asegura con evidente nostalgia.

A los 8 años tuvo que empezar a trabajar, ayudando a su padre en un expendio de carne en la galería, y más adelante, “en lo que fuera”, hasta limpiando vidrios de carros en un parqueadero.

“Recuerdo que cuando mi padre se enteró que yo limpiaba parabrisas me pegó, pues estaba claro que no se podía notar que teníamos necesidades, así estuviéramos aguantando hambre”, agrega.

De su mamá tiene los mejores recuerdos y la herencia de los más grandes valores. Cuenta que ella solo estudió hasta cuarto de primaria -los hermanos todos fueron profesionales- debido a que se casó muy joven. “Ella nos enseñó la importancia de la honradez, la lealtad y el amor por lo que se hace, una serie de valores que terminaron siendo el derrotero de todos nosotros”, manifiesta, recordando la fecha en que murió, un día que evidentemente fue muy difícil en su vida.

Al no poder seguir limpiando los vidrios de los vehículos, logró que lo contrataran para “lavar tornillos” en la firma Colbras, una compañía dedicada al negocio de los hidrocarburos que nació antes que Ecopetrol y Hocol. “Allí comencé lavando los tuercas, labor que intercalaba entrenando lucha y con uno que otro trabajo, siempre honesto, que me permitía el rebuscarme a plata”.

Este fue el real inicio de Garrido en el mundo de las petroleras, oficio que con el paso de los años y con un brío mayúsculo, le dio el prestigio que lo mantuvo en la cima durante muchos años y que  se vio afectado por los señalamientos deshonrosos que inició un columnista de opinión de la revista Semana.

 

Buen estudiante

Sus compañeros lo recuerdan como un joven inquieto, muy inteligente, que faltaba a clase por estar trabajando, pero a quien académicamente siempre le iba bien.

“Cuando yo nací un tío fue nombrado gerente de lo que se llamaba el Instituto de Crédito Territorial, Inscredial, y fue él quien nos ayudó para que nos dieran una casa en el barrio Santa Inés, el mismo sector donde crecí, estudié y pasé gran parte de mi vida.

“Aprendí en la escuela de Cándido donde gané un reconocimiento como mejor estudiante del Huila”. Esta distinción le permitió escoger el colegio que quisiera y él eligió el Liceo, para el momento femenino. “…Y lo escogí no por que tuviera una debilidad sexual, sino porque me quedaba cerca de la casa”, recalca en forma jocosa al tiempo que subraya que salió de allí con las mejores notas.

Llegó el tiempo de la universidad. Se presentó a la Usco a Ingeniería de Petróleos y a Medicina y pasó en las dos. Reconoce que hubiera preferido ser médico, pero que no fue posible por el impacto negativo que le causa ver sangre. Entonces tuvo que pasarse a Petróleos donde logró graduarse, no con las mejores notas –lo reconoce- debido a que tenía que intercalar el estudio con el trabajo, pues esa era su única oportunidad de salir adelante.

 

Empresario visionario

Su vida profesional inició en las grandes ligas. Laboró en las más importantes compañías petroleras del país, donde logró ascender y escalar posiciones rápidamente, gracias a la calidad de su trabajo y entrega. “Para la época las petroleras pagaban muy bien, pero era un trabajo de esclavos, con turnos de 24 horas y más, algo inhumano”.

En su pico más alto llegó a ganarse entre 50 y 60 millones de pesos al mes, laborando como consultor de tres compañías multinacionales en forma simultánea, una cifra considerable que él mismo reconoce no compensa con el deterioro que sufrió su estado de salud.

En esta misma época, viviendo de cerca la situación, observó que las empresas solo contrataban por 28 días al año a los jóvenes de las zonas de influencia. “Fui mirando esto y hablé con las empresas, pero el argumento era que los habitantes de estas zonas eran guerrilleros”. Lo cuenta con algo de rabia, pues evidentemente ese fue un pasaje de su vida que lo marcó para siempre, al punto que se convirtió en el detonante lo llevó dejar el trabajo en los pozos para dedicarse a la docencia, a la capacitación de técnicos en petróleos.

Inmediatamente les censuró a los gerentes de las compañías y se refirió a las oportunidades que debían dar a esta gente para que no hicieran parte de guerrilla, pero como era de esperarse, esto no le gustó y todo terminó en disgusto.

Al ver la indiferencia de las petroleras, Garrido vio la necesidad de crear una institución de formación técnica para preparar a los jóvenes y permitirles ingresar a la vida laboral de las empresas dedicadas a la explotación de hidrocarburos, idea que materializó 12 años atrás y que lo convirtió en pionero de la formación técnica en petróleos en el mundo.

Así creó Tepeins, su primera escuela de formación técnica petrolera y la colonizadora en el mundo, que con el paso de los años se multiplicó para convertirse en un centro educativo con 30 sedes en el país.

 

Inician los problemas

Crear las escuelas de formación técnica no solo se percibía como un buen negocio, sino además como la oportunidad de ayudar a muchos jóvenes, era algo así como retribuirle a la vida lo mucho que le había dado.

Pero aunque él no lo reconoce, realmente éste fue el inicio de sus problemas y ese calvario que persiste, con señalamientos que ponen en tela de juicio la forma como consiguió los recursos para tener lo que hoy tiene.

Lo primero fue enfrentarse a la deslealtad. Muchos de sus amigos, a quienes contrató para que fueran docentes o le direccionaran las sedes que conformó en casi todo el país, terminaron robándolo, no solo económicamente sino con la idea, lo que generó que muchos de ellos hoy sean su competencia. “Las escuelas de capacitación petrolera se convirtieron en una epidemia que se regó por todos el país”, agrega.

 

Procesos por estafa

Y en todo este maremágnum de inconvenientes, Garrido también resultó acusado de estafador.  En el 2002 tuvo una empresa unipersonal de servicios petroleros que la dejó registrada en la Cámara de Comercio de Bogotá, pero inactiva esperando algún día volver a contratar. “Pero la sorpresa fue grande cuando un día me llama una persona que supuestamente me conocía –habíamos trabajado- a preguntarme que cómo me habían salido las camionetas que había adquirido”.

Garrido no había adquirido camionetas, entonces se dio cuenta que estaban estafando con su nombre, le dijo que yo no había comprado ningún carro y fue cuando se estableció que inescrupulosos, y presuntamente con la complicidad de alguien de la Cámara de Comercio de Bogotá, habían activado la empresa y con ella estaban estafando, comprando camionetas que después desaparecían. “Por este caso hay múltiples demandas contra mí por ser el representante legal y demandas mías contra los estafadores que parece ya están ubicados por las autoridades”, dice Garrido.

 

Y llegó el negro día

“De esas tengo varias, todas por incumplir a trabajadores en esta crisis que por fortuna ya está pasando”. Paradójicamente tiene una condena laboral en la que tiene que indemnizar a un sujeto que nunca fue su trabajador. “Un juez me condenó, pese a que la empresa en la que laboraba el demandante no tiene el mismo NIT que la mía, eso lo apelaremos con mi abogado”, recalcó.

Garrido se acostó como uno de los ingenieros más respetables y exitosos del Huila y el país y se levantó con el estigma de ser una persona que viola la ley penal, hechos que como ya se mencionaron están siendo desvirtuados.

Dice Garrido que los delicados agravios elevados en su contra llevaron a que muchos de sus alumnos se retiraran y que se alejaran muchas posibilidades de negocios.

Pero su ímpetu y arrojo han sido superiores. Aunque le ha costado bastante trabajo volver a recuperar el buen nombre de su Escuela de Capacitación Petrolera, logro que resurgirá su institución a la cual han vuelto cientos de alumnos y todo parece regresar a la normalidad. Ahora trabaja en otro proyecto, más ambicioso. Se trata de “Talento humano internacional” una escuela de artes y oficios que promete formar a miles de jóvenes y prepararlos rápidamente para que ingresen al mundo laboral, no solo en Colombia sino en el mundo.

Todos estos proyectos los adelanta de la mano con su trabajo como docente de la Universidad Surcolombiana, su alma mater, donde lo acogen y respetan por sus grandes capacidades profesionales.

 

Su pasión y su meta

“Tengo dos carros que son mi pasión, un Hyundai con logo de Ferrari y una camioneta a la que le levanté la transmisión y eso la hace muy vistosa, esa es mi pasión, los carros, pero ambos son un leasing”, lo comprueba con documentos.

Mi casa, que también es bonita y llamativa, también es un leasing. Yo compré hace muchos años el lote, sembré los pinos y luego conseguí el dinero para construirla. Lo mismo pasó con el terreno donde estoy edificando Huiláfrica. Ese lo adquirí a un excomandante de la Novena Brigada, se lo pagué como en 3 años, por un monto que no superó los 220 millones de pesos, aclara, al tiempo que recuerda que hoy puede valer más de mil millones.

Y ante la pregunta de qué le gustaría hacer ahora que su nombre y reputación están quedando limpios, dice que le encantaría vender todo, menos Huiláfrica y radicarse allí para pintar y crear, para hacer obras de arte que es lo que más le gusta… Aunque reflexiona y dice que lo que más le gustaría ahora es ser presidente de la República para acabar con todos los impuestos, decretar la pena de muerte para los asesinos y subir el salario mínimo a las proporciones necesarias para que la gente pueda vivir dignamente.

 

Solo indagaciones

Muchos medios de comunicación manifestaron que Germán Garrido estaba siendo investigado por testaferrato, lavado de activos, por vínculos con las Farc y hasta carteles mexicanos de la droga, versiones que nacieron de una columna de opinión publicada por la revista Semana y que resultaron infundadas como lo certificó Danny Julián Quintana Torres, fiscal jefe de la Unidad Nacional para la Extinción del Derecho de Dominio y Contra el Lavado de Activos. En una constancia, este funcionario aclara que a la fecha no hay ningún tipo de proceso por el delito de lavado de activos.

También la Fiscalía deja claro que no hay proceso alguno en contra de Garrido por  los delitos que hicieron referencia medios de comunicación como Caracol Televisión y Semana.

El asesor jurídico de Germán Garrido, Jairo Delmar, resaltó que efectivamente existen algunas investigaciones donde aparece el nombre de su cliente, indicando que “estas no pasan de ser simples indagaciones y muchas de éstas son por hechos que realizaron terceras personas suplantando su nombre, conductas ilícitas en las que Garrido Osorio ya hizo las respectivas denuncias en las siscalías de Neiva, Bogotá, Florencia y Sogamoso, es decir que a la fecha ningún fiscal le ha imputado cargos por los delitos que tanto se ha hablado”.