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Manuel Casas

Orlando Mosquera Botello

Escrito por: Redacción Diario del Huila | febrero 28 de 2016

De vez en cuando me encuentro por la calle con don Manuel Casas, quien fuera representante de Avianca en Neiva por décadas. Hombre ameno, cordial, de memoria y sencillez admirables. Me recuerda la “Neiva de mi Alma”, aquella agradable ciudad de las décadas del 50, 60 y 70, de pocos colegios y escuelas -pero con sobrados cupos para los menores de entonces-; la de campeonatos de baloncesto y volibol en el “Urdaneta”, de reconocidos médicos, escasas emisoras y rutas de buses; la de taxis parqueados en la plaza principal a la espera de una llamada para el servicio a domicilio y la de los desfiles de todo tipo por la carrera Quinta. Aquella en la que casi todos éramos amigos o al menos nos distinguíamos, la Neiva con casas de puertas abiertas en el día, de gran movimiento bancario especialmente los sábados -día del mercado-, y de comercio organizado. De aquella en que llovía especialmente en marzo, abril y mayo, u octubre, noviembre y diciembre, inviernos que se iniciaban con borrascas que de niños nos llevaban rápidamente a la cama de los mayores. Esa Neiva “Soleada y hospitalaria” -como la calificó Gustavo Andrade Rivera-, que la Semana Santa coincidía con la subienda en el Magdalena, que en todas las casas sacrificaban cerdos para el san Pedro, y se brindaba con mistela y mejorana.

Los padres de don Manuel se llamaron Arcadio y Ana Joaquina Casas, ambos de ancestro chiquinquireño, los que de pronto terminan siendo parientes de nuestro Obispo, Froilán Casas Ortiz. Matrimonio que tuvo diez hijos: María del Tránsito, Carlota, Cerlina, Pastora, Bealiza+, Manuel, Pedro, Luis, Abigail+, y Pastora. Don Arcadio fue propietario de una finca cafetera en Murillo -Tolima-, la que por efectos de la violencia tuvo que vender para radicarse en Manizales, la “Ciudad de las Puertas Abiertas” por la cordialidad de su gente, ciudad entonces llamada “La Capital Mundial del Café”. Por entonces, don Manuel tenía 11 años de edad.

Como por su modestia nunca ha querido que yo le dedicara un escrito, hoy tengo que apelar a mi memoria para unir datos que disimuladamente le fui preguntando para hacerlo algún día, porque don Manuel es ejemplo de trabajo, constancia, consagración, honradez, y civismo. Siempre atendió a sus clientes -que no eran pocos-, de buen humor, con gallardía, con toda la información nacional e internacional posible, con el deseo que Neiva fuera próspera y abierta al mundo.

Si no me equivoco, apelando a la memoria y conjugación numérica, nació en agosto 28 del 28. Casado con la manizalita, Leda Arias Marín, padres de Ricardo (Odontólogo), María del Pilar (Microbióloga-Bacterióloga), y Liliana (Ortodoncista). Fue el primer Gerente de Avianca en Tuluá y de allí vino a Neiva, ubicando la oficina en el primer piso del hotel Plaza, en el local más próximo al acceso principal del edificio.

Su despacho llegó a tener 1.200 apartados aéreos, manera de retirar rápido la correspondencia, época de carteros en cicla, en la que un sobre gastaba 24 horas a Bogotá -si era desde luego “Entrega Inmediata”-; 48 a cualquier otra capital de departamento, y tres días o más a otros municipios. Era de postales MOVIFOTO con bellas vistas urbanas que demoraban 20 días en llegar a manos del destinatario en el exterior.

Avianca gozó mucho tiempo de este monopolio del correo aéreo por contar con un contrato aprobado por el Congreso de la República en 1922, y la creación de ADELCA -Administración del Correo Aéreo-, contrato que se actualizaba cada dos años. Ya en 1996 nacería DEPRISA, pero en medio de una libre competencia nacional e internacional.

Bien sabemos los colombianos cómo empezó la empresa Aerovías Nacionales de Colombia -AVIANCA- en 1940, tras la fusión de SCADTA y SACO, la que empezó a operar con aviones DC3 de 28 pasajeros, los cuales jugaron papel fundamental en el desarrollo aeronáutico del país, y los DC 4 de 55 cupos a nivel internacional.

Si se tiene en cuenta su inicio como SCADTA -1919-, de la que fueron accionistas el departamento del Huila y el municipio de Neiva, sería la segunda empresa de aviación más antigua del mundo aún en funcionamiento. De los pocos DC3 y DC4, pasando por los Constellation Lockheed, los Jets Boeing, los Jumbos, etc., hay mucha historia que contar, más, cuando hoy cuenta con 140 aviones de pasajeros que cubren 27 destinos a países de América y Europa, convirtiéndose en una las más grandes del mundo, gracias a ser parte de Synergy Group, y a su entrada a STAR ALLIANCE, la red global de aerolíneas más grande del orbe.

Por buen tiempo, Avianca dejó de viajar a Neiva, segmento en que TAO, AEROPESCA y AIRES, tuvieron a cargo el cubrimiento de la ruta, pues Avianca se dedicó en dicho espacio a vuelos internacionales y rutas a las mayores ciudades colombianas, dejando plazas a otras empresas colombianas aparte de las citadas, para cubrir rutas a ciudades intermedias, mientras que SATENA iniciaba el cubrimiento a territorios nacionales. Entre ellas se contaba SAM, AEROSUCRE, AEROCONDOR, y ACES. Valga anotar que la empresa AEROTAXI pertenecía a AVIANCA y en nuestra región prestaba servicio Neiva-Planadas, con cuatro vuelos mínimo de ida y regreso.

Don Manuel dirigió la oficina de Neiva en dos etapas, la primera por 25 años y la segunda por 15, siendo el intervalo de no dirección, muy corto. Por entonces residía en la calle décima entre carreras tercera y cuarta, espacio de la ciudad donde residían y tenían sus propios consultorios, los médicos Rafael Núñez, Hernando Álvarez, Francisco López López y Uldarico Liévano.

Su actividad desde luego, tuvo que ver con el terminal del aeropuerto “La Manguita”, construcción que estuvo a cargo del Ingeniero Ismael Cabrera Gutiérrez, hoy en manos de la Cruz Roja, y el segundo construido en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, e inaugurado por el Presidente Misael Pastrana Borrero, diseño que estuvo a cargo del Ingeniero Bogotano, Antonio Uribe Martínez.

Valga la pena resaltar, que Uribe Martínez interpretó las exigentes condiciones de nuestro clima, terminal que se fue volviendo incómodo y calenturiento por las medidas de seguridad que le arrebataron a los pasajeros y visitantes, sus terrazas y aleros en la cubierta, y lo más atractivo que puede tener un aeropuerto: la comunicación visual del pasajero con quien lo recibe o despide, con el espectáculo del momento de decolar o aterrizar.

Con toda la sabiduría de su edad, don Manuel Casas recorre airoso las calles de Neiva, con la satisfacción del deber cumplido, sintiéndose más huilense que cualquiera de nosotros, y con el honor de haber recibido reconocimientos de entes que tienen que ver con la aviación y el turismo internacional.   

Don Manuel Casas.

Postal Aeropuerto Internacional EL DORADO, 1965.

Avión de AEROCONDOR.

Avión de ACES en el Aeropuerto Olaya Herrera de Medellín.

Parte de la fachada del edificio Sanz y la Catedral de Manizales.