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Dominical/ Creado el: 2015-08-02 08:41

Juan David Ángel, un empresario con espíritu social

Juan David Ángel inició con el Programa de Reincorporación a la Vida Civil (Prvc), en el año 2003, durante el periodo presidencial de Álvaro Uribe Vélez. Con el paso de los años el PRVC se convirtió en la Agencia Colombiana para la Reintegración-ACR- DIARIO DEL HUILA dialogó con el empresario en su paso por Neiva a raíz de la rendición de cuentas de la ACR, de la cual formó parte.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | agosto 02 de 2015

¿Quién es Juan David Ángel?

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Juan David Ángel es administrador de negocios, experto en políticas públicas, con especialización en presidencia de empresas y miembro de la junta directiva de la Cámara de Comercio de Bogotá, de Corferias, Intexzona y la Concesión Runt, entre otras instituciones sin ánimo de lucro como la Fundación El Nogal.

¿Cómo nació el programa?

Yo comencé a trabajar en el proceso de reinserción en el año 2003 cuando el expresidente Uribe, a través del Ministerio del Interior, comenzó a articular las necesidades para la población que recién se desmovilizaba. Fue un proceso en los tres años y medio que estuve de construcción muy importante, desde el punto de vista de disminuir la presión sobre los grupos armados ilegales hacia la sociedad y de crear los espacios de convivencia en esas mismas zonas donde esos grupos se desmovilizaban.

¿Cómo fueron esos avances?

Desde el año 2005 en adelante ya teníamos cerca de 47 mil desmovilizados entre autodefensas y desmovilizados individuales y comenzamos todo un proceso de articulación, de educación, de salud, de trabajo, de apoyo psicosocial que se requerían en todos estos procesos que habíamos detectado, de estas personas que se habían desmovilizado, tanto desde el punto de vista individual como desde el punto de vista colectivo. También apoyo a comunidades que acogían a estos desmovilizados porque muchos de ellos, los que era individuales o desertaban de los grupos armados, nos los llevábamos a centros urbanos donde los podíamos ciertamente tener agrupados para hacer estos procesos de reinserción pero sobre todo protegerlos desde el punto de vista de seguridad. No es fácil hacer todo un programa de estos pero nosotros estamos logrando en el día de hoy tener 12 años de reinserción de los cuales los tres años y medio los comencé yo.

¿Cuáles han sido esas dificultades?

La primera dificultad que tuvimos fue que no teníamos ciertamente un apoyo institucional desde el mismo gobierno. Por ejemplo, el Ministerio de Salud no nos daba cupos para carnetizar en salud a los miembros desmovilizados, ni a él, ni a su familia. Entonces comenzar a crear esos cupos y comenzar a asignarle recursos a las diferentes entidades territoriales para que ampliaran su cobertura en salud para este grupo de desmovilizados fue una de las tareas. Fue muy difícil porque al principio nos tocó a nosotros con nuestros mismos recursos. También era muy difícil con las comunidades porque cuando veían a un desmovilizado no sabían qué hacer con él, pensaban que de alguna manera seguían delinquiendo, que iba a delinquir.

¿Qué medidas tomaron?

Con las comunidades receptoras un proceso de educación muy grande y con los desmovilizados, sí que encontramos dificultades porque muchos de ellos fueron personas analfabetas, escasamente sabían firmar. Entonces a través de programas de escolaridad y de programas específicos de reincorporación empezamos a educarlos.

¿Cómo fue ese proceso?

Desde el punto de vista psicológico en el año 2003 no había ningún programa en ninguna universidad en Colombia que preparara a psicólogos o trabajadores sociales en temas de conflicto, en traumas de guerra, en delirios de guerra. Muchas de esas personas tenían delirios de persecución, todos esos fantasmas psicológicos los rondaban con mucha frecuencia. Con el programa todo lo comenzábamos de alguna manera a visibilizar y tratar con la ayuda de las universidades, en especial la Universidad del Norte, nos ayudó mucho la Universidad de los Andes, la Universidad Javeriana y desde ahí comenzamos a crear programas que hoy son una realidad. Hoy hay especializaciones en conflicto y en posconflicto en estas universidades para cuando hace 12 años era una cosa inconcebible.

¿Con qué recursos contaban?

A nosotros nos tocaba ir al Ministerio de Hacienda con un presupuesto cada mes porque recibíamos tantos desmovilizados pero al mismo tiempo surgían tantas necesidades para ese tipo de población para que no volvieran a reincidir pero además para que se previera de alguna forma en las unidades la atención a esas personas que se desmovilizaban.

¿Cómo ha sido incorporar a la sociedad a tantos desmovilizados?

No es fácil. Pedirle a una madre que ha perdido un hijo y que hoy su nuevo vecino es un desmovilizado que pudo haber sido victimario, pero al mismo tiempo, también explicarle a toda la sociedad que dentro de los desmovilizados hay muchas víctimas porque ellos, muchos han iniciado su labor en los grupos armados ilegales siendo menores de edad y que no tenían una oportunidad tampoco en muchas de las regiones del país. Algunos de ellos fueron ciertamente reclutados de manera forzada entonces también son víctimas, es un proceso y en ese proceso Colombia ha avanzado doce años.

¿Qué le espera a Colombia con todo esto?

Podemos decir que la institucionalidad y los sucesos de reintegración y desmovilización en Colombia tienen, hoy por hoy, una maduración y consolidación que permite pensar que lo que pueda pasar en La Habana tiene que tener aquí ya un referente para poder hacer nuevos procesos.

¿Cuál ha sido esa desilusión durante su periodo de trabajo?

Yo creo que la desidia de muchos alcaldes y de muchos secretarios de gobiernos y de algunos fiscales que retenían a los desmovilizados digamos que eso fue muy desalentador, en un momento determinado, porque uno decía que no podía ser que todo este sacrificio, esas personas no entendía la realidad de lo que estábamos haciendo y nos retenían a los muchachos y nos pasamos dos años sacando gente de la cárceles que no debían de estar allá.

¿Tiene alguna experiencia en particular para contar?

Algunos desmovilizados, gracias a la articulación institucional que hacíamos y al programa que se creó, a veces lo abrazaban y lloraban con uno, esas familias que a uno lo acogen y que uno ve cómo es ese sentimiento. Todos esos ojos de esperanza se ven cristalizados a través de la labor que uno hace y entonces eso de verdad a uno lo marca.

¿Por qué se retiró?

Yo me retiré a los tres años y medio del programa porque tenía otras perspectivas desde el punto de vista empresarial. Yo ya había hecho una tarea y creo que ya seguía otra persona para que la hiciera, eso es de cambio. Yo ya hice este ejercicio en el primer periodo de Uribe Vélez y ya venía un segundo gobierno y con este segundo gobierno venían otros retos y otras oportunidades.