JORGE FREDY GOMEZ CASTAÑO
La Orden Franciscana fue reconocida por el Papa Inocencio III-, mediante la bula Solet Annuere, el 29 de noviembre de 1223.
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Con ella quedó aprobada la “forma de Vida” de Francisco de Asís, llamada con el tiempo “Hermanos Menores”, cuya historia a la hora de la verdad, inicia con el mismo nacimiento del niño Juan en 1182, como lo llamara su madre agradecida con Dios al ver que en ella se había repetido el milagro de Isabel, la madre del Bautista y prima de la Virgen María.
Su padre se llamó Pedro de Bernardone, hombre avaro y arribista dedicado -según biógrafos-, al comercio de paños y brocados, los que ofrecía también en fiestas de pueblos franceses durante el otoño, por donde andaba cuando su hijo nació. Optó por llamarlo Francisco -el Francesito-, en homenaje a su amada Francia que le había proporcionado mujer idónea, dinero y un heredero con futuro despejado económicamente.
Todo el mundo conoce la historia de Francisco de Asís, a quien el actual Papa admira tanto por haber renunciado a la riqueza para llevar una vida de penitencia, austeridad y recogimiento, siguiendo la huella de Jesús de Nazaret. Para utilizar términos de hoy, Francisco fue un muchacho “corrido” sano, alegre y de mucha fe, que renunció al mundo para depender solo de Dios y su creación.
La comunidad franciscana inició con 12 hermanos, hoy entre religiosos, religiosas y seglares se aproximan al millón. Desde luego hacen presencia en los cinco continentes y de siglos atrás prestan guardia en el Monte Sión y lugares santos en Israel. No sobra agregar que muchos han sido martirizados y varios como Juan Bosco, originaron otras comunidades como la salesiana.
Según Fray Luis Carlos Mantilla -doctor en Historia de la Universidad Gregoriana de Roma y miembro de la Academia Colombiana de Historia-, señala en su obra “Los Franciscanos en Colombia”, que estos pisaron nuestra tierra por primera vez en 1510, levantando pronto el convento de Santa María del Darién, misioneros que fueron trasladados pronto a Panamá. En 1548 llega una nueva expedición que se considera los primeros pasos de la hoy Provincia Franciscana de la Santa Fe. Hoy tienen casas en más de 16 ciudades importantes de Colombia.
En el Huila los frailes hacen presencia en pocas parroquias pero las hermanas clarisas llevan más de un siglo en Garzón. Hoy construyen sede en Neiva a donde llegaron hace poco más de año. Desde luego, varios huilenses han pertenecido a esta comunidad, entre ellos Jorge Freddy Gómez Castaño.
Fray Freddy nació en Neiva el 3 de abril de 1940, hijo de Eduardo Gómez y Adelfa Castaño. Su padre era de Ambalema (Tolima), pero amó a Neiva donde vivió décadas. Doña Adelfa se desempeñó por lustros como profesora de manualidades del Colegio de La Presentación. Fue el sexto entre nueve hermanos: Arsesio, Asceneth, Ninón, Obeida, Eduardo, Jorge, Sonia, Luis Yesid y Denis.
Se caracterizó por ser hombre sensible, inteligente y de vocación religiosa desde niño. A la edad de cinco años con batas o toallas semejaba llevar ornamentos sacerdotales para dar misa y comunión a sus hermanos y amigos. En diciembre de 1940, fue bautizado por Monseñor Rómulo Trujillo Polanco en la iglesia de la Inmaculada Concepción.
Estudió primaria en Neiva, bachillerato en el Seminario Menor de Ibagué y filosofía en el Mayor de la misma ciudad. De inmediato ingresa a la orden franciscana -Provincia de Santafé-, donde vive un año de noviciado, alcanzando Profesión Religiosa Simple el 6 de enero de 1963. Luego realiza estudios de Teología en el Colegio Mayor de San Buenaventura -Hoy Universidad-, logrando Profesión Solemne el 16 de enero de 1966. Ese mismo año recibe el diaconado y es ungido sacerdote por Monseñor Jacinto Vásquez Ochoa, en el Seminario “La Providencia de Espinal”. Sus formadores entre muchos reconocimientos en el informe final, lo califican como “Excepcionalmente sobresaliente con verbo conceptual cultivado con esmero y erudición sorprendente”. “De grandes dotes intelectuales, bien aceptado por todos y de buena sociabilidad”.
En 1971 viaja a Lovaina (Bélgica), para continuar los estudios de teología iniciados en Bogotá, al centro católico de altos estudios más antiguo del planeta. Cumplida la licencia, viaja a Jerusalén -1972-, donde obtiene la “Licenciatura de Teología Bíblica”. No contento con lo adquirido, va a Roma para vincularse al Pontificio Instituto Bíblico en 1975, donde se licencia en Sagrada Escritura para regresar de inmediato a la provincia de Santa Fe.
En el Instituto Pontificio cultivó las lenguas bíblicas (hebreo, griego y latín), lo mismo que las modernas (inglés, francés, italiano y portugués), las que sirvieron para descubrir su nueva faceta de traductor. Eran tiempos en que se analizaban los documentos del Concilio Vaticano II-, bajo la influencia de los movimientos socio-eclesiales de América Latina y Colombia, analizando formas de presencia y modos de ser franciscanos en la periferia.
Con otros hermanos y bajo estas motivaciones, inspiraron y redactaron el proyecto original de la Vicaría y luego Provincia Franciscana de San Pablo Apóstol. Por entonces para entender mejor las culturas afro-latinas, se matriculó en el Instituto Misionero de Antropología, donde terminó de profesor.
Fue cultor de la palabra hablada y escrita, la que irrigó a lo largo de su servicio magisterial, dentro y fuera de las fronteras patrias. Recién ordenado se desempeñó como profesor de Cultura Bíblica en el Instituto de Ciencias Socio-familiares como se le llamaba a la hoy Universidad de San Buenaventura de Medellín. También dio clases de cultura religiosa, metafísica, teoría del conocimiento y fenomenología de la religión en el Seminario San Pablo.
Cuando regresó de Europa, empezó su magisterio bíblico y teológico como profesor de la Universidad de San Buenaventura en Bogotá y posteriormente en la nueva Provincia de San Pablo hasta su muerte. En esta última parte y durante 30 años, dio cursos de exégesis (todos los libros de la biblia, lenguas bíblicas, revelación, hecho religioso y escatología).
No solo gozaron de sus enseñanzas todos los franciscanos de Colombia, sino de otras latitudes con cursos, seminarios, talleres y conferencias programados a través de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos CLAR, la Conferencia de Religiosos de Colombia, la Comunidades Eclesiales de Base, organizaciones campesinas, afro-colombianas e indígenas, a quienes trató especialmente y supo llegar con su propia lengua o dialectos, adaptándolo todo a sus respectivas culturas.
También prestó sus servicios en Cuba (1993), Zaire -República Democrática del Congo (1997-99), y Santo Domingo (2009). Soñaba con participar en el “Proyecto Amazonas”, donde según él, esperaba terminar su misión. Recorrió todos los rincones de la patria formando indígenas, afro-descendiente, desplazados y pobladores urbanos muy pobres. Fue Definidor, Vicario Provincial, y rector de la Escuela Juan Duns Escoto.
En el capítulo provincial de 2013, Fray Jorge Freddy Gómez, pudo celebrar con sus compañeros las bodas de oro sacerdotales y de vida franciscana. La muerte lo sorprende poco después -22 de marzo de 2013- en Barranquilla, donde ayudaba incansablemente a los desfavorecidos del litoral atlántico.
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Por:Orlando Mosquera Botello.