Incertidumbre por cierre de Unidad de Trasplante Renal del HUN
Con el cierre, 53 pacientes que están pendientes que salga un donante de riñón tendrían que buscar otras ciudades para su procedimiento. En más de una década de funcionamiento.

Preocupación, esa es la palabra por medio del cual se puede describir lo que sucede al interior de la Unidad de Trasplante Renal del Hospital Universitario de Neiva, debido a los anuncios de la gerencia de la entidad de cerrar tres servicios que presta entre los cuales se encuentra la unidad en mención.
“Hay entidades a las cuales el Hospital General de Neiva, les presta sus servicios y por tanto estas tienen una gran deuda con la entidad y todo esto es consecuencia de ello” indicó Jorge Cubillos Gutiérrez, urólogo y cirujano de trasplante renal y jefe de servicio de trasplante del Hospital Universitario de Neiva.
En cerca de una década, han sido 286 pacientes trasplantados en el Huila; lo que demuestra lo importante que ha sido para dichos pacientes tener una segunda oportunidad de vida.
Una problemática en aumento
A nivel nacional, el Huila es el departamento que más tiene pacientes con insuficiencia renal por millón de habitantes. Las cifras indican que hay 1.125 pacientes en terapia de reemplazo renal; el promedio nacional por millón de habitantes son 600 pacientes y en este ítem los indicadores no favorecen en nada al Huila.
“La situación de insuficiencia renal en el departamento del Huila es crítica y la mayor parte del presupuesto de salud se va para atender esta problemática crónica que es prevenible y la cifra es mayor porque vienen pacientes remitidos de otras ciudades” dijo Jorge Cubillos Gutiérrez.
Porque las altas incidencias de insuficiencia renal en el Huila
Jorge Cubillos explica que el departamento del Huila está en una zona endémica de cálculos, hipertensos y diabéticos; problemáticas en salud que son las primeras causas de perdida de riñón.
“La hipertensión es una enfermedad silenciosa y la estamos detectando muy tarde y los tratamientos son muy mal dirigidos por la falta de seguimiento; la diabetes ocupa el segundo lugar y el departamento solo tiene una especialista en esta materia que es muy poco para una población tan numerosa en el sur de Colombia”
Hoy, 1125 pacientes están en lista de espera; 53 de ellos están pendientes que salga un donante de riñón y un promedio de 50 pacientes adicionales están en proceso de estudio para ingresar a una lista de trasplante nacional que es supervisada por la Secretaría de Salud Departamental y el Instituto Nacional de Salud (INS). De ahí que se insista en la importancia del mantenimiento de la Unidad de Trasplante Renal del Hospital Universitario de Neiva.
¿Dónde está la falla?
Los estudios realizados en torno a esta problemática indican que la medicina se ha tornado curativa y cero en prevención; así mismo que los recursos destinados para la prevención y las medidas adoptadas no tienen impacto ni seguimiento porque nos e tiene información precisa sobre temas de salud.
“Se hace la campaña pero no se puede medir el impacto de la propuesta y sin eso no hay resultados para adoptar una nueva campaña y eso es lo que ha sucedido con los recursos asignados para prevención”.
Implicaciones del cierre de la Unidad
Para el jefe de servicio de trasplante del Hospital Universitario de Neiva, las implicaciones que traerá a corto plazo el cierre de la unidad se verían reflejados en que si llega haber una persona que fallezca y done sus órganos no se puede trasplantar en el departamento del Huila; se tendría que avisar a la Red Nacional de Trasplantes de Cali, Bogotá o Medellín para ver si ellos están en disposición de realizarlo.
Otra de las consecuencias es que los especialistas en trasplantes renales se irían del departamento a prestar sus servicios a otras regiones y la más grave aún es que si se pierden los órganos, los pacientes ingresan de nuevo a diálisis y esto aumentaría los gastos de tratamiento en salud.
“Los pacientes trasplantados no tienen quien los atiende dado que el hospital de Neiva, es la única institución que tiene este servicio en el sur de Colombia, además de aumentar los inconvenientes con entrega de medicamentos, autorizaciones para controles periódicos entre otros” sería un grave problema indica Jorge Cubillos Gutiérrez.
¿Cuál es la alternativa a seguir?
Para Jorge Cubillos Gutiérrez, jefe de servicio de trasplante del Hospital Universitario de Neiva, a la actual gerencia del Hospital Universitario de Neiva se le han planteado algunas alternativas que ameritan un estudio por parte de las directivas de la entidad.
De acuerdo con el reporte de gastos, la unidad en estos momentos promedia unos gastos fijos de funcionamiento que son cercanos a los 20 millones de pesos.
En este sentido, el doctor Cubillos ha indicado que a través de la Fundación Surcolombiana de Trasplantes, entidad sin ánimo de lucro; se ha discutido la propuesta de pagar al hospital los derechos de sala y lo que se use del hospital y contratar con las EPS.
En estos momentos el hospital no tiene contrato con las EPS y como especialistas proponen gerenciar la unidad y evitar con ello su cierre.
Algunos aspectos para entender la ley 1805
El objeto de la ley, que es “ampliar la presunción legal de donación de componentes anatómicos para fines de trasplantes” añade también el de “otros fines terapéuticos”. La presunción legal ya existía desde 1988, pero su ampliación consiste básicamente en que ya no será obligatorio el consentimiento de la familia del donante para proceder a los procedimientos quirúrgicos. En lo sucesivo, y de ser avalada esta ley por la Corte Constitucional, quien no deje constancia expresa de su negativa a ser donante, se considerará como tal una vez verificado su fallecimiento.
Lo cierto es que con la ley, muchas personas en lista de espera podrán tener esperanza de acceder a una mayor calidad de vida, y el sistema de salud podrá asegurar mejor atención a pacientes receptores de órganos trasplantados.
Según datos del doctor Alonso Vera, uno de los mayores expertos en el tema, en Colombia se han practicado -hasta 2015- unos 16.000 trasplantes desde 1966, cuando se hizo el primero. Hace 12 años la tasa de donación era de 5 por millón de habitantes, y a partir de 2004, con la reforma legal de ese año, subió a 12,5 por cada millón de habitantes. En los últimos años ha bajado -al tiempo que la negativa de los familiares ha ido subiendo-, y las últimas cifras indican que está por el orden de 8 por millón de habitantes. Hay que destacar que en Medellín la tasa es una de las mejores del país (32 por millón de habitantes), frente a otras como Bogotá (12,5 por millón de habitantes) y muy superior al promedio nacional (8 por millón de habitantes).
De los puntos a destacar de este régimen legal es que, contrario a lo que se ha dicho, no es que la donación de órganos se vuelva obligatoria en nuestro país, sino que cada ciudadano tendrá que tomar una decisión consciente, libre y voluntaria en caso de no querer ser donante. Si es así, deberá dejar constancia expresa en documento autenticado en notaría y registrado en el Instituto Nacional de Salud (INS).
El criterio de definición de muerte sigue siendo el de la encefálica, cuando se certifique daño cerebral irreversible. Y aquí, en un punto que será polémico y que en principio podría contrariar la jurisprudencia de la Corte Constitucional (sentencia C-933 de 2007), ya no será relevante el consentimiento o rechazo de los familiares de la persona fallecida para proceder a los trasplantes.
No obstante, en la exposición de motivos del proyecto legislativo que dio origen a esta nueva ley, se sustenta que al ampliar la presunción del consentimiento y retirar la condición del permiso de la familia, la tendencia de donación de órganos revertirá su caída y permitirá disminuir la lista de espera (aproximadamente 2.500 personas). Para ello también se requerirá el cumplimiento de las campañas educativas de las que habla la ley, para una sensibilización nacional de un asunto de indudable interés público y que, insistimos, representa una única oportunidad de vida para muchas personas.