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Dominical/ Creado el: 2015-08-02 09:00

El rincón del Botalón: Noruega, el país de los fiordos

Por: Liberio Salazar Trujillo

Escrito por: Redacción Diario del Huila | agosto 02 de 2015

En la sesión del pasado martes 28 decidimos hacer una pausa en la ya larga agenda de entrevistas a los candidatos a gobernación del departamento. y la alcaldía de la ciudad, para dedicarnos al cultivo personal, vale decir a la cultura, buscando la cualificación de los integrantes del grupo al igual que el compartir de saberes. Dado que quien escribe estas líneas ha tenido la suerte y el privilegio de visitar a Noruega varias veces por tener allá parte de su familia, realizamos un interesante debate a base de preguntas al expositor y de aportes de los contertulios, más que todo sobre lo que hoy representa este país en el mundo, con base en la información y juicios de valor escuchados en la conferencia, complementados con un audiovisual de cerca de 250 diapositivas.

Ubicada geográficamente en el norte de Europa en el borde norte de la península escandinava, Noruega (etimológicamente, “camino del norte”) comparte con su vecina Suecia una particularidad topográfica extraordinaria: los glaciares excavaron en el terreno durante siglos unas interminables hondonadas que se fueron luego llenando con el agua del mar y que se denominaron fiordos en alguno de los varios dialectos que configuran el idioma noruego. Estos brazos de mar penetran kilómetros y kilómetros por valles y montañas, creando espectaculares e inolvidables paisajes y convirtiéndose, a la vez, en auténticas vías marítimas hacia el centro del país. 

Una tercera parte del territorio de Noruega está ubicada dentro del Círculo Polar Ártico, por lo cual el intenso frío hizo que estos parajes fueran los últimos en ser habitados en Europa.  Los ricos tesoros en caza y pesca que liberaron las últimas glaciaciones provocaron la inmigración de gentes provenientes de Dinamarca, Irlanda, Escocia y regiones circunvecinas, las cuales fueron formando una cultura propia, al acomodarse en tan inhóspitos climas. Diestros en el arte de la navegación, diseñaron unas embarcaciones de de admirables características hidrodinámicas, inigualadas en el resto de Europa, razón por la cual se convirtieron en el azote de las ciudades costeras  del continente y los recordamos con el nombre de “vikingos” ( originarios de la región de “viken” ): sus naves, sus cascos de guerra, sus armas, su vestuario a base de pieles y sus largas y rojizas barbas constituyen hoy parte de la leyenda épica, motivo de orgullo de los  5 millones de noruegos que habitan un territorio que es la mitad del de Francia, por ejemplo, pero con menos de la décima parte de su población.

Los atractivos turísticos naturales de esta rincón del mundo son incontables, baste mencionar las innumerables cataratas alimentadas por la nieve que se derrite en verano y representando al propio tiempo un enorme potencial hidro-energético; peñascos que se erigen a más de 600 m de altura sobre el agua de los fiordos, simulando un gigantesco púlpito ( ”preikestolen” ); las auroras boreales, esas fantasmagóricas figuras de colores sobre el cielo, producto de la interferencia de la luz rasante con las líneas de fuerza magnéticas de la tierra, junto con el “sol de medianoche” que dura 6 meses y desaparece en los 6 siguientes, solo visibles desde esta zona norte del planeta; los días más cortos y las noches más largas en el invierno europeo, con sus correspondientes solsticios y equinoccios, unidas a maravillas artificiales como un tren ( declarado patrimonio universal por la Unesco ), que trepa casi mil metros en 20 kilómetros, los centenares de viaductos y túneles bajo el mar que unen sus numerosísimas islas, algunas de sus carreteras que descienden por abismos de miedo en zigzags interminables, una elevadísima pista de esquí en el centro de la ciudad capital, Oslo, un centro de observación permanente de los glaciares, los templos vikingos, las plataformas marinas para la extracción de petróleo en el fondo del mar, etc.,  agregado todo esto a los incomparables paisajes y pujantes ciudades que atraen un volumen considerable de visitantes, como Oslo con su ayuntamiento y su palacio real, Bergen, cuna de Ibsen y de Grieg, Stavanger, centro comercial y petrolero.

Renombrados novelistas como Henrik Ibsen ( “Casa de muñecas”, “Peer Gynt” ), escultores como Gustav Vigeland que plasmó todas las actividades del ser humano con sus desnudos en piedra, músicos románticos como Edvard Grieg, autor del más reconocido concierto para piano en el siglo XIX, pintores como Edvard Munch ( “El grito” o “Muchachas en el puente” ), navegantes como Thor Heyerdahl que atravesó el mar Pacífico desde Perú hasta la Polinesia en su barca de troncos “Kon Tiki” llevado solo por el viento y las corrientes marinas probando así que los habitantes de América no pasaron por el estrecho de Behring sino que provienen de la Polinesia ( o viceversa ), descubridores como Roal Amundsen, conquistador de la Antártida en su buque Fram, científicos como Gerhard Hansen, descubridor del bacilo de la lepra ( por lo que lleva su nombre ), todos ellos han aportado a la humanidad y han contribuido a hacer de Noruega ( una monarquía parlamentaria ), la nación con más alto Índice de Desarrollo Humano ( IDH ) por su esperanza de vida, por su ingreso per cápita, por su nivel educativo, el país con una democracia sólida que le ha dado el prestigio y la autoridad para convertirse en asesor internacional en la solución de conflictos internos ( como el proceso de paz que cursa actualmente en Colombia ), una nación que confía en sus gobernantes y ha doblegado la corrupción, un territorio de enorme riqueza fundamentada principalmente en el descubrimiento de enormes yacimientos de petróleo en su subsuelo continental y marítimo, de cuya tecnología se apropió en menos de 50 años y hoy lidera, pionero en la industria de la pesca, su segunda riqueza pero que se abstuvo de pertenecer a la UE, un país de talante socialista que sin embargo no ha generado cambios bruscos o abusivos en los ingresos de sus habitantes y que ha sorteado con éxito la caída de los precios de petróleo, gracias a su obsesión por  la igualdad, a su política de ahorro, austeridad y prudente inversión.