miércoles, 04 de junio de 2025
Dominical/ Creado el: 2014-04-12 11:07

El notario que más matrimonios celebra en Barranquilla es del Huila

El neivano Jaime Horta Díaz, abogado, periodista y actual notario octavo de Barranquilla (Atlántico), celebró en diciembre del año pasado 116 matrimonios y en todo 2013 sumó 605. Es pionero en el casamiento por celular.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 12 de 2014

La cifra podría ser un récord nacional: 116 matrimonios en diciembre del año pasado y en toda esa vigencia 605. A veces la Notaría 8ª de Barranquilla, ubicada en la calle Murillo número 26-96, se convierte en un centro nupcial con hasta 12 casamientos durante el día.

Pero lo más interesante es que muchas de estas bodas se celebran a través de celular o vídeo conferencia porque la ausencia de uno de los contrayentes no es obstáculo para el feliz enlace que da inicio formal a la familia.

El notario octavo de la capital del Atlántico, el neivano Jaime Horta Díaz, utiliza las bondades de la ley y las ventajas de la tecnología para hacer esto posible. Explica que el matrimonio por poder es tan viejo como la independencia de Colombia.

“Existe desde hace más de dos siglos. Cuando uno de los novios no puede estar en su boda puede nombrar un apoderado para que lo represente”, recuerda este abogado de la Universidad Nacional que participó en el más accidentado concurso de notarios por méritos que se ha llevado a cabo en el país.

“Eso no es nuevo. Por ejemplo, el sabio Francisco José de Caldas, uno de los precursores de la independencia de Colombia, se casó por poder en Bogotá con una dama de Popayán”, afirma y añade que a esta posibilidad le incluyó la tecnología: el teléfono móvil y la internet.

 

Desde cualquier parte

Entonces, el contrayente, estando en España, Australia o aquí mismo en Colombia manejando un bus puede participar en su boda y contestar las preguntas que le hace el notario acerca de las aceptaciones del matrimonio.

Anota que “es una forma de darle humanidad a una ceremonia que aparentemente es rígida por la ausencia de uno de los contrayentes”.

Lo del bus lo menciona porque en una oportunidad celebró un matrimonio en donde el esposo venía manejando un vehículo de Riohacha hasta Barranquilla y su novia estaba con el apoderado frente a Horta Díaz.

“Era un conductor de bus intermunicipal. Por razones de su trabajo no podía venir y lo llamamos. Venía por la carretera y le dijimos que desacelerara, se orillara y que le íbamos a hacer unas preguntas”, recuerda.

Otra vez fue un caso de un militar que estaba en pleno operativo. No fue posible  localizarlo pero el matrimonio no se iba a aplazar, su prometida se encontraba en la Notaría Octava con el respectivo apoderado y Jaime Horta decidió apoyarse nuevamente en los instrumentos tecnológicos.

“Lo que hicimos en esa oportunidad fue que le enviamos un mensaje de texto. Como no lo habíamos podido ubicar porque estaba en un operativo militar le escribimos que nos encontrábamos con su futura esposa en la notaría”, añade.

 

Notaría del amor

Hay días que en la Notaría Octava se celebran entre 12 y 14 matrimonios por día. “La verdad es que nos gusta participar de la solemnidad de las parejas que quieren formalizar su relación y siempre les damos la facilidad para que lo puedan hacer”, dice.

Considera que su notaría se ha ido rankeando como la del amor, la de los matrimonios en Barranquilla y también la del divorcio exprés.

“Tal vez hay muchos notarios a los que no les gusta casar a la gente, a veces preguntan en las notarías y no hay cupos porque tienen una dinámica de trabajo amplia. Nosotros hacemos el esfuerzo de darle gusto a todas las personas”, anota.

Hace cerca de un mes Jaime tuvo el privilegio de participar en un elegante matrimonio en el Baluarte de San Francisco Javier en la ciudad de Cartagena de Indias. Los novios eran los abogados Aleyda Patricia y Néstor Raúl, éste último hijo de un exmagistrado del Tribunal del Cauca.

Sin embargo, su papel en esta ocasión era especial. Tenía nervios y algo de nostalgia pero no era un invitado más, no iba como abogado, ni como periodista y mucho menos como notario: iba a entregar a su hija en brazos de su futuro esposo.