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Dominical/ Creado el: 2016-06-11 09:46

Después del Bronx, acaban de intervenir otra olla: el Palacio de Justicia

“A la zona llegaban autos de gama alta, a veces eran autos de detención”.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | junio 11 de 2016

Sal y dulce

Por ser una primicia confiada por altas fuentes a un periodista de encumbrados méritos y millones de lectores, a quien no hemos pedido autorización para tomar la totalidad de su informe, seremos breves.

Después del Bronx, “el mismo cuerpo de agentes especiales intervino otra olla peligrosa: el Palacio de Justicia, centro de operaciones de todo tipo de poderosos que se han ido degenerando hasta alcanzar niveles de degradación y desidia estatal lamentables”.

Nadie puede creer que a tan solo unas cuadras de la mismísima Presidencia de la República se halle semejante antro. “Por fuera parece un palacio, pero cuando uno entra, se encuentra con todo tipo de vicios”, relató uno de los detectives que comandó la misión, según la nota informativa, que –pensamos- será de público y oficial conocimiento en las siguientes horas.

Afirma la fuente –generalmente bien informada sobre lo que pasa en las cumbres del poder- que visitó las instalaciones durante el allanamiento y, efectivamente, el ambiente que se respira es indescriptible.

“Casi todo huele mal, en especial la forma en que los miembros consiguen sus plazas laborales. En las paredes hay rastros de favorecimientos familiares, sistemas para elegirse unos a otros y todo tipo de atrocidades. Eran grupos muy endogámicos, explica el comandante del operativo, que se promovían entre ellos mismos.

-En esta olla todo tenía un precio. Alquilaban colchones, cobijas, resoluciones. En depósitos sórdidos reposan miles de expedientes con los que torturaban por años a ladrones de gallinas. Les abrían expedientes y no se los cerraban nunca más, o los condenaban a décadas enteras.

El periodista describe, de manera conmovedora, el sitio: -Adentrarse en los vericuetos del lugar produce pavor. En el suelo yacen cuerpos de ratas, micos y lagartos al lado de incisos abandonados. En un pequeño cuarto de dos por dos cabían decenas de magistrados que metían y sacaban autos inhibitorios y todo tipo de porquerías.

-Al adentrarse en las salas, el olor se torna nauseabundo. En el piso se ven desechos de tutelas interesadas, trozos de ruanas de personas contra quienes infligían justicia, marcas de lo que podría ser el rito satánico del Yo te elijo, tú me eliges, practicado por oscuros sacerdotes del mal.

Las autoridades tienen identificados a dos líderes del sector, alias Ricaurte y a alias Palacio, quien, por si fuera poco, pasó del gancho de la Constitucional al de la Suprema sin inmutarse.

El periodista de tan trascendental primicia no oculta su nombre, por encima de los peligros enormes que implica la revelación y –más aún- los pormenores de la acción legal.

-“Queremos llevarlos a centros de rehabilitación, pero ellos no se dejan: se les ofrece baño y tratamiento pero son tantos años de vicios que ya es muy difícil que cambien, anota un trabajador social que hace parte del grupo. Es gente que no se deja reformar”.

El periodista en cuestión, que presentará su trabajo investigativo a futuros premios de periodismo, es conocido como Daniel Samper Ospina. Y su reportaje será publicado en su totalidad en la revista Semana, en su edición que comienza a circular este domingo.