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Dominical/ Creado el: 2015-08-02 08:39

Darío Silva Silva, un periodista al servicio de Dios

El pastor y el periodista Darío Silva Silva volvió a visitar el Huila, su tierra natal, uno de los más bellos lugares donde pasó cerca de 30 años de su vida, el lugar que lo vio formarse como periodista. Ahora su ejercicio como comunicador lo tiene al servicio de Dios.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | agosto 02 de 2015

Sencillo, jocoso y con la experiencia que brindan los años empezó su relato agradeciendo haber hecho parte del DIARIO DEL HUILA, a través de un espacio que Max Duque le brindó en una columna a la que llamaron ‘Silvadas y cantadas’. Confirma sus 75 años de edad, con 50 en el periodismo y 25 como pastor. Encontrarse con Darío Silva Silva es hacer un repaso a la historia del periodismo en el Huila y del mundo de los diarios, emisoras, cadenas de televisión y gobiernos nacionales de más de cinco décadas de historia colombiana.

Inicios en el periodismo

Empezar con preguntarle quién es Darío Silva es como entrar a hablar con muchos personajes a la vez. Tiene los recuerdos vivos y el corazón fuerte para reírse de las cosas que ha vivido. Empezó en el periodismo por vocación siendo muy joven, trasladándose a Bogotá donde sus estudios los inició en una academia que la dirigía Manuel Cabral Jiménez que se llamó Radial Limitada, ejercicio que desarrolló en los estudios de Radio Militar durante la dictadura de Rojas Pinilla. A los 17 años viajó a Tarqui, sur del Huila, donde sus padres adoptivos, -Darío Silva había quedado huérfano desde los dos años-, y en ese trayecto conoció en Garzón de una emisora que se llamaba Radio Garzón e ingresó como locutor por un par de años. Luego decidió por problemas personales ingresar a prestar servicio militar.

Estando en Garzón fue llamado para ser jefe de redacción del noticiero en Radio Neiva y después se fundó Radio Colosal que marcó un hito en la historia de la radio en el Huila, donde también fue su director. Una época de cambios, de hallazgos petroleros, de la creación de la represa de Betania, el alcalde de ese momento era Guillermo Plazas Alcid que hizo la marcha del ladrillo para construir el estadio.

Su carrera era muy estable y su prestigio tal en el departamento que recién posesionado el primer presidente Huilense Misael Pastrana Borrero, siendo Silva liberal, se adhirió a la campaña conservadora. Fue tanto el éxito que el propio presidentePastrana y Julio César Turbay Ayala lo invitaron a Bogotá para que manejara los medios audiovisuales de la campaña presidencial, pasaron muchas cosas entre discrepancias y envidias según logra describir como un acierto en su vida. Trabajó con Alberto Galindo, uno de los mejores periodistas que tuvo el pais, en uno de los noticieros con mayor rating nacional para aquella época. Para abreviar su trayectoria periodística ejerció como columnista en varios periódicos, trabajó en Cromos como periodista investigador, trabajó en el Pulso de la Nación en RTI y muchos otros más.

Uno de sus grandes aciertos fue el trabajo realizado en el primer noticiero en televisión que se hizo a color, de allí su nombre Noticolor, un ejercicio periodístico que fue avalado por el partido liberal y que tuvo corresponsales por primera vez en todos los departamento. Darío Silva se apodó, junto a Darío Restrepo como dos carga ladrillos por considerarse novatos, de cierta manera, al no pertenecer a la oligarquía. Época de críticas, luchas, de la presencia del comunismo y de allí sus contradictores. Al perder las elecciones el partido liberal cae y por ende el noticiero y sus periodistas y como respuesta del gobierno contradictor le fue quitada la licencia al noticiero, una manera de censurar a la prensa como bien ha sucedido en muchos otros países con sus gobiernos. Ese fue su punto más alto de alegría profesional pero a su vez se convirtió en la caída del árbol que más daba frutos. Llegó a tener tres embargos sobre sus bienes, las deudas, luchas, señalamientos y la necesidad de subsistir lo llevó a la iliquidez. Como alternativa para aquellos días decidió reservar sus días en la escritura de un libro que desentrañaba las mentiras del gobierno de aquella época y la mala situación del país para luego de terminar con su testamento y decidir que suicidarse era la mejor solución, para en ese entonces ser masón lo determinaba todo, cumplir su cometido como una ideología, ‘O todo termina en la tumba como dice el materialismo o habrá una nueva oportunidad a través de la reencarnación’.    

Levantarse de la crisis

Y estando alimentando rencores, programando el suicidio y organizando un testamento para pagar todo lo que debía recibió en aquel momento la llamada de una de sus primas, Cecilia de Iriarte. El tener una deuda con el gobierno tras su derrota por querer mantener el noticiero, un millón de pesos en impuestos lo tenían entre la espada y la pared. Con la llamada de su prima optó por preguntar si le prestaba el dinero que requería pero ella amablemente le contestó que no pero tenía a una amiga de una iglesia cristiana con la cual podían solucionar su problema. Es así como Ester Lucia Ángel, su actual esposa y motor de Casa sobre la Roca, entró a su vida, en el cual ese proceso de conocerse venía, según las palabras de Ester Lucia, guiadas por Dios. Así pues previamente a un proceso de oración Ester Lucia decidió prestarle el dinero según la necesidad que le manifestó Cecilia, pero Ester quiso ir más allá y conocer a futuro deudor. Darío Silva esperaba ver a una señora entrada en años con un libro bajo el brazo y las manifestaciones de una fanática al servicio de la religión pero no fue así, su percepción cambió al conocer a aquella mujer que le facilitaría el dinero para salir de su crisis. Lo curioso del caso es que Ester Lucía lo increpó y le dijo que él no tenía ningún tipo de problema económico, ni sentimental, ni político, ni social, su problema era espiritual. El testimonio que le llegó al corazón a Darío Silva fue el pasaje bíblico de Job, aquel hombre que tenía todo en la vida y que de un momento a otro lo perdió, sin familia, sin amigos, enfermo y casi moribundo se vio reflejado en ese testimonio, aun sin fuerzas y decidido a poner fin a su vida le dio el beneficio de la duda a aquella mujer que, además de prestarle el dinero, le ayudó a volver a creer en vivir y en cumplir una misión que iba más allá del servicio del comunicador.

Origen del pastor

Formó, en el garaje de su propia casa en Chicó, Bogotá, un grupo de oración en la cual asistían estudiantes de universidades y en cuyo momento, junto a sus estudios de teología sumada a su labor en RCN Radio con Juan Gossain empezó una nueva etapa de su vida. Una vez oficializado como pastor fundó Casa sobre la Roca con 72 personas el primero de septiembre de 1987, hoy tiene 28 iglesias en Colombia, tres en la Florida, Estados Unidos, una en Panamá y otra en España. Con un estudio bíblico con alrededor de mil alumnos, un colegio de enseñanza primaria y secundaria y otras actividades que están sumadas a la labor social como los 12 hogares de niños desamparados que atienden en el país, de los cuales han salido 30 profesionales, otros están estudiando y ya muchos son empresarios y ejecutivos. Darío Silva realza con una frase ‘eran gente sin esperanzas, niños que no murieron en las calles’.

El periodista al servicio de Dios

El periodismo tiene que ver mucho con la profesión profética, según lo relata un pasaje bíblico que trajo a la memoria, ‘el profeta es el hombre que está en una torre mirando lo que pasa y advirtiéndole a la gente lo que está pasando, eso es exactamente el periodismo’.  Y así puso su servicio de comunicador a los designios de Dios frente al púlpito.  

Entre una de sus muchas anécdotas está uno de sus amigos y miembros de la iglesia conoció estando nuevamente en Bogotá, a Carlos Lombana Cuervo, quien desde Garzón estrecharon amistad y gracias a su recomendación llegó como asistente de comando de artillerías. Lo curioso del caso es que Darío le sirvió en la militancia pero Lomabana Cuervo terminó siendo miembro de la iglesia cristiana que fundó Darío Silva. Después de muchos años, con la muerte del General Lombana se rompió un hito, Darío Silva fue el primer clérigo que oficializó las honras fúnebres de su amigo en un cantón militar, en una época de dictaduras y cambios de constitución en la cual se oficializaba la libertad de cultos.

Hoy agradece poder ayudar a tanta gente y salvar vidas como lo hicieron con él, la iglesia es quizás un medio más de llegar a buscar una salvación eterna pero es el ejercicio del cristiano, como lo relata la historia bíblica, que forma verdaderos hombres de fe.  Darío Silva termina de narrar sus experiencias con una sonrisa afirmando que su vida ha sido muy criticada pero es más lo bueno, que lo malo, y a eso es lo que más agradece.