Colombia: despertando a la realidad
¿Podremos confiar en que el nuevo congreso instalado el 20 de julio supere la retórica parlamentaria que alimenta egos y disputas personales, se ocupe de una agenda que profundice las grandes reformas que demanda el país?

Poco nos duró la euforia despertada por el gran desempeño de nuestros futbolistas en Brasil-2014, Quintana y Uran (Giro de Italia), Ibargüen en el salto triple o por compatriotas universales como Gabo y Mutis en literatura, Fernando Botero en el arte, Shakira en la música y R. Llinás en la ciencias, frente a la dura realidad por la sequía ocasionada por el fenómeno de El Niño que viven 117 municipios en la costa caribe y en el interior, aunado a problemas de inequidad y pobreza. Esto impacta al sector agropecuario por la sequía histórica en gran parte del país acompañado por la degradación de cuencas, humedales y páramos.
Según el director de PNUMA, Steve Lonergan, la sequía es causa de conflictos sociales: “…con el aumento de la demanda, la disminución de la disponibilidad de agua dulce (por minería y contaminación de agua subterránea), y los efectos adversos sobre la salud debidos al agua de mala calidad, la escasez resultará en violencia y guerras por el agua.” (El agua y la guerra, 2003). El calentamiento global altera las precipitaciones y la evaporación, lo cual exige planear a largo plazo el agua recurso vital y escaso.
El impacto más fuerte se vive en ciudades como Valledupar que registró 45° centígrados a la sombra, la más alta del país, lo cual se extendió a la región Caribe y Andina. Ciudades turísticas como Santa Marta que tiene complejos hoteleros vive una escasez de agua potable y contaminación de sus playas. En la Guajira mueren más de 15.000 cabezas de ganado y 10.000 hectáreas se erosionan, además mueren 4151 niños por desnutrición y baja cobertura en salud. Las cifras en la alta Guajira son similares a Ruanda (África) donde la tasa de mortalidad en menores de 5 años es de 55x1000 nacimientos, mientras en la Guajira es de 45x1000, “por décadas Etiopia ha sido el país que todo el mundo conoce por desnutrición y el mundo no sabía que también hay una crisis de desnutrición en la Guajira”, rica región que recibe cuantiosas regalías por carbón y gas, con pueblos que huelen a gasolina, es decir que circula más este líquido, que el agua requerida para mantener la vida de los niños.
El negocio de la gasolina iniciado hace una década como una ayuda del expresidente Hugo Chávez a los wayuu se convirtió en una multinacional del contrabando y del crimen que mueve entre $2,5 y 5 billones de utilidades anuales. “Gracias a ella algunos clanes y bandas armadas se tomaron esa inhóspita región. Y el contrabando de cigarrillos y licores, escuela que fundó Pablo Escobar, es un juguete al lado del negocio de la gasolina ilegal” (Semana, 20-27 julio, 2014). Esta disputa de clanes políticos llevó a la cárcel al gobernador Kiko Gómez. En el extremo norte (Uribía) tiene una cobertura de acueducto y alcantarillado del 5,3% de la población. Como en el vallenato de Escalona, “el almirante Padilla”, los nuevos almirantes llegaron a sus pueblos como Puerto López y los dejaron arruinados… “cogió La Guajira arriba, se puso a contrabandear y barrieron con sus pueblos, sus recursos, sus regalías. Ahora para donde irán/a ganarse la vida sin contrabandear”.
Pero esta historia se repite en Yopal con el drama que han tenido 170.000 habitantes que han vivido sin servicio del agua que delatan un vergonzoso despilfarro de recursos pues al lado del Meta están en la lista de mayores receptores de regalías. Azota también al Casanare, Santander con la sequía que viven las represas que surten los municipios de Librija y Santos. En Norte de Santander en municipios de Hacarí, Sardinata, El Zulia, La Playa y Ocaña que han sufrido graves incendios forestales. En el Huila el avance del desierto de la Tatacoa que desertifica el norte del departamento donde la explotación del petróleo en municipios como Aipe, Tello y Villa Vieja hacen escasa y profunda el agua.
Ante este desastre ambiental, social y económico el Minhacienda recorta el presupuesto de funcionamiento e inversión para el Minambiente en el 2015 y como sostiene el exdirector del Ideam “el cambio climático nos sigue pasando su factura, no hemos querido firmar una política que prevenga esta dependencia del agua… y lo peor es que El Niño 2014-2015 aun no comienza”. (R. Lozano, Emergencia anunciada, El Tiempo, 22-07-2014).
Como si el cuadro anterior fuera poco el Putumayo sufre las consecuencias demenciales de las Farc que derraman 4400 galones de crudo (martes 22 de julio), así como en Puerto Asís y Orito, contaminando aguas y suelos contribuyendo a la catástrofe ambiental que tanto le cobran a las multinacionales. Tanto peor, tanto mejor parece que fuera su consigna ignorando que las negociaciones de La Habana deben ser refrendadas por el pueblo.
¿Podremos confiar en que el nuevo congreso instalado el 20 de julio supere la retórica parlamentaria que alimenta egos y disputas personales, se ocupe de una agenda que profundice las grandes reformas que demanda el país? En alerta por sequía 117 municipios, los mineros artesanales no quieren legalizar su actividad y bloquean Buenaventura, puerto principal, fortín de paramilitares, guerrilla y delincuencia. Los agricultores presionan al gobierno por subsidios, que implican nuevos impuestos y reforma tributaria.
Los argumentos legitiman la protesta social de quienes tienen necesidades represadas que remiten a dos “Colombias” como señaló Alfonso López: La rural pauperizada y excluida, la urbana vinculada a la industria y las finanzas que convive con sectores marginales y empobrecidos, en el “Plan Para Cerrar La Brecha” 1975 – 1978: “Reducir la brecha entre campo - ciudad, entre barrios ricos y pobres, entre quienes tienen acceso a servicios de salud, educación, y los analfabetos y desnutridos”, dando énfasis a la inversión pública, enfocada a la población más pobre. Convive con el moderno que produce bienes que penetran el mercado internacional, compra tecnología e incrementa su productividad, de un sector financiero que acumula billonarias ganancias y empresas que obtienen grandes utilidades y evaden impuestos, como lo denunció el exdirector de la Dian al señalar: que solo 3500 empresarios que pagan impuestos y con ellos el país tiene una deuda grandísima. “Hay otros 311.000 con comportamientos erráticos y niveles de evasión muy altos, es decir, que parte importante de esos impuestos que están pagando los colombianos, se los están robando otros colombianos.”(Ricardo Ortega, El País, 01-07-14).
Quizá ello explica la pobreza y la desigualdad regional: Mientras Chocó tiene el 68,0% el doble de la media nacional (32%), Bogotá registra el 11,6%, casi la tercera parte del promedio nacional. Entre los más pobres además del Chocó, sigue Cauca (62,1%), Córdoba (60,2%) y Guajira (58,4%). Este y el Huila (45,4%), que perciben cuantiosas regalías no se reflejan calidad de vida. En la indigencia (pobreza extrema) repite el Chocó (40,7%), Cauca (34%), Guajira (28%), Córdoba (27%), Magdalena (23%) seguido del Huila (18%).
El Coeficiente de Gini del país (0,539) en 2013 sigue siendo muy alto, según el informe sobre Desarrollo Humano PNUD (Tokio, 24-07-14) que mide la desigualdad en el mundo, la clase media la integran 13 millones, los pobres 16 millones y 18 millones preocupan pues son vulnerables de caer o permanecer en la pobreza. Según dicho informe Colombia ocupa el puesto 98 de 168 países, por debajo de Chile (puesto 41), Cuba (44), Argentina (49), Venezuela (67), Brasil (79) y Perú (82). El Dane maquilla las cifras al señalar que millares de colombianos han salido de la pobreza, tal vez algunas cosas se hacen bien pero ocurre que otros lo hacen mejor, en un mundo competitivo y globalizado.
* Ex rector de la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad Surcolombiana. Profesor asociado de la Universidad Nacional.