miércoles, 10 de septiembre de 2025
Dominical/ Creado el: 2014-06-15 09:41

Colombia es Mundial y paz

Porque creemos en los acuerdos que se adelantan en La Habana y no en las fanfarronadas de algunos cabecillas de las Farc, como las mentiras de los enemigos de este proceso, sentimos el deber de privilegiar el bien común.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | junio 15 de 2014

Nunca se imaginaron, los fríos ingleses, creadores del deporte más popular del mundo hace 150 años (1863), que con el grito de “goolll” laten los corazones del mundo entero y con la cálida fraternidad deportiva que enfrenta dos equipos de once jugadores cada uno, se unifican países y continentes sin importar raza, religión ni ideología política.

Bajo la rectoría de la FIFA (Federation International Football Association) fundada el 21 de mayo de 1904 con sede en Zúrich, Suiza, agrupa 209 asociaciones o federaciones de distintos países, con 17 países más que la Organización de las Naciones Unidas, ha organizado 20 copas mundo, entre 1930-2014, de las cuales 7 veces se jugó en América y siempre ganó un equipo suramericano, 10 veces Brasil fue semifinalista y 5 veces ha sido campeón. Han transcurrido 36 años desde que se celebró el último mundial en Argentina (1978) y hace 16 años Colombia no participaba en un mundial.

Brasil 2014 se desarrolla en un clima candente y contradictorio, entre protestas y alegrías, un gran país con estabilidad económica iniciada en los 90 que lo ubica entre las 10 potencias económicas del mundo con un PIB de USD 2,3 billones, un per cápita de USD 10.279, quinto país en población (202,7 millones de habitantes), y con una población bajo la línea de pobreza de 15,9% y al tiempo primer exportador de aviones jets, café, cítricos, carne bovina y pollo; segundo exportador de etanol, hierro y segundo con cultivos transgénicos, después de EE. UU. También es primero en biodiversidad y gran pulmón del mundo por su reserva amazónica, recordado por su carnaval que se prepara todo el año y se baila en la calle al ritmo de exuberantes garotas.

Este país de contrastes que puso fin a la monarquía y al golpismo militar de Joâo Figueredo regresando a la democracia en 1985 con elecciones directas que consolidaron presidentes como Fernando Henrique Cardoso, Luis Inacio Lula da Silva (2002) y su sucesora Dilma Rousseff, actual presidenta que espera prolongar su periodo en octubre del presente año. Brasil vive una experiencia única, tras tres décadas de democracia con un gran potencial que lo coloca como parte de las BRIC, pero lo frenan las inmensas desigualdades, la falta de infraestructura, la educación y la elevada corrupción que han opacado la fiesta del mundial, con elevado descontento y manifestaciones callejeras que rechazan las billonarias inversiones en 12 estadios de fútbol, pero que al grueso de la población no les permitirá concurrir a los estadios, ni beneficiarse de sus jugosas ganancias que quedan en manos de  multinacionales que comercian el espectáculo del football.

Ayer Colombia venció a Grecia por 3-0 en su primer partido demostrando maestría  sin El Tigre Falcao, en el histórico Mineirao, casa del club Cruzeiro en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, el estadio cuna del legendario rey Pelé, que  permitió a 47 millones de colombianos gritar a todo pulmón “volvimos para ganar” y no tener que avivar a Brasil, Argentina, Uruguay o  Alemania, España, Holanda e Italia y el disfrute del espectáculo que institucionaliza una nueva generación, fogueada en el exterior. Unificará con la tricolor colombiana desde el ama de casa, el lustrabotas, el presidente y el empresario, donde los once jugadores que portan la camiseta amarilla nos permitirán saltar con cada gol, haciéndole descuentos a la violencia, la desigualdad social y hasta la política, que en campaña presidencial  generó juego sucio y la posibilidad de sacar tarjeta roja por parte de los jueces de la republica a quienes calumnian y mienten para ocultar sus torcidos. El fútbol es pasión como la política pero también es unión familiar, nacional que trasciende fronteras, que bien podrían desarmar las barras bravas, desarmar a los violentos  y lograr que la euforia retumbe en campos y ciudades no solo por unos minutos  sino para iniciar la construcción de un nuevo país, que nos permita jugar muchos mundiales, todos unidos y con la camiseta puesta por la inclusión social y la paz que construye, y no la guerra interminable que destruye ,como dijera el sociólogo Norbert Elías: “Es ineluctable que los seres humanos mueran, pero no es inevitable que se sigan matando.”

En relación con la elección presidencial de hoy domingo 15 de junio, nunca antes el voto es una decisión muy seria, libre y consiente, conocidos los argumentos para decidir sobre el mejor candidato que interprete los intereses colectivos, y no la pasión ciega y sectaria de unos pocos que quieren que la guerra continúe no finalizar el conflicto de más de cincuenta años. Como dice Francisco de Roux, el representante de los Jesuitas en Colombia: “Porque he sufrido el dolor y el terror de la guerra en los lugares más duros del país y considero mi obligación moral el poner todos los medios, los que considero más eficaces, más prontos, más rápidos para que termine la guerra de todos los lados; no quiero que sigan estas cifras de secuestrados, de minas antipersonas, de millones de campesinos desplazados, de más de mil víctimas cada año de jóvenes soldados y policías (entre heridos y muertos), y de jóvenes colombianos guerrilleros muertos en combates absurdos; porque siento que la guerra lo ha dañado todo, incluida la política y la justicia e incluida el alma de los colombianos.”

Porque creemos en los acuerdos que se adelantan en La Habana y no en las fanfarronadas de algunos cabecillas de las Farc, como las mentiras de los enemigos de este proceso, sentimos el deber de privilegiar el bien común, confiados en que la victoria sobre Grecia nos da confianza sobre los nuevos rivales (Japón y Costa de Marfil) para llegar a disputar la copa con los mejores del mundo, competida pero no imposible. Como señalan algunos empresarios en carta dirigida al presidente Santos: “Tenemos confianza en el proceso de paz y Usted dirige un gobierno que muestra resultados económicos sin precedentes, incremento del empleo formal, aumento constante de la inversión extranjera, la modernización de la infraestructura y excelentes relaciones internacionales.” (Empresariado anuncia su apoyo a Santos, 11-06-14). El futuro del país es luminoso y quien quiera conquistar la cumbre debe ascender por senderos escabrosos.

* Ex rector de las universidades Nacional y Surcolombiana. Profesor asociado de la Universidad Nacional de Colombia.