'No pido indulto, quiero garantías judiciales para mi padre'
José Jaime Uscátegui Pastrana habló en exclusiva con DIARIO DEL HUILA.
Luego de 16 días de vigilia frente a las oficinas de la OEA en Bogotá y una huelga de hambre que lo llevó a la clínica, José Jaime Uscátegui Pastrana, hijo mayor del general Jaime Humberto Uscátegui Ramírez quien está condenado a 37 años de prisión por la masacre en Mapiripán (Meta), y la neivana Constanza Pastrana, siente que ya no tiene más recursos para defender al alto oficial.
“Expuse mi salud en una huelga de hambre. Creo que humanamente no puedo hacer más porque ya no se me ocurre nada en pro de esta defensa. Llegó el momento de echarme la bendición y poner el caso de mi padre en manos de Dios, para que Él ilumine a la Corte Suprema de Justicia y falle el recurso de casación a favor de la justicia que está pidiendo la familia Uscátegui”, manifestó casi que con impotencia a DIARIO DEL HUILA.
El hombre, de 32 años de edad y de ascendencia opita, no se cansa de asegurar que su progenitor nada tuvo que ver, por omisión y mucho menos por comisión, con el cruel asesinato de un sinnúmero de habitantes de esa población llanera a manos de grupos paramilitares en 1997.
“Si tuviera la más mínima duda sobre su inocencia hubiera agachado la cabeza, me hubiera resignado y habría continuado con mi vida como si nada. Si no creyera en él me dedicaría de lleno a mi esposa y mi hijo que tanto me necesitan. Pero lo conozco y creo en él como persona y como militar”.
Sin respuestas
A pesar de haberse encadenado frente a las oficinas de la Organización de Estados Americanos en Bogotá y de entrar en una huelga de hambre, José Jaime no obtuvo respuesta de parte de ese organismo al cual le presentó en el 2003 un derecho de petición para que revisara las irregularidades que según él se vienen cometiendo con su padre militar
“La Comisión Interamericana de Derechos Humanos tiene la obligación de contestar ese recurso que presenté en el 2003 para que revise las irregularidades. No fue posible que se pronunciaran pero al menos se logró ventilar el caso y hacer que muchas más personas supieran de esta injusticia”.
Ante este panorama que parece desalentador para la familia Uscátegui Pastrana, el primogénito del general espera que le concedan una cita con el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Emilio Álvarez Icaza, para exponer el caso de su papá y de paso sentar un precedente para la situación de muchos militares y policías en el país.
“La situación del general Uscátegui no es la excepción sino lamentablemente la regla porque hay casi 2500 militares y policías privados de la libertad y 15.000 más investigados. Están vendiendo la idea que estamos pidiendo algún tipo de amnistía e indulto. Pero eso no es cierto, lo que estamos pidiendo son garantías judiciales porque si se aplica la Constitución y la ley en el estricto sentido, mi padre y muchos otros uniformados estarían en libertad”.
¿Pruebas falsas?
Este es un caso en el que hay un interés de impunidad muy grande, denunció José Jaime Uscátegui. Agregó que al general no se le han brindado todas las garantías jurídicas ya que está condenado debido a las falsas víctimas, los falsos testigos y la manipulación de pruebas.
“Se han beneficiado todos los involucrados. Unos que han logrado desviar toda la investigación y por eso los verdaderos responsables siguen en la sombra y sin sanciones. Los otros son los del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo que quieren a toda costa un victimario, no les importa si es inocente o no, sino un general condenado por estos hechos para poder justificar esas indemnizaciones millonarias que han recibido por la existencia de falsas víctimas”.
Prueba reina
Uscátegui Pastrana es insistente en la inocencia de su progenitor y asegura que existen las pruebas suficientes para demostrarlo. Sin embargo, confía mayormente en el documento que en el 2006 firmó el presidente Juan Manuel Santos Calderón cuando fue ministro de la Defensa y en el que se consta que para la fecha de la barbarie el general Jaime Humberto Uscátegui, en calidad de comandante de la VII Brigada en Villavicencio, no tenía responsabilidad o mando operacional en las tropas que operaban en Mapiripán.
“Esa es una prueba irrefutable que demuestra la inocencia de mi papá. Le quedaría muy mal a la Corte Suprema de Justicia desconocer este documento firmado por el propio presidente cuando fue ministro”.
El drama de una huilense
Desde hace 15 años la neivana Constanza Pastrana, esposa del general Uscátegui, ha sufrido en carne propia esta situación. No obstante, los problemas jurídicos del oficial no han logrado amilanar su espíritu luchador.
“Para ella ha sido difícil porque ha tenido que ser papá y mamá a la vez. Tuvo que terminar de criarnos a mi hermana María Angélica y a mí, y empezar a criar a mis dos hermanos adolescentes: Mariana, de 16 años, y Julián, de 14”, dijo José Jaime, quien además calificó a Constanza, exreina del Bambuco, como una mujer valerosa, leal y excelente madre y esposa.
“Gracias a ella nuestro hogar no se ha desmoronado porque ha sabido sobrellevar las cosas y siempre ha estado firme con mi papá, acompañándolo en cuerpo y alma”.
El drama es de toda la familia. Los hijos menores del general Uscátegui aprendieron a caminar en los pasillos de la Escuela de Infantería en Bogotá, lugar de su reclusión. Además, han crecido viendo a su papá siempre en cautiverio.
“Ha sido una tortura para toda la familia. Mis hermanos Mariana y Julián, quienes son los menores, son el testimonio vivo de esa persecución, de las humillaciones, el señalamiento y de la ausencia de garantías. Es una tortura sicológica para toda la familia”.
Militar y padre
“Es un hombre ejemplar, con una calidad humana maravillosa; además es un excelente padre. A pesar de haber portado un uniforme y que fue un militar consagrado siempre tuvo tiempo para nosotros. Siempre ha tenido el mejor consejo para sus hijos”, expresó José Jaime Uscátegui.
Dijo que le duele ver como el alto oficial envejece en reclusión mientras pierde lentamente su vida productiva. “Él es muy creyente y después de 15 años no ha dejado de sonreír porque no solamente cree en Dios como ser supremo, sino que está seguro de su inocencia; y duerme tranquilo porque debajo de su almohada están todas las pruebas de su inocencia”.
Defensor incansable
José Jaime Uscátegui Pastrana es profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales, pero desde el año 2003 ha asumido empíricamente, y llevado por el grueso vínculo familiar, la defensa pública y mediática de su padre. Argumentando serias inconsistencias en el caso jurídico del militar decidió interponer un derecho de petición ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que revisara las supuestas irregularidades que se vienen cometiendo con el general.
Asimismo, en 2005 realizó el documental ¿Por qué lloró el general? En el que contó otro lado de esta historia judicial.
“He venido poniéndole la cara a los medios para que se tengan en cuenta las pruebas. En el año 2010 viajé a Mapiripán arriesgando mi vida para presentar ese video. También viajé a Costa Rica para participar en discusiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre este caso”.
El presidente no lo atiende
Pese a que muchas veces que ha intentado una reunión con el presidente Juan Manuel Santos, el jefe de Estado no ha querido atenderlo, se quejó.
“La última vez que hablé con él fue cuando era ministro, pero desde que es presidente ha hecho oídos sordos a mis peticiones”.
Por eso, le hizo un llamado para que tome cartas en el asunto y no permita que continúe la injusticia que según José Jaime, está ocurriendo con el general Uscátegui.
“El presidente es el comandante de las Fuerzas Armadas, y en el caso de mi papá él sabe que es inocente. Que por favor no permita más injusticias ya que hay muchas familias que desde hace años están sufriendo la misma suerte”.
′Santos, rehén del proceso de paz′
Después de año y medio de conversaciones, el hijo mayor del militar condenado por la masacre de Mapiripán sostuvo que el presidente de la República se convirtió en rehén del proceso de paz.
“Todos los días están asesinando militares y policías, incluso en circunstancias de indefensión, y frente a eso el gobierno guarda silencio para no molestar a los señores de La Habana”.
Rechazó tajantemente la posibilidad de que miembros de las Farc puedan llegar al Congreso luego de un acuerdo de paz. Argumentó que quienes han cometido violaciones a los derechos humanos no pueden ni merecen ejercer estos cargos.
“No se puede enviar el mensaje de que en Colombia el crimen paga. Hay un guerrillero pedido en extradición sentado en las mesas de La Habana y viviendo cómodamente, mientras tenemos a un general y a muchos militares condenados injustamente”, finalizó José Jaime Uscátegui Pastrana.
Terror en Mapiripán
La Masacre de Mapiripán es el nombre con que se conocen los hechos ocurridos entre el 15 y el 20 de julio de 1997, en el municipio Mapiripán del departamento del Meta, que costó la vida de un número no determinado de lugareños en manos de grupos paramilitares que llegaron a esa localidad en el oriente colombiano, y con la complicidad del Ejército, la Policía, algunos habitantes, funcionarios públicos y de asesores norteamericanos en el área.
Las víctimas fueron objeto de torturas, mutilaciones y muchas de ellas arrojadas al río Guaviare. Recientemente se conoció que algunas de estas víctimas no eran tales, unas mintieron y otras ni siquiera estuvieron en el lugar de los hechos.