Desnutrición infantil: Discusión más allá de las cifras
Según informes del Instituto Nacional de Salud, la muerte de menores de cinco años por desnutrición superó el límite histórico notificado en el periodo 2014-2016. Los casos más frecuentes se presentan en el Atlántico, Meta, Cesar, Caquetá, Huila y Boyacá.

César Escallón
Diario del Huila
En la Semana Epidemiológica 39 de 2017, se notifican al Sivigila cinco casos de muertes probables asociadas a desnutrición en menores de cinco años. Los casos corresponden a muertes por diferentes patologías que registran desnutrición como uno de los diagnósticos.
El informe entregado por el Instituto Nacional de Salud, indica que en la Semana Epidemiológica 39 que va del 24 al 30 de septiembre, se descartó un caso y que a la fecha se encuentran en estudio 151 casos probables de muertes asociadas a desnutrición.
De igual forma establecieron que en los departamentos de Atlántico, Meta, Cesar, Caquetá, Boyacá y Huila se presentó un incremento que supera el límite superior histórico notificado en el periodo 2014-2016.
El INS descartó además, durante la semana 39, tres muertes por unidad de análisis. A la fecha quedan en estudio 35 muertes probables por desnutrición para su clasificación final y para definir la causa de muerte; por residencia, La Guajira, Cesar, Magdalena, Córdoba y Meta han notificado el 71,4% de estas muertes.
Esta Casa Editorial logró establecer que la tasa de mortalidad por desnutrición nacional es de 0,8 muertos por 100 menores de cinco años y que en todas las entidades territoriales supera la tasa nacional, excepto Antioquia y Casanare.
Casos confirmados en el Huila
Según el informe entregado por Secretaría de Salud Departamental en su boletín del periodo siete de epidemiologia mensual que va desde el 18 de junio al 15 de julio del 2017, el Departamento tiene notificados cinco casos de mortalidad por y asociados a desnutrición en menores de cinco años, de los cuales dos fueron confirmados como casos de mortalidad por desnutrición.
Estos casos corresponden a un niño de ocho meses, residente en zona rural del municipio de Gigante, el otro, es de un menor de nueve meses procedente de la cabecera municipal del municipio de Neiva.
Asimismo, en el informe entregado por la Secretaría de Salud del Huila, logró establecer que se descartaron los casos notificados de menores residentes en Pitalito, Neiva y Garzón, a los cuales el evento de mortalidad se atribuyó a enfermedades de base en dos casos, e Infección Respiratoria Aguda en la menor procedente de Neiva; un incremento a comparación del 2016 que durante este mismo periodo se habían notificado tres casos de muerte por y asociada a desnutrición. Del mismo modo en el documento se refleja que el Huila cerró en el periodo siete su tasa de mortalidad en menores de cinco años en 1,74 por 100.000 menores por casos de desnutrición.
Desperdicio de alimentos en el país
La desnutrición ha aumentado por el desperdicio de comida en Colombia, así lo demostró la Revista Semana, quienes a un año de que el dato del desperdicio fuera publicado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), dieron a conocer los resultados del estudio adelantado por el Observatorio del Hambre de la Universidad Externado de Colombia en el primer trimestre del presente año; revelaba que con la comida desperdiciada en el país podría alimentarse a casi cuatro millones de habitantes, y que existen propuestas legales para la reducción y la reorientación de ese desperdicio que no han sido votadas a la fecha.
De igual manera lo corroboró un estudio realizado por la Universidad de Los Andes, donde se estableció que si se pudiera evitar el desperdicio de alimentos se puede alimentar sin problema a los 500.000 niños que sufren de desnutrición crónica en el país.
Según la investigación, la pérdida corresponde a las ineficiencias en las cadenas de producción y el desperdicio a los hábitos de consumo el cual se da en tres niveles de la cadena alimenticia. El primero es la pérdida de alimentos que se produce en el ámbito de la producción agropecuaria, la cual afecta a 3.95 millones de toneladas y va ligada con la poscosecha y el almacenamiento de productos en donde nuevamente desaparecen 1.93 millones de toneladas. Entre el momento en el que el campesino cosecha sus frutas y el instante en el que el producto llega a la puerta del distribuidor, ya se ha mermado cerca de una novena parte de todos los alimentos disponibles, cuyas pérdidas ascienden en total al 58% de las frutas y verduras, 49% de las raíces y tubérculos, 23% de los productos lácteos y 12% de los cárnicos, según los cálculos del DNP.
Luego viene el procesamiento industrial y la distribución al por menor, en donde también resultan afectadas cerca de 2.342.000 toneladas que son dañadas en el camino. Nuevamente impactan este fenómeno las herramientas de transporte de las que dispone la industria.
Mientras que en tercer lugar viene el desperdicio relacionado con los hábitos de consumo de los ciudadanos que representa 1.53 millones de toneladas echadas a la basura. Casi 10% del total. Este punto es uno de los que más se ha tratado motivo a que es una medida representativa de nuestra forma de consumir alimentos sin planificación que induce a una pérdida de comida fácilmente evitable.
¿Cómo se puede resolver la pérdida de alimentos?
Hasta el momento, entre las diversas iniciativas que existen para mitigar este dilema, la Asociación de Bancos de Alimentos (ÁBACO) ha sido una de las más exitosas en el mercado.
Sin embargo, a pesar de que ha rescatado cerca de 20.000 toneladas el año pasado a través de sus 18 bancos, el trabajo de la asociación permite la recuperación de apenas 0.2% de las pérdidas que serían mitigables con una iniciativa mayor.
Por ese motivo, el año pasado, se presentó el Proyecto de Ley 157 que unificó a cinco leyes, realizado en acompañamiento con los bancos de alimentos ante el Senado y otras organizaciones sociales.
El Proyecto de Ley se propone principalmente tres medidas. La primera es eliminar el 9% del Impuesto sobre la Renta para la Equidad (CREE) a los supermercados y fincas productoras que donen alimentos.
La segunda propuesta recae sobre la DIAN, que por ley destruye los alimentos decomisados.
Y tercera que además de la ampliación de los bancos, el aumento de los controles y el establecimiento de sanciones para quienes desperdicien, el proyecto plantea, por último, la prohibición de la destrucción de alimentos en buen estado por parte de supermercados y plazas de mercado, como sucede hoy en Francia, que gracias a una norma aprobada en febrero del 2016 por unanimidad, se convirtió en el primer país del mundo en prohibir por ley el desperdicio de comida sobrante de los supermercados.