Yaguará tendrá un nuevo monumento
En el parque Ángel María Paredes de Yaguará se instalará “La Quesillera", u "Homenaje a la Quesillería", una escultura de dos metros realizada en la técnica de bronce a la cera perdida, y que se convertirá en un nuevo ícono cultural de la localidad.

Por Andrés Felipe Ortiz Ardila
Coord. Cultura de Yaguara
Miembro correspondiente de la Academia Huilense de Historia.
El monumento, que para su realización tomó como modelo las cualidades anatómicas de la precursora de la fórmula del quesillo yaguareño, Antonina Falla Viuda de Tavera (1891 - 1968), de quien se inspiraron sus rasgos indígenas y su cuerpo esbelto, busca resaltar la labor que han desarrollado a lo largo de la historia cada una de las personas que se han dedicado a este oficio. Especialmente si tenemos en cuenta la relevancia y aprecio que tiene el producto, muy apetecido por su sabor, caracterizado por su suave textura, acidez y elasticidad.
Y es que su fama es tal, que durante la administración municipal del alcalde Rafael Ramírez González (2016 - 2019), se llevaron a cabo tres festivales anuales del Quesillo Yaguareño (2017 - 2019), en donde se expuso todo el proceso de elaboración del producto en vivo y que culminaba con la fabricación de un quesillo de cinco metros de diámetro, el cual se distribuía de manera gratuita a cada uno de los asistentes, que sobrepasaban la cantidad de dos mil curiosos.
Antonina Falla, la precursora de toda una tradición
Precursora de la fórmula del quesillo yaguareño, Antonina Falla Viuda de Tavera. Cortesía, Registraduría Nacional del Estado Civil.
Transcurrían las primeras décadas del siglo XX en el apacible pueblo de Yaguará, en donde, en una pequeña casa de bahareque de estilo colonial, que hoy día todavía se puede apreciar, pero ya en ruinas, se encontraba Antonina Falla con una comadre, que la estaba ayudando a alistar todos los ingredientes para elaborar unos bizcochos de achira.
Resultó que la leche a la que le habían vertido el cuajo de vaca no solidificó, ellas, pensando en qué habrán hecho mal, deciden agregarle un poco de suero fermentado de días anteriores, pero les resultó algo diferente, una cuajada como cortada. Decepcionadas, tomaron aquella mezcla y la cocinaron, hasta el punto que se fundió y se transformó en una especie de queso chicludo; sin saberlo, y por accidente, habían creado el primer quesillo yaguareño.
De esta manera, Antonina siguió experimentando, probando y mejorando su técnica, hasta llegar al punto de crear la fórmula actual del quesillo; al inicio lo regaló a sus vecinos a manera de cortesía, ellos, encantados, le pedían más, y hasta le proponían pagarle por ellos.
Otros se lo llevaban a sus familiares en Neiva o Bogotá, especialmente las familias más pudientes, como por ejemplo los famosos médicos Cabrera, que se lo llevaron hasta Estados Unidos en su época de estudiantes. Fue de esta manera que el producto se daría a conocer y empezaría a adquirir su reconocimiento.
Antonina enseñó su secreto a otras personas, pues en la época sólo ella los fabricaba y deseaba heredar la tradición a las nuevas generaciones, de ella aprendieron los también recordados quesilleros Ramón Tovar, padre de Belén Tovar; Evangelina Torres Cruz, esposa de Adriano Tovar, hijo de Antonina; Mercedes Manchola, Florinda Fierro y muchos más.
Ellos la recuerdan con aprecio, y señalan la necesidad de recordar y enaltecer su memoria, pues gracias a ella aprendieron un oficio con el cual pudieron sacar adelante sus familias y que todavía hoy está vigente. Señalan como una humilde mujer, que tenía cierta dificultad en el habla y a la que poco se le entendía lo que decía, legó para la posteridad una tradición que hoy es un orgullo y patrimonio cultural intangible del municipio.
El monumento
Se trata de una escultura en bronce, realizada por el maestro Emiro Garzón Correa. La obra representa una mujer ataviada con un vestido a la moda del siglo XX, de cuerpo esbelto, facciones indígenas y erguida con la elegancia característica de las bellas mujeres yaguareñas, aquellas que en su niñez el escultor admiraba por sus prominentes caderas y nalgas, recuerdos que sellarían para siempre su estilo artístico.
Esta mujer, de dos metros y cinco centímetros de estatura, se encuentra estirando o hilando un quesillo con una cagüinga durante la etapa de cocción del producto, el cual reposa sobre un fondo metálico. Esta alegoría reposará sobre un pedestal de 1,70 centímetros y será visible desde todos los ángulos por su altura, que será cercana a los cuatro metros.
Por su ubicación estratégica, se integrará de manera armoniosa con el entorno patrimonial y se sumará a uno de los íconos más emblemáticos: el templo de Santa Ana, ya que podrá apreciarse delante de su fachada. Cabe señalar que su instalación coincide con el mes de natalicio de Antonina, pues vino al mundo el 31 de diciembre de 1891, y aunque nació en el municipio de Hobo, desde temprana edad se radicaría en Yaguará, un pueblo al que le otorgó, sin saberlo, una fama que ha trascendido fronteras.