Las fantasías, otro ingrediente sexual
Las fantasías sexuales, son algo de lo más habitual y forman parte de la sexualidad de todas las personas. Si bien son los hombres quienes más se han atrevido a hablar del tema, las mujeres, también tienen sus deseos en relación al sexo.

Emparejados, solteros, casados o ′arrejuntados′, el estado sentimental nada tiene que ver con las escenas pasionales que la especie humana genera y visualiza en la mente. Deseos carnales imaginados que se sueñan con volverlos realidad.
Durante mucho tiempo las fantasías sexuales fueron consideradas como tabú o incluso algo vergonzoso, pero de acuerdo a los sexólogos este tipo de pensamientos alimentan el deseo, intensifican el placer y son el motor de una sexualidad más abierta y desarrollada.
Todo el mundo las tiene, a todas las edades, de manera consciente o inconsciente, explícita o implícita. También se sabe que las mujeres tienen tantas fantasías como los hombres. La única diferencia es que los hombres tienen menos pudor y hablan de ellas con mucha más facilidad.
Los hombres son mucho más básicos, visuales y directos en cuanto a sus fantasías sexuales. Cabe aclarar que esta no es una teoría feminista, pero las mujeres, tienden a desarrollar historias más complejas, en muchos casos, dignas de las mejores novelas eróticas.
Más de la mitad de las personas, fantasean durante el coito, en muchas ocasiones con la propia pareja, en situaciones diferentes pero también puede darse que la fantasía involucre a otras personas.
Pero sin duda, lo más frecuente es que se fantasee durante la masturbación, siendo este el momento propicio para dar rienda suelta a la imaginación sin lugar a los condicionamientos o a culpas.
Las fantasías sexuales se dividen en dos grupos: Las más livianas incluyen el utilizar juguetes sexuales, identificar nuevos espacios donde tener intimidad que podrían ser “prohibidos” (como el baño de un avión) o jugar con la imaginación para asumir roles o incluso “invitar” a un tercero a la cama aunque su presencia sea imaginaria.
Otro tipo de fantasías requiere más conversación. Un “threesome” (trío) o practicar el “swinging” (intercambio de pareja) son actividades con consecuencias que la pareja debe considerar más allá del momento, pues puede ocurrir que alguno de los dos no se sienta bien en el acto o después, y surjan recriminaciones.
Reviven la pasión
Las fantasías sexuales pueden ser una de las tantas maneras de mantener viva la intimidad. Planificarlas, compartirlas y llevarlas a cabo equivale a salir de la rutina y evitar que los encuentros se tornen en lo mismo de siempre.
Especialistas en sexualidad humana indican que las fantasías son recomendables siempre y cuando sean sicológicamente saludables para los dos. Eso significa que ambas partes estén claras con respecto a lo que cada uno desea y exista un consentimiento mutuo acerca de lo que pasará. Hay que evitar a toda costa que alguien busque complacer al otro sin sentirse cómodo porque de lo contrario el resultado será inconformidad, desconfianza y duda.
La comunicación
La apertura en la comunicación en torno al tema sexual puede ofrecer claves sobre la relación. Es decir, si no hay una comodidad al expresar los deseos en esta área es probable que en otros temas también haya cohibición. Todas las personas tienen fantasías privadas, que reflejan los deseos, lo ideal es poder compartirlas para aumentar la satisfacción con la relación.
Los tabúes y la falta de educación en sexualidad son culpables de que muchos hombres y mujeres repriman el diálogo acerca de sus deseos y piensen erróneamente que siempre deben mantenerse secretos.
Las más comunes de los hombres son:
- Tener sexo con personas extrañas: se dan en la mitad de los casos y sobre todo en los hombres más jóvenes.
- Tener sexo con la propia pareja: esto no tendría nada de extraordinario sino fuera por el hecho de que habitualmente se fantasea con posturas o prácticas sexuales distintas a las practicadas con la pareja, tales como el sexo anal, entre las más frecuentes.
- Tener sexo con varias mujeres: sin duda una de las preferidas del género masculino.
- Obligar a una mujer a tener sexo: no en el marco de una violación, aunque éste también puede ser el caso, pero sí de forzar un contacto o situación sexual.
Las más comunes fantasías sexuales femeninas son:
- Tener un contacto con alguien del mismo sexo: una de las que se repite con mayor frecuencia es fantasear con alguien del mismo sexo, ya sea que involucre un encuentro sexual con otra mujer o simplemente pensar en un inocente beso, sin que esto signifique una tendencia homosexual.
- Tener sexo con un extraño: una de las más frecuentes y excitantes es fantasear con tener sexo con un desconocido.
- Tener sexo en lugares inusuales: sexo en el agua, en una playa, en un avión, suelen ser las más recurrentes entre las mujeres.