jueves, 11 de septiembre de 2025
Regional/ Creado el: 2020-09-19 04:34

Una competencia por el tiempo y la conquista del lugar

La llegada del siglo XX, conlleva nuevos y revolucionarios cambios en los medios de transporte. El motor de explosión y la utilización del neumático en el interior de las llantas permite mayor velocidad y libertad de movimiento, acomodándose mejor a las condiciones topográficas y accidentas de los territorios.

En 1899 transitó en Medellín, el primer automóvil en Colombia. El “Dion Bouton francés” de combustión a gasolina y arranque de manivela. En la segunda imagen, el novedoso y ecológico, EZ10 eléctrico y conducción autónoma, tiene capacidad para 15 personas. Singapur y California han utilizado este modelo de servicio público.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | septiembre 19 de 2020

Por Rafael Hernando Yepes Blanco

rafaelhernandoyepes@gmail.com

La población siempre ha necesitado de los medios de transporte para movilizarse y mejorar su bienestar. El poder y la conquista, las nuevas tierras, el crecimiento comercial y cultural, hicieron necesario los cambios. Por ello se considera que la rueda fue uno de los inventos más revolucionarios para los vehículos de trasporte terrestre, al proporcionarles maniobrabilidad y reducción de tiempos en los desplazamientos. La creación de la bicicleta en 1817, sirvió de base para la motocicleta en 1867 y el automóvil impulsado con motor de combustión interna en 1860; sin embargo, los historiadores reconocen que fue Leonardo Da Vinci, quien modeló un prototipo similar al de hoy en 1495.

Con la revolución industrial, tomo fuerza el ferrocarril, facilitando la expansión económica y productiva.  El tren permitía el transporte masivo de mercancías y productos. En el siglo XIX se desarrollaron los trenes eléctricos y específicamente en 1837 Robert Davidson, llevó a cabo los primeros ensayos con locomotoras eléctricas. El desarrollo de los trenes eléctricos continuaría, dando lugar a los tranvías. En Colombia iniciaron operaciones desde el año 1910 en Bogotá, pero dejó de funcionar en 1951 por una decisión considerada dictatorial del alcalde Fernando Mazuera.         

La locomotora # 45, es una de las más famosas del Ferrocarril de Antioquia.  Fue la primera de vapor que cruzo el túnel de la quiebra en 1929. En la segunda imagen, el Hyperloop (transporte moderno), una cápsula que viaja a velocidades de 600 a 1000 km/h en un tubo sellado al vacío, se espera que entre a funcionar antes del 2030.

La llegada del siglo XX, conlleva nuevos y revolucionarios cambios en los medios de transporte. El motor de explosión y la utilización del neumático en el interior de las llantas permite mayor velocidad y libertad de movimiento, acomodándose mejor a las condiciones topográficas y accidentas de los territorios. Pero se transforma el paisaje natural y construido en las ciudades, dejándose llevar por las corrientes modernistas que impulsan un urbanismo carrocentista, donde el presupuesto se invierte en las necesidades de las urbes con grandes calles y avenidas. Sin tener en cuenta el tejido urbano y patrimonio construido. El automóvil marca una fuerza imparable frente al ferrocarril. Prueba de ello es el caso del empresario Henry Ford en los EEUU, el cual empieza a producir en forma masiva el modelo “Ford T” en 1908.

Progresivamente, el automóvil va desplazando al tren como principal medio de transporte. La población se deja llevar por las ventajas del automóvil, el cual mejora los servicios en términos de comodidad y capacidad. La expansión, fue beneficiada por el fuerte impulso que experimentó la industria siderúrgica. Los costos de las locomotoras de vapor y la mano de obra de los empleados del ferrocarril aumentaron y los combustibles diésel terminaron por ser más económicos que el vapor. De la misma manera, el autobús logró imponerse, reemplazando al tranvía. En el transporte de mercancías con recorridos de mediana longitud, el ferrocarril resultaba igualmente más costoso.

El primer transporte ferroviario de Bogotá fue una línea de tracción animal que abrió en 1884. El eléctrico inicio operaciones en 1910 con 6 vehículos. En la segunda imagen el tranvía elevado chino. El diseño se basa en un módulo de 60 ML con capacidad de 300 pasajeros, circula a más de 2 ML de altura sobre el resto del tráfico.

En la dura competencia de los medios de transporte, ocurre un hecho que llama la atención en los EEUU. El escándalo del tranvía de los años 30’ y 50’. Grandes empresas americanas adquirieron una importante cantidad de tranvías para reemplazarlos por autobuses y automóviles. En otras palabras, se trataba de neutralizar la competencia. Adicionalmente a esta polémica, la construcción de autovías y las ventajas del transporte aéreo de largas distancias, terminaron por relegar a una posición secundaria al ferrocarril en los territorios. En Bogotá se utilizaron los Trolebuses eléctricos en 1948, pero en 1991 dejaron de operar, dándole espacio a los trasportadores privados que generaron el caos vehicular que hoy conocemos, así ingresaran los buses articulados de Transmilenio en el 2000. Se demuestra la falta de planeación en materia de movilidad. Qué podremos decir nosotros con la creciente informalidad y la esperada operación del SETP en Neiva.

El medio ambiente, un desafío del futuro

A pesar de lo ocurrido en el siglo XX, muchas ciudades no perdieron la infraestructura férrea y el tranvía, por el contrario, la mejoraron y conservaron. Ahora bien, si tenemos en cuenta la crisis global y la respuesta requerida para el cambio climático. La planeación urbana y la tecnología serán determinantes para la movilidad y reducción de emisiones. La industria del automóvil seguirá evolucionando con modelos como el EZ10 eléctrico de conducción autónoma, los coches de combustible de hidrogeno o energía solar, pero teniendo el cuidado de utilizar materiales antivirus. En las ciudades capitales, la bicicleta crecerá en protagonismo como respuesta a una sociedad de menores vehículos y mejores condiciones de salubridad. La búsqueda de mayor velocidad en los medios de transporte terrestre del futuro como el Hyperloop, deberá ajustarse a las condiciones que nos deja la pandemia. Las ciudades deben tener un proyecto territorial que dimensione y permita definir el medio de transporte de mayor garantía y seguridad de los usuarios. De mi parte, sueño con la ciudad del río, intermodal y articulada sobre un corredor férreo rehabilitado. Con menores vehículos en el espacio público.