Transformando vidas inmersas en el mundo de la drogadicción
Sembrando una Semilla Divina, es una fundación que viene rescatando a jóvenes con la voluntad de hacer una transformación en sus vidas, los cuales están inmersos en el mundo de la drogadicción.

La Fundación “Sembrando una Semilla Divina” está ubicada en la vereda Moscovia, en el corregimiento de El Caguán, en una finca de seis hectáreas y media, en donde hace 5 meses tiene abiertas sus puertas a las personas que están consumidos por la adicción a las drogas; allí les brindan estudio, trabajo y recreación. Actualmente acoge a seis jóvenes.
“Todos los miembros de la fundación hemos venido haciendo unos esfuerzos grandes, mirando como apoyamos a estos jóvenes que están en la calle, cuando ni el gobierno, ni las familias, ni los amigos, ni nadie les atiende. Dios ha estado pendiente de ellos y nos ha puesto a nosotros en ese camino para ayudarles y colaborarles. El gran deseo de ellos es tener ganas de no volver a consumir. Aquí cuando llegan a la fundación hay una oración de milagro, de sanidad y ellos se comprometen, de hecho estamos trabajando sobre eso”, indicó José Nelson Posada, líder de la Fundación Sembrando una Semilla Divina.
Los miembros de la fundación se dirigen hasta las calles de la ciudad de Neiva, en donde los encuentra dormidos en los andenes, les toman una fotografía y oran para que recapaciten y dejen atrás el mundo de la drogadicción. Los líderes dialogan con ellos para que hagan parte de “Sembrando una Semilla Divina” y de esta manera hagan parte del cambio. “Cuando ellos dicen que se vienen, nosotros los recogemos y los traemos acá, con el compromiso de no volver a consumir”, afirmó el líder de la fundación.
Jhon Ferney Lozada y Tania Shirley Gordillo
La situación de la fundación según su líder es muy crítico porque son pocas o mínimas la colaboración de particulares; por eso, ha considerado en cobrar al menos la alimentación para continuar con la labor social.
“Hay una empresa que esta donando un pescado, es del empresario Manuel Macías, es Comepez. Estamos muy agradecidos con ellos, siempre nos están dando semanalmente una porción de pescado que nos alcanza para algunos días, incluso compartimos con otra fundación que hay en Neiva” dijo Posada.
Otro miembro de la fundación, Educardo Ruiz Ramírez, proviene de una familia campesina y a raíz del desplazamiento huyeron hasta la ciudad; allí se dedicaron desde muy pequeños al reciclaje. Él se motivó en servir a los demás porque algunos de sus hermanos desde muy pequeños estaban consumiendo drogas y por eso se ha motivado en cambiar la vida de las personas.
“Acá nuestra labor es más de amor, nosotros tenemos amor por el prójimo y les enseñamos eso a ellos, el amor que nosotros tenemos y amor a Dios que es el que estamos convencidos de que los puede sacar a ellos adelante de este flagelo de la drogadicción”, sostuvo Ruiz.
Testimonios
Tania Shirley Gordillo de 36 años de edad, ingresó al mundo de la drogadicción cuando estaba adolescente porque se dejó influenciar por sus amigos que consumían sustancias psicoactivas. En su ingenuidad pensó que era algo pasajero, del cual podía salir rápido, hoy en día han pasado 20 años y ha tratado de rehabilitarse tres veces. Esta vez, quiere cambiar por sus 4 hijas y por su actual pareja Jhon Ferney Lozada, quien también está dentro de la fundación.
Gordillo quiere estudiar alguna licenciatura para ser la voz que influya en la vida de los jóvenes y anhela con su pareja casarse.
Ella envió un mensaje a los jóvenes “ante de tomar cualquier decisión hay que pensar muy bien las cosas porque puede llevarlos a la ruina”, refiriéndose a las drogas.
Gustavo Lizcano fue independiente desde sus 17 años de edad, se había dedicado a la panadería, pero desde hace 8 años consume drogas. En la fundación encontró lo que había perdido, estaba desviado del camino de Dios; allí, le dieron a conocer la palabra del señor Jesucristo. “Es el camino a la verdad y la vida, me ha implementado un cambio total en mi vida”, aseguró.