Tejer sueños a través del pindo
Después de haber sido desplazada por la violencia, Lina Mercedes encontró a través del pindo, la fórmula perfecta para resurgir y hacer catarsis en un camino que la condujo hacia el emprendimiento. Hoy en día sigue luchando para llegar a más personas y para que sus productos sean mayormente reconocidos a nivel internacional.

Por: Liz Farfán
Después de haber sido víctima del conflicto armado colombiano en el año 2007, Lina Mercedes Manchola Quesada asegura que encontró por medio de una fundación que le abrió las puertas a ella y a todas las personas que estuvieron bajo su misma condición de vulnerabilidad, la posibilidad de iniciar un nuevo y mejor camino a través del arte de fabricar artesanías con pindo. El proceso fue liderado por una de las parroquias ubicadas en el municipio de Palermo, Huila, donde contó con la fortuna de conocer personas que le ayudaron a abrir su mente hacia mejores oportunidades de trabajo, que hasta el momento, resultaron mejor de lo que ella mismo pudo haber imaginado.
Recuerda que el proceso inició por fases o etapas donde no solo les proporcionaron el conocimiento técnico de aprender un arte sino que trascendieron de enseñar un oficio para convertirlo en un emprendimiento hecho persona. Allí estuvo alrededor de dos años disfrutando de las bondades del aprendizaje, pues ahondó en procesos de diseño, de creación de productos y sobre todo, en el relacionamiento público, pues asegura que de esta manera contó con la fortuna de haber estado rodeada de artesanos de talla nacional, expertos en la materia que ultimaron detalles en su etapa de formación, pues llegaron a enseñarles entre otras cosas, a mejorar el proceso artesanal con el pindo por medio de técnicas muy similares a lo que se hace con la caña flecha en el municipio de Tuchín, Cordoba.
El pindo como proyecto de vida
De esta manera, Lina Mercedes pudo perfeccionar su técnica y llegar a comercializar por medio de la fundación, productos de pindo para un reconocido diseñador colombiano que llevó a que sus productos fueran un poco más exaltados a nivel nacional y poco tiempo después, logró conformar una microempresa que llevó el nombre de “El Pindal” en la que estuvo durante cinco años, para luego tomar la dura determinación de seguir sola en su camino hacia el emprendimiento. Pues asegura que no es una decisión fácil y que por el contrario, se debe trabajar con más esfuerzo y dedicación, ya que para avanzar se necesita ser una persona muy visionaria y no todos poseen las mismas capacidades para emprender y lograr sus objetivos.
Cuando habla, a Lina Mercedes le aflora el orgullo que siente tras haber podido avanzar en este camino de la independencia, pues enfatiza que cuando existen personas que no van al mismo ritmo de los demás, lo único que logran es frenar el paso y opacar los sueños ajenos. Por esta razón, ella optó por seguir adelante sola y materializar su más grande sueño, el mismo que se convirtió en su proyecto de vida: tejer sueños a través del pindo. En el momento en que esta artesana logra dar este gran paso, se propuso mejorar la calidad de los productos que ofrecían en el municipio de Palermo y asimismo, de expandir su negocio, pues sintió la necesidad de llegar a más mercados, debido a que cuando hizo parte de la fundación, se perdió la gran oportunidad de confeccionar alrededor de 10.000 sombreros de pindo en compañía de otros artesanos, a causa de que no daban abasto con la mano de obra.
De esta manera, Lina Mercedes logra darse cuenta que en el municipio hacía falta mano de obra calificada, ya que afuera sí había un mercado listo para adquirir el producto, pero internamente existían falencias, pues no contaban con el personal suficiente para proveer ese mercado; por lo cual esta mujer decide capacitarse en el SENA e iniciar una etapa de estudio para suplir su propia necesidad de seguir emprendiendo, por esto, decide aprender a confeccionar por medio del pindo para crear prendas que ella en su mente ya tenía preparadas y que por el contrario, muchos llegaron a subestimar por su dispendiosa labor.
La necesidad como oportunidad
Sin embargo, comenta que en el año 2016 y debido a la necesidad que presentaban las candidatas al Reinado Popular del Sanjuanero Huilense de ese mismo año en el municipio de Palermo, al no querer desfilar en traje de baño, se presentó la oportunidad de ofrecer sus servicios como artesana y confeccionar alrededor de 17 trajes de pindo totalmente artesanales, donde demostró su verdadero trabajo y todo lo que este trae consigo, pues no es solo su labor la que exalta, sino la de todo el personal que está detrás de este oficio, desde el campesino que labra la tierra, hasta las tejedoras que trenzan el pindo, porque sin duda, de no ser por estos trabajadores que le proveen la materia prima con la que diseña todos sus productos, su negocio no tendría el mismo resultado. Por eso aplaude y enaltece la labor de estas mujeres que con los años ya se van haciendo más ancianas y ella, por su parte, corre el riesgo de perder su más preciado y valioso recurso: la tradición que corre por las manos de estas admirables mujeres.
Por esta razón, es que Lina Mercedes insiste desde su conocimiento altruista a inspirar a más mujeres para que se capaciten y vean en esta labor no un oficio sino una tradición que incita a crecer desde la parte humana, porque no solo es la economía la que mueve a los grandes emprendedores, sino la razón social y debido a esto, es que esta artesana siente que tiene una gran responsabilidad social con todas las personas que tiene alrededor, porque no basta con inspirar a una parte, cuando existe otra que aún no conoce las bondades de trabajar desde y para la gente. Por eso, desde su negocio Pinguagua, todos los días se levanta con la motivación de seguir inspirando y capacitando a todo aquel que quiera aprender y emprender.