Asistencia quirúrgica computarizada para displasia de cadera
La displasia de cadera se asocia con factores como el sexo, pues las niñas tienen mayores probabilidades de padecerla.

Un 30% menos de tiempo permaneció Lorena* en la sala de cirugía, gracias a la asistencia quirúrgica computarizada utilizada por su cirujano, en cuyo desarrollo trabajó el Grupo de Investigación en Biomecánica de la Universidad Nacional (GIBM-UN).
La joven de 14 años es una de las miles de personas que en Colombia sufren de displasia de cadera, la cual se produce cuando la cabeza del hueso del fémur y la cavidad de la pelvis donde este se aloja no se acoplan de forma correcta.
Se calcula que en el país entre el 2% y el 5% de la población infantil presenta esta complicación que, si no se trata a tiempo, puede generar problemas de artrosis en los adultos, pues el peso del cuerpo, al caminar, se soporta sobre un área más pequeña, lo que provoca un daño en el cartílago.
Por ello, en los casos severos, las personas (aproximadamente a los 30 años) empiezan a sufrir dolor, cojera y limitación funcional, entre otras complicaciones. En ese momento se hace necesario efectuar el reemplazo de cadera.
La displasia de cadera se asocia con factores como el sexo, pues las niñas tienen mayores probabilidades de padecerla. También influyen el primer embarazo, los antecedentes familiares y la ubicación del niño en el vientre, entre otros.
Trabajo quirúrgico offline
El propósito central del proyecto realizado desde el GIBM-UN es darle al cirujano elementos adicionales para tomar decisiones. De ahí que su trabajo se centre en el análisis y el diseño de herramientas, prótesis e implantes personalizados que actúen como una solución idónea y precisa frente a las necesidades específicas de los pacientes con diferentes patologías.
Predicción y planificación son las ventajas de estas herramientas de ingeniería que se han venido utilizando en otros entornos aplicados a la tecnología médica.
El software utilizado para la reconstrucción es conocido como Invesalius y tiene la capacidad de generar imágenes 3D a partir de imágenes 2D (tomografías, por ejemplo).
“Partimos del concepto de ingeniería inversa, que consiste en tomar imágenes bidimensionales de la anatomía –en este caso una tomografía de la cadera– y convertirlas en modelos de ingeniería”, explicó el profesor Carlos Julio Cortés, director del GIBM-UN, quien añade que estos modelos son similares a los que se utilizan en el diseño de automóviles y aviones.
Con el caso de Lorena y la ayuda del cirujano Carlos García –profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia– los expertos entraron a observar cuáles serían las problemáticas y cómo se podían resolver.
El procedimiento
En primer lugar, era preciso hacer una osteotomía en la pelvis (cortes en el hueso) para poder realizar una acomodación del acetábulo, componente de articulación de la cadera. Para efectuar las correcciones necesarias en la articulación, se requería hacer una osteotomía en la cabeza femoral.
Para ello, era necesario realizar desplazamientos angulares que tienen que ser controlados de antemano para garantizar que el acople con el acetábulo sea el adecuado. Estas osteotomías se fijaron con tornillos de titanio.
El objetivo de la asistencia quirúrgica computarizada, en este caso, era ayudar a planificar cómo serían las fijaciones y cuáles podrían ser los ángulos más adecuados.
Asimismo, este soporte tecnológico genera diferentes archivos de salida, entre ellos el formato STL (Estereolitografía) que es un tipo de archivo utilizado frecuentemente en técnicas de prototipado rápido.
“Se trata de una herramienta invaluable, tanto para el área clínica como para el área de investigación en diversos campos. Por ejemplo, en el área de cirugía, esta herramienta participa en el diagnóstico y en la planificación de un procedimiento quirúrgico”, afirma el profesor Cortés.
A través de esta tecnología, el GIBM-UN está poniendo al servicio de la comunidad médica soluciones cuyos resultados ya no son ciencia ficción.