Simplemente escuchar y actuar
Lo que está sucediendo en Colombia en este momento se veía venir y como dice Gabriel García Márquez en uno de sus libros, esto es crónica de una muerte anunciada.

Por: Rubén Darío Mejía Sánchez
Se habla de promotores del paro nacional que se inició el jueves 21 de noviembre y que la gente y analistas han llamado como el 21N, y se puede dar una respuesta. El gran promotor simple y llanamente de ese paro que continúa es el descontento general por las políticas de gobierno que están afectando a las clases menos favorecidas, en especial a la clase media del país y como lo dijo en la noche de este domingo el procurador general de la nación, Fernando Carrillo, es el renacimiento de la forma de pensar de una nueva generación a la que hay que darle paso.
Hasta el momento de escribir esta columna, hemos vivido cuatro días de un verdadero caos, así el Presidente de los gremios diga que aquí no pasa nada y si, en el país si pasa y es que el Gobierno se ha dedicado a hacer otras cosas y no a buscar soluciones a los grandes problemas del país como el económico, el de educación, el de la salud y el de la justicia.
Caos, porque no hay derecho que en la noche del viernes estuviéramos acorralados, cuidando alrededor de las viviendas, para evitar que un grupo de malandros que no tenían nada que ver con la protesta social se metieran en las residencias, mientras que la Policía en más de una ocasión se dedicó a reprimir a los que participaban pacíficamente en las manifestaciones en las que el verdadero pueblo alzó su voz de protesta pidiendo que se les respeten sus derechos.
Escuchando a los analistas, que son muchos los que tiene este país, como doctores tiene la santa madre iglesia, no faltó, sino que dijeran que el pueblo estaba equivocado y que solo unos cuantos fueron más sensatos en estar de acuerdo que el pueblo es la voz de Dios y cuando deja escuchar su voz es porque algo malo está sucediendo.
No se gobierna con promesas de campañas políticas y mucho menos con la participación de partidos políticos que creen son los dueños de la situación y los que tienen la última palabra; pero hemos aprendido en esta oportunidad, tanto en las manifestaciones, como en los cacerolazos, que el pueblo está cansado y es por ello que hemos visto desfilar personas de todas las clases sociales, edades y sexos para decir no aguantamos más y necesitamos es que el Gobierno no de mas pañitos de agua tibia sino soluciones concretas a nuestras necesidades.
Estamos de acuerdo que el pueblo proteste, estamos de acuerdo que se tomen medidas de seguridad para evitar actos violentos; pero no estamos de acuerdo con los infiltrados en las marchas y mucho menos que sea la fuerza la que quiera callar la voz del pueblo.
En las marchas han participado miles de ciudadanos, gente buena y trabajadora que se queja a diario de como el sueldo que recibe no les alcanza, por las alzas en los servicios públicos y en los impuestos, en donde los jóvenes les dicen al Gobierno y al país que quieren estudiar y no pueden, porque no tienen con qué pagar la entrada a una universidad y a pesar de lo que digan las directivas del ICETEX que no se le negó un préstamo a un joven que resulto herido en una manifestación el sábado anterior, se puede decir que en Colombia se habla mucho de todo lo que se está haciendo en educación, pero hay cosas que hay que mejorar y no salir a defenderse con declaraciones en donde se desmiente lo que dice la gente de a pie.
Lo que está sucediendo en Colombia en este momento se veía venir y como dice Gabriel García Márquez en uno de sus libros, esto es crónica de una muerte anunciada.
Se puede decir con el dolor en el alma que algunos medios de comunicación han tratado de ignorar lo que sucede o tergiversar los hechos, dándole la razón más al Gobierno que al propio pueblo.
El pueblo levantó su voz y quiere que se le escuche por medio de acciones concretas y no tratando de hablar solo de ese grupo de desadaptados que han tratado de sembrar el caos, desadaptados que no se sabe de dónde llegan ni para donde van; pero lo que si estoy seguro es que no hacen parte de esos miles de ciudadanos que marcharon pacíficamente para decir simplemente estamos cansados.
El pueblo está cansado de las decisiones económicas que se dan sin pensar y que luego se replica que es mentira y que no va a pasar nada, el pueblo está cansado de los políticos que prometen y prometen y nunca cumplen, el pueblo levanto la voz para decir que tiene derecho a que se le dé una atención médica y sus medicamentos; el pueblo alzó la voz para decir que requiere el país de una reforma política y de la justicia, el pueblo levantó la voz simplemente para decir que ya no aguanta más.
Que mal está que algunos sectores políticos señalen a los marchistas como gente equivocada a la que hay que reprimir, cuando tienen todo su derecho a pedir que se le respeten todas sus demandas.
Hasta el mismo Presidente de la República reconoció que los ciudadanos salieron a marchar en paz el pasado 21N, pero no faltan los sordos que no oyen ni escuchan.
La situación no está muy bien, siguen los cacerolazos y no se puede escudar el Gobierno con que es que se está haciendo violencia con esto, no se justifica que unos jóvenes porque marchan alegremente sean atacados por el ESMAD, al igual que no hay derecho que un grupo de delincuentes, porque no tienen otro nombre, ataquen a las autoridades y les golpeen y les dejen heridos.
Sabemos que Colombia cuenta en el Gobierno con un gran equipo de inteligencia que debe de trabajar exhaustivamente para descubrir de donde vienen esos brotes de violencia y de verdad castigarlos como se los merece, porque no hay derecho que las gentes de bien se vean acorraladas por un pequeño grupo que no piensa sino en la violencia.
Hay muchos sectores que quieren destruir lo bueno que se ha hecho simplemente porque no están de acuerdo, por intereses personales, sin pensar en el pueblo, pueblo.
Da tristeza ver lo que está pasando en un país de gente buena y trabajadora que solo quiere que se les respete sus derechos y en donde todo lo que piden es más que justo, encontrando en muchas oportunidades que se les golpee, solo por reclamar lo propio.
Hablábamos en una oportunidad que si la célula principal del país, como es la familia no tomaba conciencia de educar a sus hijos el futuro estaba perdido y es porque muchos padres creen que los responsables de la educación son los centros educativos, los celulares y la televisión y se olvidan de dar cariño y estar cerca de las familias.
Vemos que como vamos, hay un grupo de jóvenes desadaptados que no saben para donde van; pero lo bueno es que a pesar de las circunstancias hay otro grupo de jóvenes también que están conscientes de lo que está pasando y buscan cambiar el mundo desde su perspectiva.
Le queda al Gobierno, a los gremios, a los dirigentes políticos y a los responsables del futuro del país escuchar a ese pueblo que simplemente dijo estos días y lo sigue diciendo, no podemos más, necesitamos soluciones y a esos jóvenes que claman a gritos por un futuro mejor.
Esperamos que esto se solucione pronto y se necesitan soluciones totales, porque el problema social cada día es más delicado y los pueblos pueden cobrar muchas veces el mal manejo de sus gobernantes.
Sabemos que hay que respaldar al presidente Duque, a las instituciones y estar dentro de la ley, como no estamos de acuerdo en quienes están tratando de aprovecharse de lo que está sucediendo para sembrar el caos y no hablo de ningún sector, hablo de quien este aprovechando esta ocasión para que las cosas sigan como están sin importar el sector de donde vengan.