Ser labriego en el Huila es una incertidumbre
Los agricultores del Huila siembran a su propia cuenta y riesgo de que lo invertido se pueda recuperar, o lo pierdan por efectos del clima o variedad de precios. A la fecha, la primera temporada de lluvias del año ha afectado cultivos de 16 municipios.

En el Huila, el 80% de su población reside en área rural. De acuerdo con información preliminar entregada por la Secretaría de Agricultura, en lo que va de la primera temporada de lluvias del año, han resultado afectados cultivos en La Argentina, Neiva, Palermo, Paicol, Oporapa, Nátaga, Gigante, Isnos, Pitalito, Acevedo, Santa María, La Plata, Elías, Hobo, Tello y Campoalegre.
Se espera que los censos de afectaciones puntuales lleguen en los próximos días, y después de ello activar un plan de choque y ayudas, anunció el secretario de Agricultura, José Ricardo Villarreal Artunduaga.
En San Agustín se registran pérdidas en café, plátano, granadilla, tomate de árbol, yuca y aguacate. En Tesalia, 5 hectáreas de arroz; Baraya, 28 hectáreas entre cacao, plátano, papaya, maracuyá y maíz.
Con respecto a la temporada seca, del primero de enero al 11 de marzo del presente año, se registraron 91 incendios en los que resultaron afectados 20 municipios. Aunque se presentaron en mayor cantidad pérdidas de pasturas y los más perjudicados fueron los ganaderos.
De acuerdo con el secretario, “hemos sido huérfanos en muchas propuestas e iniciativas que hemos hecho. No ha sido fácil. Pero estamos apoyando a los ganaderos, cacaoteros, aguacateros, paneleros… tratando de dar las soluciones que de pronto no son las suficientes por la falta de recursos. Pero hacemos lo humanamente posible con el equipo, la Secretaría y la articulación de todos los entes territoriales del departamento”.
Acciones
No obstante, el departamento del Huila no cuenta con una política pública que propenda por ayudar a mitigar el riesgo de que los labriegos pierdan grandes extensiones de cultivos a causa de la temporada seca y la de lluvias, y las consecuencias que estas acarrean.
Y esta situación ha sido una de las quejas más recurrentes del sector agropecuario, según aseguró William González Henao, labriego y presidente de la Asamblea Departamental del Huila.
Para el diputado, “no existe una política pública del orden departamental ni nacional, que mitigue todo el impacto generado por las lluvias, ni por la temporada de sequía. Tampoco un seguro de cosecha para en caso tal de que hayan afectaciones, que por efecto de invierno o verano, el agricultor tenga la tranquilidad de que los costos de producción que invirtió los tiene garantizados”.
Explicó que las temporadas de lluvias moderadas son benditas para la florescencia de muchos cultivos como el café, aguacate, granadillas, mora y lulo, entre otras siembras opitas. Pero comienzan a perjudicar en el momento en que se dan constante, semana tras semana, por ejemplo para la recolección del café.
“El café tiene un efecto de maduración, que cuando hay demasiada lluvia, el grano se va al suelo, lo que nosotros decimos normalmente es ‘se nos cayó el café’. Pero también se da en la recolección de otros cultivos como la granadilla, café, lulo… y demás frutas”.
Otras consecuencias
Pero además dijo que hay otras consecuencias como el aumento de enfermedades a cultivos y daños en vías rurales; esto último sobre todo para las zonas más apartadas del casco urbano, como San Agustín, Palestina e Isnos, donde se ve perjudicado el traslado de los productos a los centros poblados.
“No es lo mismo recolectar una mora madura, o cualquier fruta de clima frío, colocarla en un carro y a las galerías. Que trasladarla dos o tres horas en mulas, cajas, canastillas, donde se maltrata, compacta la mora y pierde la calidad, por ende también precio”.
“Con ello se afecta el bolsillo del agricultor”, agregó el diputado.
También se presentan daños en la infraestructura de cultivos, en el caso de los distritos de riego o secaderos de café. Y aumento de plagas en los frutales; el más común es la pudrición de los tallos. Y en enfermedades, para aquellos cultivos de café que son susceptibles se propaga la roya, al igual que donde existen brotes de broca.
En el caso del arroz, en Campoalegre, Rivera y en algunas zonas de Neiva, la intensidad de lluvias acarrea inundaciones a los cultivos y se pierden algunas cosechas.
Manifestó González Henao, que esta primera temporada de lluvias que comenzó a mediados de marzo y promete aumentar considerablemente en mayo, pone de manifiesto que ser agricultor “es una incertidumbre. No tenemos un acompañamiento en el momento de la siembra hasta la recolección. Cuando no es el clima son los precios en el mercado”.
Entre tanto, según datos oficiales, las temporadas de lluvias del año pasado dejaron cerca de 500 hectáreas de diferentes cultivos afectados.
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Invierno, oportunidad para los cerealistas
De otro lado, la temporada de lluvias figura como ‘agua bendita’ para los cerealistas del Huila. Según Daniel Echeverria director regional de Fenalce, hasta el momento no ha habido afectación porque las lluvias comenzaron hace poco.
Pero además, “como los suelos estaban tan secos, la humedad que ha llegado apenas ha servido para las condiciones de cultivo”.
Sostuvo que los 3 primeros meses del año fueron “difíciles, afortunadamente llegó abril y comenzamos a tener lluvias”. Y que a nivel general “este año va muy bueno, al igual que el año pasado”.