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Salud/ Creado el: 2014-08-31 10:34

Posturas adecuadas para el mejor sexo oral

La lengua es uno de los órganos más utilizados en el sexo.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | agosto 31 de 2014

Saber cómo moverla es tan importante como conocer las zonas y posiciones que favorecen al placer. Independiente del género o preferencias íntimas sexuales, hay técnicas para mejorar y disfrutar el sexo oral.

Una de las prácticas más comunes a la hora de tener relaciones sexuales, es satisfacer oralmente a la pareja. Sin duda el sexo oral es muy placentero, y ocupando la técnica adecuada y de manera correcta, se puede llevar al amante a tener un orgasmo. Pero para que esto sea realmente placentero y puedan llegar al éxtasis, se debe aplicar algunos trucos, pues no es lo mismo hacer sexo oral a una mujer que a un hombre, por lo que hay que saber cómo realizar esta placentera práctica sexual.

Lo más rico es cuando ambos pueden disfrutarlo, cuando los dos se dedican a dar placer mutuo. Saber juguetear con la lengua entre las piernas y saborear cada instante, es lo ideal. Para disfrutarlo mejor y que todo salga bien, es bueno llevar a cabo algunas poses que harán que este momento sea muy sexual.

La lengua de gato

Inflada o sacada, en punta o caída, la lengua permite acariciar y lamer y absorber, según el deseo de cada uno. La lengua de gato, es la del amante que sabe ofrecer generosamente a su amada gozo y voluptuosidad en un sutil cunnilingus. La mujer se recuesta sobre su espalda, extiende las piernas y su amante las eleva y abre con ternura, antes de acercar el rostro a su vulva. Puede empezar por posar besos ligeros sobre los labios menores y el monte de Venus, cosquilleos para despertar el sexo de su compañera. Después, alargue la lengua para que sea puntiaguda y dura. Dé golpes secos y rápidos alrededor del clítoris para estimular la zona sensible. De repente, la mujer siente una excitación que intensifica la movilidad de esta ágil lengua de gato. La sangre bombea más fuerte hacia su clítoris, sus caderas vibran al ritmo del placer y a veces su espalda se arquea.

El 69

Estar pies contra cabeza, lo que claramente simbolizan las cifras 6 y 9 unidas, es sin duda la postura que evoca más imágenes, aunque no es una posición de penetración vaginal o anal. Consiste en que cada miembro de la pareja una la boca al sexo del otro. En realidad, esta unión puede realizarse en tres situaciones diferentes: el hombre echado de espaldas y la mujer sobre él, o a la inversa, o ambos echados de costado. En la pareja homosexual, el cambio de papeles en las posiciones de espaldas no modifica la figura: son las sensaciones experimentadas por cada uno que cambian.

- El 69 para la mujer

La mayoría de las imágenes representan al hombre cómodamente instalado de espaldas. La mujer está a cuatro patas encima de él y deja pasivamente que la bese y acaricie con los labios y la lengua. También puede multiplicar los efectos con frotamientos intensos o variar el contacto con movimientos pélvicos para hacerlo más preciso y fuerte. El hombre tiene las manos libres para acariciar sus nalgas y sus riñones, para guiar sus caderas y multiplicar así las sensaciones.

- El 69 para el hombre

La mujer besa el pene del hombre o lo mima con sus labios y lengua, se lo introduce un poco o mucho en la boca para una caricia circular más envolvente. Puede mantener su cara frente al miembro, enderezándolo verticalmente, o colocarse un poco de lado con la frente apoyada sobre el vientre, la ingle y los muslos del hombre.

El árbol prohibido

¿Quién no ha soñado alguna vez con comer el fruto del árbol prohibido? Si uno de los dos puede hacer ′el pino′, ofrecerá a su pareja una posición inédita para probar el fruto secreto. Por ejemplo, el hombre hace ′el pino′, apoyado en su cabeza y las manos, las piernas al aire. La mujer se arrodilla frente a él, su cara está a la buena altura. Con sus manos o enlazando el cuerpo del hombre, le ayuda mantener el equilibrio. Desde luego, la posición es perfectamente reversible, la mujer haciendo el pino y el hombre de rodillas. Y muchos hombres adoran la ofrenda en este sentido, para sumergir la cabeza en lo que van a probar como uno se sumerge en el mar.

Esta posición ofrece lo mejor a los que les gusta intercambiar el placer. En cuanto a quienes prefieren un gozo simultáneo, pueden introducir una variante para no quedarse frustrados. Basta con que el hombre, cabeza abajo, apoye su cuerpo contra un muro, de las nalgas a los pies. Sus hombros y la parte superior de la espalda están sobre el suelo, y la cabeza bastante adelantada para estar bajo el sexo de la mujer en cuclillas. El abrazo le pegará contra la pared.

El soñador apasionado

En el amanecer, mientras que el amante duerme, su amada le contempla. No queda nada, en su sueño, de su fuerza dominante, sólo parece un frágil niño. Aunque bajo la sábana su pene endurecido es testigo de su virilidad. ¿Con qué sueña entonces? Los hombres tienen erecciones mientras duermen, especialmente por la mañana. Para la mujer, nada es más tentador, ante este espectáculo, que aprovechar el momento para demostrar su amor y marcar el paso. ¿Cómo practicar la postura del soñador apasionado? Al principio, el soñador está profundamente dormido y no reacciona. Su compañera es la maestra de su cuerpo que ella toca suavemente con un dedo. Se acerca al duro pene, sopla ligeramente su piel y la besa furtivamente. Con el pene en la mano, lo pone entre sus labios y le da vueltas en su boca. También lo puede apretar con sus labios y dejarlo salir, empezar de nuevo, a menos que prefiera presionar sus labios cerrados contra el glande descubierto y besarlo. Al mismo tiempo sus dedos toquetean los testículos y recorren el cuerpo del durmiente cuya pasión sólo crece.

La bella dormida

Mientras la amada duerme, ¡resucitar su sexo a placer es pura felicidad para el amante! ¡Y qué deliciosa sorpresa, para aquella que se despierta, de sentirse inundada de deseo, con el cuerpo ya ocupado por su hombre! Estimule pausadamente el sexo femenino con la boca o la mano humedecida con saliva. Saboree cada rincón íntimo de la mujer: los labios menores, el clítoris que se excita con las caricias, la tierna piel perineal. Lama con suavidad la vulva, deslice la lengua hacia el ano. Incluso si no se despierta, la mujer ya se predispone al placer.