lunes, 21 de julio de 2025
Regional/ Creado el: 2014-04-09 07:41

Perdón y olvido en Guadalupe

El sacerdote y la abogada que días atrás protagonizaron una pelea en plena misa, se reconciliaron y le pidieron perdón a la feligresía guadalupana por el incidente.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 09 de 2014

En un acto donde hubo desde lágrimas, hasta aplausos y manifestaciones de alegría por la forma franca y civilizada para resolver un problema que se presentó recientemente  entre el cura de Guadalupe y una abogada de la localidad, que terminó en una pelea frente al púlpito en plena misa, las partes se reconciliaron, ofrecieron públicas disculpas y reconocieron el error que cometieron al agredirse mutuamente.

La reconciliación se logró tras la intermediación del sacerdote Héctor Trujillo Luna, párroco de la catedral de Garzón, quien goza tanto de la amistad de su colega el cura Melquisedec Josa Guaca como de la abogada Alba Lucía Medina Rubio, protagonistas de la atípica agresión mutua.

Trujillo Luna habló inicialmente por separado con la abogada y el párroco de Guadalupe, logrando el entendimiento entre las partes y bajo la premisa de que las “cosas se deshacen como se hacen” se pactó que el acto de reconciliación se realizaría de cara a la feligresía guadalupana en la misa  de la noche del sábado anterior en la parroquia del municipio donde ocurrió el incidente.

 

La reconciliación

Con una iglesia abarrotada de feligreses la abogada subió al pulpito, tomó el micrófono reconoció su error, le pidió perdón a Dios, al cura y a los asistentes y como acto seguido entre lágrimas, abrazó al cura, quien de inmediato también reconoció su error, pidió perdón y en coro con la profesional del derecho rezaron la oración por la paz de Francisco de Asís, seguidos por los asistentes a la homilía de quienes brotaron lágrimas y atronadores aplausos que le dieron al acto de reconciliación un carisma de alegría y felicidad porque dos seres humanos que no son infalibles de  cometer errores, hicieron acto de contrición y solucionaron sus diferencias de una manera civilizada y sincera.

“Al escuchar tanto al padre Melquisedec como a la doctora Alba Lucía, cuyo padre fue un patricio guadalupano, la manera sincera como expresaron su arrepentimiento y reconciliación, sentí una paz espiritual que creo que solamente se siente cuando se es testigo de un acto donde dos personas lejos de ahondar rencores, lejos de generar odios y permanecer en el conflicto interpersonal utilizan la palabra y el arrepentimiento delante de Dios, para reconciliarse, dando ejemplo de dignidad humana”, manifestó Esneda González, habitante de Guadalupe.