El Playón, carga de avalanchas al río Las Ceibas
En tiempo de lluvia, El Playón, uno de los afluentes de la parte alta del río Las Ceibas, ocupa más de 50 metros de ancho con un caudal cargado de enormes piedras, árboles, arena y lodo que mantiene en riesgo a la población de Neiva y veredas circunvecinas.
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En el mismo cerro de Santa Rosalía donde nace el río Las Ceibas, abundan los humedales, bosques nativos lo acunan y muchos de sus afluentes surgen de esa misma montaña.
A 2500 metros de altura sobre el nivel del mar el cauce es inferior a tres metros y el caudal es de aproximadamente 40 litros por segundo, según cálculo de Álvaro Romero, guardabosques al servicio de la zona desde 1994. A esa altura varios humedales ya han hecho sus descargas.
Por el costado izquierdo, aguas abajo en el sector conocido como Puerto Rico vemos precipitar desde el borde de la ladera varias cortinas de agua. A un par de metros la desembocadura de la quebrada El Indio.
Hasta allí el entorno es estable, apacible, pero unos trescientos metros abajo, en proximidades de la micro cuenca de El Playón el paisaje cambia casi por completo.
Avalanchas
La abundancia de material de arrastre en el sector conocido como La Esperanza, da cuenta de la vulnerabilidad de la montaña, socavada en tiempos de lluvia.
Las orillas se derrumban. El agua cargada de piedras y arena hace desprender a su paso inmensos árboles. En el ascenso y descenso es preciso acaballarnos sobre ellos para cruzarlos.
De no creer que la quebrada El Playón, de escasos dos metros en su desembocadura al río Las Ceibas, pueda cargar cuando crece, varias toneladas de arena, palos y piedras.
“El callejón por donde baja El Playón tiene un arrastre de 50 y hasta más metros”, señala Álvaro. “Este Playón fue el causante de una de las peores avalanchas sufridas por el río en los últimos años. Fue en 2004. Desde entonces quedó todo este material que de no ser por la amplitud de la playa para la descarga, hubiera podido seguir y acabar con medio Neiva”, dijo.
“En 2004 hubo exceso de lluvia y remoción en masa, como dicen los geólogos. A la zona vinieron varios y dijeron que la cordillera es joven. Tiene muchos movimientos porque por ella pasa una falla geológica”, indica el guardabosques.
Al ver la palizada le hallé la razón al ingeniero de petróleos Oscar Vanegas, profesor de la Universidad Industrial de Santander, cuando dijo en reciente foro que Neiva podría ser otro Armero: otro municipio que desaparecería por acción de una avalancha de piedra y lodo, que esta vez podría ser ocasionada por los impactos ambientales de la sísmica autorizada por la Agencia Nacional de Hidrocarburos a la multinacional francocanadiense Alange Energy Corp. tras la concesión de un contrato de exploración por 50 años, en un área de 58.000 hectáreas, de las cuales 1.900 corresponden a la cuenca del río Las Ceibas, concesión que hoy rechazan las comunidades.
En aquel mismo foro el líder campesino Ilder Hernán Vidal, presidente de la Asociación de Juntas Comunales del corregimiento Río Ceibas, residente en Alto Motilón, en La Siberia, zona natural contigua al cerro de Santa Rosalía, recordó que en 1998 se realizó una sísmica: línea Gigante –Garzón – Hobo – Campoalegre– Rivera que pasó hacia Neiva y llegó a La Siberia, “donde nace el río Las Ceibas, a una altura de 2.300 metros sobre el nivel del mar”.
Romero, el guía, afirma que en efecto en la Siberia nace Ceibas 2, tributario de Ceibas 1, cuyo nacimiento está a 3.150 metros de altura sobre el nivel del mar, en el Cerro de Santa Rosalía.
“Por causa de la sísmica hubo varias afectaciones, entre ellas 300 derrumbes, 15 kilómetros de vías desaparecieron y los 330 mil habitantes que tenía Neiva en aquella época se quedaron sin agua varios días”, dijo Vidal en posterior entrevista.
Mansos afluentes
De El Playón hacia abajo otras quebradas de mediano tamaño descargan sus aguas con relativa mansedumbre al río Las Ceibas: Balcones, La Argentina, La Guacharaca, Quebrada Negra, El Pozongo, Danta 2, Danta 1 y El Convento, El Perú y La Plata, esta última la más caudalosa.
Aguas abajo hasta donde lo cruzamos a pie por última vez, se ven aún las palizadas sobre las orillas en la parte media del cerro, peligro inminente para los habitantes ribereños.
Expertos como el ingeniero Vanegas afirman que de cumplirse la sísmica en zona de la cuenca del río Las Ceibas serían varios los impactos ambientales, entre ellos derrumbes en la zona de ladera ya que por ser rocas sedimentarias los terrenos en esta parte de la Cordillera Oriental están poco consolidados.
Los llamados “acuíferos” también sufrirían “ya que los rompe, sobre todo los que son confinados, dándoles pérdidas de presión y generando una escorrentía y una desviación de las aguas”, dijo Vanegas el 27 de marzo pasado en Neiva.
En Motilón
Abajo, en Motilón a una altura aproximada de 1650 metros sobre el nivel del mar, José Rosebel Hernández, de 68 años de edad, residente en la zona desde hace 35 años, relató la precariedad económica en que se encuentra por la improductividad agrícola y pecuaria desde cuando estas tierras fueron declaradas Zona de Reserva.
En su caso particular hace 18 años dejó de talar, rozar y sembrar para que el agua aumentara.
Ante la pregunta de si saldrá a marchar el próximo 10 de abril en defensa de la Cuenca del río Las Ceibas y en protesta por la licencia de exploración concedida a la multinacional petrolera, respondió el pasado jueves a las 7:30 de la noche al pasar por su tienda al regreso de la expedición organizada al nacimiento del río Las Ceibas, por el Diario del Huila con acompañamiento de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena: “¡Cómo va a ser que nosotros los tontos tengamos que hacerles ese reclamo a los sabidos… La universidad mía ha sido el monte. Yo lo quiero, lo estimo, lo hago sentir… cómo va a ser que no sepan que con la sísmica nos pueden destruir la vida, porque el agua es nuestro valor de vida¡”.
Por: Marta Eugenia López
Fotos Jader Rivera Monje