Recicladores, víctimas anónimas de la pandemia
Familias de escasos recursos del barrio Las Palmas que se dedican al reciclaje, indican que no hay quien les compre el reciclaje, por tanto, están arriesgando lo que han recolectado. Piden ayudas de la Alcaldía Municipal para poder subsistir mientras pasa la emergencia, pues no han podido generar ingresos.

Diario del Huila, Neiva
Linda Vargas
La otra cara de la crisis de la pandemia ocasionada por el Covid-19, son las familias que dependen del reciclaje diario. Indican desde que se declaró la emergencia comenzaron a sentir los fuertes impactos económicos que consigo traía la medida y a su vez, la discriminación social debido a que están expuestos al ambiente.
En ese sentido, el panorama no es para nada alentador para estas familias que dependen de este trabajo para vivir del día a día. Comentan que la situación es muy crítica y no saben hasta cuando tienen que aguantar muchas necesidades; sin embargo, aclaran que están de acuerdo con las medidas adoptadas por parte del Gobierno y de las autoridades de salud, pero indican que deben enviar ayudas urgentes para calmar el hambre de sus familias y no lo pueden hacer por sus propios medios debido a que no pueden ejercer su actividad laboral porque no hay nadie que compre el reciclaje.
Angela Méndez* es una mujer proveniente del Nariño, en ese departamento se dedicaba a las labores de la agricultura; todo cambió desde que la violencia la desplazó hacia el Huila, donde encontró una oportunidad de empezar una nueva vida en Neiva. En esta ciudad logró encontrar un trabajo digno que le permitiría llevar comida a su casa; se trata de la hermosa labor de reciclaje, un trabajo que requiere sacrifico y berraquera.
“Yo tengo una hija que lleva 15 años reciclando, entonces ella me enseñó esta labor para poder sobrevivir con mi familia, porque me vine con toda mi familia de Nariño, por eso me dediqué con mis otras niñas a reciclar. Con ellas nos distribuíamos el trabajo y luego nos asignaron unos condominios: Alto de la Pradera, Cantabria y Hacienda Mayor. De lo que ganamos pagamos $300.000 de arriendo, más servicios y la comida”, sostiene.
Esta familia de recicladores por años se ha dedicado a esta labor y les ha ido bien. Así como los demás, piden ayudas para subsistir mientras pasa la pandemia.
Duván Felipe Hernán, de 21 años, su pareja sentimental y su pequeña hija.
Carmen Perdomo desde hace 9 años se dedica a las labores del reciclaje.
Así tienen los patios de sus casas estás familias porque no pueden vender el reciclaje.
Cuenta que sale a trabajar los martes, jueves y sábados y; recicla toda clase de elementos que se puedan recuperar. “Yo reciclo cartón, archivo, pasta, chatarra, aluminio, bronce, entre otros; con eso he logrado pagarles el estudio y transporte a los niños”, dice Angela.
Desde que el Gobierno Nacional decretó confinamiento obligatorio en el país, la situación económica cambió drásticamente para muchas familias colombianas; así es el caso de Angela, pues ahora ella y su familia están comiendo lo estrictamente necesario para que las provisiones de alimentos alcancen hasta el 26 de abril, de resto no sabrá qué hacer, debido a que reciclar ya no le permite tener ingresos sino “montañas” en el patio de su casa de cartón, papel, chatarra, entre otros elementos que ha logrado recolectar y que no ha podido vender.
“Estoy pensado cómo voy a pagar el arriendo, no sé si la señora va a venir a decirme váyanse o no; la verdad es que me siento muy preocupada porque estoy entre la espada y la pared. Me siento tan apretada en las deudas y le pido a Dios que me ayude”, dijo acongojadamente.
Pese a que la Alcaldía de Neiva y la Gobernación del Huila anunciaron que donarían 15.000 mercados, cada uno, para las familias más vulnerables de la ciudad, pero hasta el momento este hogar no ha recibido ningún tipo de ayuda de parte de estas administraciones. Sin embargo, Angela no pierde la fe de ser beneficiaria de un kit alimenticio.
No nos regalan el reciclaje
El mismo panorama lo vive Carmen Perdomo, quien desde hace 9 años se dedica a las labores del reciclaje y se ha visto bastante afectada por la emergencia sanitaria. “Es duro porque no podemos recoger nada para sostener a nuestras familias, tenemos menores de edad y además la gente ya no nos regala el reciclaje porque están prevenidos, pues por el virus”, revela.
Del trabajo de Carmen dependen cuatro menores de edad y no poder generar ingresos le ha preocupado demasiado, porque no puede darles los alimentos necesarios a sus hijos.
Afirma que a su casa no le han restablecido el servicio de agua, pese a que la Alcaldía de Neiva acatando las medidas adoptadas por el Ministerio de Vivienda, reconectó el servicio de agua para 5.300 familias neivanas a las que se les había suspendido por falta de pago.
“Nos sentimos desprotegidos por el Gobierno, le pedimos de todo corazón que nos tengan en cuenta en lo que puedan, porque no podemos salir a trabajar ni mucho menos nos regalan el reciclaje”, asevera.
“Es muy duro vivir el día a día, porque ya no depende de nada”
De otro lado, Duván Felipe Hernán, de 21 años, indica que desde hace tres años está reciclando y desde que llegó el virus a Neiva, ya no pueden reciclar como lo hacía antes. “La gente no quiere sacar reciclaje porque le da miedo a contagiarse por nosotros”.
Asegura que antes salía de su vivienda a las 5:00 a.m. y se dirigía a los barrios Villa Café, Los Colores, El Tesoro, Villa Regina y VII de Agosto; en esas zonas lograba recolectar un buen material, que al venderlo se ganaba entre $40.000 y $50.000. “Pero ahora no se puede porque llegó ese virus y si usted sale le hacen un comparendo o se lo llevan. Es muy duro vivir el día a día, porque ya no depende de nada”. sostiene.
Le preocupa esta situación por la que atraviesa, porque del diario vivir depende su compañera sentimental y su pequeña hija.
“Nosotros ahora dependemos de lo que nos ayuden, al menos con una libra de arroz, porque de verdad no nos podemos movilizar para ningún lado”, manifiesta.
Hace un llamado a los entes gubernamentales para que no los abandonen en esta situación tan crítica que está pasando su familia. “Ahora no está fácil reciclar, esta muy duro el trabajo. Le pedimos al alcalde que nos ayude y no nos desamparen, porque en la empresa donde nosotros estamos no nos quiere dar ningún apoyo”, puntualiza.
*Nombre cambiado por petición de la fuente.