Piden que restos de José Eustasio Rivera sean traídos a Neiva
Así lo informó la Secretaría de Cultura de Neiva. Explicó que se están realizando las gestiones pertinentes para que el maestro sea ‘desahuciado’ del cementerio bogotano.

Noventa años después de su muerte, piden que los restos de José Eustasio Rivera, considerado uno de los autores más importantes de la literatura Universal, sean traídos a Neiva.
El autor de la novela La Vorágine, murió a los 40 años de edad en Nueva York en 1928, pero pese a su legado y pertenencia a tierras opitas, fue sepultado en el Cementerio Central de Bogotá.
Según Raúl Rivera Cortés, secretario de Cultura de Neiva, adelanta gestiones para solicitar al “Distrito que nos permita extraer los restos y repatriarlos”.
“Somos conscientes de la importancia del maestro Rivera a nivel internacional, es el hombre más universal y nadie como él ha logrado calar en África, Asia, Estados Unidos y en general tantas partes del mundo; su obra fue traducida a más de 10 idiomas. Toda la gente sabe que en el Huila nació una persona con capacidad de escribir cosas como La Vorágine, Sonetos, Los Potros y demás. Por ende sus memorias deben estar en Neiva”.
Argumentó que no es suficiente honrar su nombre con haber construido el centro de Convenciones José Eustasio Rivera, sino además requiere llevar a cabo hechos activos, proactivos y presentes en la juventud y generaciones venideras, para conocer el legado del literario neivano, pues según la partida de bautismo nació en la capital opita.
Proyecto ambicioso
“En trabajo conjunto con la fundación Tierra de Promisión, entidad encargada de ejecutar actividades como la Bienal Internacional de Novela, estamos proponiendo que en la estación del ferrocarril quede la Casa Rivera. Esta sería sede oficial para instalar todas las obras originales de su autoría, como también la partida de bautismo y nacimiento, cartas, pertenencias familiares, etc”.
De acuerdo con el funcionario, los restos, de ser repatriados, serían ubicados en una urna especial en el segundo piso de la Casa. En el primer estaría instalada la sala de exposiciones para que los pintores y escultores expongan sus creaciones.
En el ala norte de la estación del ferrocarril, quedaría una casa de la memoria del conflicto interno armado en Colombia.
Inicialmente están trabajando en el inventario de lo que se dispondría allí. Este arranca justamente con la urna y restos del literato José Eustasio. Posteriormente se requerirían sus obras y manuscritos.
Memoria al maestro
Los Potros
Atropellados por la Pampa suelta
los raudos potros en febril disputa.
hacen silbar sobre la sorda ruta
los huracanes en su crin revuelta.
Atrás dejando la llanura envuelta
en Polvo, alargan la cerviz enjuta
Y a su carrera retumbante y bruta
cimbran los pinos y la palma esbelta.
Ya cuando cruzan el austral peñasco
vibra un relincho por las altas rocas;
entonces paran el triunfante casco,
resoplan roncos, ante el sol violento
Y alzando en grupo las cabezas locas
oyen llegar el retrasado viento.
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Soy un grávido río
Soy un grávido río, y a la luz meridiana
ruedo bajo los ámbitos reflejando el paisaje;
y en el hondo murmullo de mi audaz oleaje
se oye la voz solemne de la selva lejana.
Flota el sol entre el nimbo de mi espuma liviana;
y peinando en los vientos el sonoro plumaje,
en las tardes un águila triunfadora y salvaje
vuela sobre mis tumbos encendidos en grana.
Turbio de pesadumbre y anchuroso y profundo,
al pasar ante el monte que en las nubes descuella
con mi trueno espumante sus contornos inundo;
y después, remansado bajo plácidas frondas,
purifico mis aguas esperando una estrella
que vendrá de los cielos a bogar en mis ondas.
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La vorágine
La vorágine es una de las obras más importantes de la literatura colombiana e hispanoamericana, y considerada por muchos como la gran novela de la selva latinoamericana. Relata en primera persona la aventura de Arturo Cova quien huye de las convenciones sociales de la estrecha sociedad colombiana de principios del siglo XX.
Se considera una novela moderna que quiebra el romanticismo y el costumbrismo que hasta ese momento habían dominado la novela colombiana, un libro descarnado sobre la verdadera selva, la vida de un hombre que deja todo en azares del destino.
El manuscrito es conservado actualmente por la Biblioteca Nacional de Colombia, en Bogotá.