Palermo: entre el acoplo y el desacato
Con calles vacías de cuando en vez, porque muchos omiten lo que en verdad significa la cuarentena, palermunos dejan salir su cultura más popular al encontrar a algunos habitantes circulando por las calles con diversas excusas que rayan en el desacato y la desobediencia; otros, sin embargo, optan por quedarse en casa dejando que todo este episodio pase entre el agobio y la tranquilidad.

Por Liz Farfán
Diario del Huila, Neiva
Entre el acoplo y el desacato, las calles del municipio de Palermo dejan ver ocasionalmente su escalofriante desolación (que es como se supone, deberían estar) y otras veces, es la desobediencia la que prima al hallar personas circulando por doquier, tratando de desacatar las medidas de prevención contra la pandemia de Coronavirus que tanto aqueja a la ciudadanía. Esto, en vista de que todavía no se acostumbran a estar todo el día confinados en casa, pues cambiar radicalmente ciertas costumbres y hábitos, no ha permitido que los habitantes acojan de manera correcta, lo que realmente significa el aislamiento preventivo obligatorio.
Mejor dicho, podría decirse que desde que inició la cuarentena, los habitantes del municipio, han osado de su valentía para salir a la calle en busca de lo que vulgarmente llamarían “buscar lo que no se les ha perdido”, pues aun cuando las noticias son desalentadoras en la comunidad al confirmarse que 3 personas contrajeron el virus, muchos siguen desafiando diariamente las medidas de prevención, pues en diferentes ocasiones se ven jóvenes de corta edad haciendo piques individualistas en sus motos, adultos mayores de 70 años saliendo de sus casas a comprar a la tienda de barrio, vecinos haciendo visita en las noches fuera de sus casas y otros, simplemente caminando como si fueran días normales.
Conductas que definitivamente no contribuyen con el bienestar propio y ajeno, pues está claro que el solo hecho de salir de casa sin necesidad, está catalogado como abuso de autoridad, razón por la cual, el comando de la policía ya ha impuesto algunos comparendos a los ociosos que les gana la necesidad de estar por fuera.
“No es fácil acostumbrarse”
Por otro lado, es claro también, que no es nada fácil acostumbrarse a estas medidas de salubridad tan repentinas, más en un municipio donde los habitantes y de acuerdo a su cultura, están acostumbrados a salir al parque central para entablar tertulias que pueden durar minutos o incluso horas, a frecuentar la galería municipal para mercar lo indispensable para la mesada diaria, a asistir a los actos litúrgicos como eucaristías o grupos de oración o simplemente, a permanecer por fuera para realizar todo tipo de diligencias como personas del común, teniendo en cuenta, que todo esto, se realiza en medio de gestos que van de la mano con la amabilidad y saludos fraternos, que implican un apretón de manos, un beso y hasta un abrazo; actos que por el momento, se han dejado de lado por el bienestar de todos.
Afectaciones económicas
Sin embargo y debido a la actual situación, las personas que pertenecen al sector comercio se han visto afectadas por las pérdidas que han tenido al mantener cerrados sus negocios que son precisamente los que generan estabilidad económica en sus hogares; no obstante, todos están a la espera de que esta crisis termine lo más pronto posible para volver a reabrir sus puertas y garantizar que en sus hogares vuelva a reinar la tranquilidad, pues bajo estas circunstancias, también se ha desatado la angustia y la susceptibilidad, al tener claro que más temprano que tarde, la cuarentena podría alargarse y no habrá más remedio, que seguir resguardándose en sus casas, para disminuir los altos niveles de la propagación del virus.
Situación que alarma a gran parte de la población al no imaginarse qué será de sus vidas al pasar tanto tiempo en confinamiento, pues está claro que el ser humano es sociable por naturaleza y de esto dependen actitudes y emociones de tranquilidad que en ocasiones se ven alteradas o vulneradas al permanecer por prolongados trayectos bajo el mismo techo sin algún tipo de rutina diferente que los haga cambiar de opinión.
Afectaciones emocionales
Por eso, el miedo y la zozobra se han visto quebrantados al tener entre ceja y ceja que dentro del mismo municipio donde existen pocos pero agudos casos, tendrá que salir a abastecerse una persona por familia, primero por seguridad de todos y segundo, para poder seguir acatando las órdenes que también hace valer la administración municipal a través de su alcaldesa, quien resalta con ímpetu y constancia que por iniciativa propia, todos y cada uno de los palermunos deben sentar cabeza y tomar conciencia de la situación por más difícil y dura que parezca, pues no pueden darse el lujo de seguir desacatando la normativa de prevención por simple gusto. Cada habitante juega un papel fundamental en el control y restricción de la pandemia, razón por la cual, no está bien visto que algunos salgan sin tener como prioridad alguna circunstancia que así lo amerite.
Ayudas humanitarias
Del mismo modo y para llevar un respectivo control de las personas que salen a abastecerse en los supermercados, se estableció el “pico y cédula” hace un par de días, para que todo aquel que sienta la necesidad de hacerlo, lo haga bajo los límites que impone esta medida. Y por otro lado, la misma alcaldesa declaró que se harán llegar cerca de 5 mil mercados puerta a puerta a las familias más vulnerables del municipio para que sientan el respaldo de la administración contando siempre con todos los protocolos de salubridad con el fin de que no se sientan desamparados ante esta calamidad.
Finalmente, basta con mantener la calma, atender los llamados de atención y prevención y además, esperar sin perder el control, para que esta situación cambie el rumbo de las cosas y todos vuelvan a sus tareas diarias, que iban desde visitar el Santísimo o ir a tomar limonada al parque hasta salir de paseo a los caudalosos ríos que predominan la idiosincrasia palermuna para que la estabilidad prime por sobre todas las cosas.