Nueva marcha libertadora
Es la hora de rectificaciones, y, con inteligencia, generosidad y plena voluntad, darle a Colombia lo que realmente reclama, superando gratuitas y ciegas prevenciones, apoyando aún a quien no sea de nuestra plena simpatía, con aquel sagrado lema, digno de ser vivido: “La Patria por encima de los partidos”. Dios nos lleve de la mano.

Acabamos de conmemorar la gran marcha libertadora de nuestra Patria, que culminó el 07-08-1819. Ojalá hubiera sido con mayor despliegue, pues todo se lo merece el valor y sacrificio de sus gestores, desde sus valientes y visionarios dirigentes hasta los humildes y sufridos soldados. Emociona el solo recordar nombres de estrategas encabezados por Bolívar, o de tribunos como Acevedo y Gómez, o de los llaneros y campesinos henchidos de fervor patrio que tejieron esa inmortal página de nuestra historia.
Pero cada día lleva su afán, y, hoy por hoy, aprovechando las lecciones del pasado, es preciso llevar adelante nueva y decidida marcha libertadora. La historia, maestra de la vida, indica cómo es preciso asumir la responsabilidad del presente, mirando al pasado y aprovechando sus lecciones, siendo conscientes de que con nosotros la historia de Colombia continúa. Corresponde a quienes han llegado a la dirección de los pueblos en sus diferentes frentes de servicio asumir no la explotación del poder sino, con ánimo generoso, con inteligente y pulcra labor, llevar adelante la Nación. Es de todo ciudadano honesto no buscar beneficios personales sino ver cómo se contribuye con su esfuerzo, y, apoyando a honestos directivos, a sacar adelante este momento histórico.
Hoy por hoy al frente de la vida nacional está en primer lugar el joven Presidente Iván Duque, honesto y con voluntad a tope de acertar en lo que más convenga al País, empeñado en conquistar el apoyo de la Nación por la calidad de sus proyectos, enterrando el sistema de comprar aprobación con cargos en el gobierno o beneficios económicos. Está emprendiendo programas de verdad en beneficio del País, como lo reconoce alguna prensa y algunos dirigentes a quienes les atraen por su verdadero valor, por encima de simpatías políticas. Tiene, con todo, una ciega oposición que nada bueno reconoce a su gobierno, que todo lo interpreta mal, con cuyo enfrentamiento va dando méritos a un ejecutivo, que está saliendo adelante y trayéndonos grandes bienes, como los buenos gobiernos que hemos tenido.
No hay sistemas, ni personas o grupo de ellas, totalmente perfectos en la tierra. Siempre habrá en los gobiernos fallas humanas, y, por más perfectos que sean, siempre tendrán opositores. Es allí, en ese desafío de la opinión pública y conciencia de posibles imperfecciones, como los grandes y verdaderos dirigentes están llamados a salir adelante. Así luchó Bolívar con desconocimiento de su visión y puro patriotismo, así tuvieron que buscar salida a Colombia, con sus propios ideales, tantos grandes de nuestra historia pasada y reciente, con los mejores propósitos y serios programas, afrontando inveterado y fiero inconformismo por fallas humanas o por gratuitas y ciegas oposiciones, sin la grandeza y sabiduría de criticar lo verdaderamente indebido y estimular lo bueno, adquiriendo así credibilidad.
Repitiendo ese estilo de contienda política sentimos, lamentablemente, que no ha contribuido satisfactoriamente a continuar generoso avance libertador de los males del País. Es algo que es preciso enderecemos todos los que tengamos verdadero amor patrio. Urge que se dé un común apoyo a un Presidente, sin graves fallas y sí con grande voluntad, con buenos proyectos de hacer lo mejor, haciendo esfuerzo por sacar adelante acuerdos de paz enmendando algunas fallas.
Es la hora de rectificaciones, y, con inteligencia, generosidad y plena voluntad, darle a Colombia lo que realmente reclama, superando gratuitas y ciegas prevenciones, apoyando aún a quien no sea de nuestra plena simpatía, con aquel sagrado lema, digno de ser vivido: “La Patria por encima de los partidos”. Dios nos lleve de la mano.