“Yo trabajo en el peligro de la calle”
Heidy Johana Rojas, viuda y madre soltera, se dedica hace 7 meses al mototaxismo, no por gusto, sino porque siente que no existen más opciones laborales. Ya sobrevivió a su primer intento de atraco y a pesar de que el peligro del asfalto es cada vez mayor, ella sigue trabajando en dos ruedas. Hoy en el día del trabajo, DIARIO DEL HUILA cuenta su historia.
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Heidy Johana Rojas tiene 24 años, su apariencia de joven amable y sencilla no da muestra de los dolores que la vida ha posado en su camino. Lleva 7 meses dedicándose al mototaxismo, no por gusto sino por necesidad “Yo no lo escogí, me tocó, porque no hay más opción, en los sitio donde me he empleado me pagan muy poco. Es mejor hacer mototaxi, a pesar de que hay mucha competencia”, cuenta Heidy.
Sus clientes son muy variados, el recorrido por las calles le permite recoger a todo tipo de personas, desde niños que se sienten confiados por su condición de mujer, hasta hombres mayores y por supuesto también señoritas. “También hago recorridos, a profesoras y algunos estudiantes. Ellos son mi clientela fija”, asegura la mujer.
Los piropos no faltan en su oficio, es común que reciba elogios de clientes y colegas. Su piel es morena, un poco tal vez por el fuerte sol que suele acompañarla en cada tarde de trabajo. Ese tono bronceado se mezcla armoniosamente con su cabello rubio, que parece convertirla en una mujer dorada. Es común verla sonreír y se presta sin problemas a una conversación casual.
Al parecer tan frágil y ser tan amable, ha sido blanco para los delincuentes. Una vez intentaron robarle su moto amenazándola con un arma de fuego, a pesar del frío metal que pudo terminar con su vida, la reacción de Heidy fue escapar. “Ocurrió en el norte, una nena me pidió que la llevara y allá estaban los dos tipos esperando. Me apuntaron y me gritaron, pero alcancé a volarme, por poco me la quitan. Ese es el peligro de la calle y yo trabajo en él”, afirma la mujer, que a pesar de los riesgos, no quiere dejar de ejercer el oficio. “Lo bueno del mototaxi es que todos los días se recibe dinero, no se rinde cuentas a nadie y tengo lo mío, sin contratos ni condiciones”, dice.
Sin embargo, cada día es una lotería, pues no siempre las ganancias son iguales. Heidy recoge mínimo $15.000 diarios, que dice que son útiles para la comida y la gasolina. Todavía recuerda el primer día que ofreció sus servicios de moto, fue una larga jornada en la que se ganó menos de $10.000. A pesar de ello, continuó laborando en las dos ruedas. Antes trabajaba en una cafetería y ejercía en su tiempo libre como estilista, pero lo que le que pagaban en el salón de belleza no era suficiente. Aun así, ella conserva varios equipos de belleza en su hogar donde atiende a algunas personas en su tiempo libre.
De manipular planchas, maquillaje, cepillos y demás, en el delicado trabajo como estilista. Pasó a conducir una moto Biz modelo 2012 de cilindraje 125, en las calurosas tardes de Neiva que cada día se llena más de motociclistas. Su empuje es el de muchos trabajadores que enfrentan cada día una batalla contra el tiempo y en el que la única remuneración, es la económica. No todos viven el sueño del trabajo por amor y de la pasión que se ejerce. En el día del trabajo, Heidy no descansará, ni conmemorará la fecha, para ella significaría dejar de tener su ingreso diario. Esta mujer pasará sus horas en el volante.
Viuda y madre soltera
Heidy vive en una modesta casa arrendada en el barrio Santa Inés, con su mamá, sus dos hermanas menores y su hija, de cuatro años. Su familia y ella fueron desplazados de Garzón por la llamada ′Mano Negra′ y hace nueve años vive en Neiva. Aquí conoció al hombre que se convertiría en el padre de su hija y por el que más adelante derramaría grandes lágrimas, al quedar viuda. “Al año de vivir juntos quedé embarazada, lo conocí en el centro de Neiva, él era trabajador independiente. Desafortunadamente murió”, dice sin querer dar mayores detalles.
Su madre trabaja de vez en cuando en casas de familia ayudando con la limpieza, pero los ingresos no son suficientes. El mayor deseo de Heidy es contar con casa propia, para dejar de estar pagando arriendo, después poder abrir un restaurante o un salón de belleza. En sus tiempos libres, la mototaxista guarda el casco y las llaves, y asume con amor y felicidad su rol de madre, se dedica a jugar con hija, practica deportes y disfruta de la vida virtual en Facebook.
Día del Trabajo
Hoy se conmemora el Día del Trabajo, una jornada que permite reflexionar las nuevas formas de contratación, la seguridad laboral y las cifras del empleo. Una de las más alarmantes es la de trabajo infantil, que en el año pasado alcanzó el 15,4% según el Dane. O sea que en Colombia hay 1,7 millones niños trabajando.
Cabe resaltar que en Colombia menos de la mitad de las mujeres, el 41,9%, tiene alguna ocupación laboral fuera del hogar y el 42% de la fuerza laboral es femenino. En el Huila esa cifra está por debajo de la media nacional con un 38%. Lo que significa que el departamento tiene más mujeres desempleadas. Como aparece plasmado en la propuesta de la Política Pública de Equidad de Género.
Según el Dane, siete de cada diez mujeres en Colombia realizan trabajos no remunerados y en un día promedio trabajan 7 horas y 23 minutos. Mientras tanto 7 de cada 10 realizan actividades de limpieza; y 4 de 10 lavan, planchan, reparan ropa y realizan, en general, todas las actividades de mantenimiento de vestuario. Los datos del Dane también muestran que el 33,2% de los trabajadores en el sector de servicios sociales, comunales o personales son mujeres. El 31,4% en el de comercio, hoteles y turismo y el 14,8% en la industria manufacturera.
Por otro lado, en Colombia según ONU mujeres, al 90% de las féminas que trabajan les pagan con dinero, al 6% con dinero y especia y a un 3% no les pagan y Las mujeres mayores de 30 años aportan el 46% de su salario al mantenimiento del hogar.