“27 años como vendedora ambulante para sacar adelante a mi hija”
María Yineth Díaz es una madre de familia, que a propósito del día de las madres, nos contó como desde sus 16 años vende lotería para mantener a su familia.

Con una sonrisa en su rostro, sin lujos pero con muchos sueños, María Yineth Díaz afirma que su vida no ha sido fácil, que se ha tenido que esforzar mucho para sacar a su hija adelante pero que es completamente feliz porque tiene una familia unida y una hija que todos los días le agradece por lo que hace desde hace tantos años para tener una vida digna.
A medida que su hija Paula Andrea Charry Díaz fue creciendo, era más común ver a esta señora con una bebé en el centro de Neiva vendiendo todo tipo de billetes de lotería, “desde que mi hija tenía año y medio empecé a salir a vender lotería, ella hacía las tareas al ladito mío y así fuimos saliendo adelante”.
Esta lotera del centro de Neiva, afirma que por ella y para ella (su hija) es que siempre ha trabajado, para sostenerla y comprarle lo necesario, “aunque nunca la he tenido en un colegio privado, ni ha tenido lujos, hago todo lo posible para que ella no pase ningún tipo de necesidad, por eso trabajo tanto” comentando que a tempranas horas de la mañana sale de su hogar camino otra casa de familia donde trabaja medio tiempo para apoyarse económicamente en otra cosa, “apenas salgo de la casa donde trabajo me vengo rapidito para acá a empezar a vender lotería”, atestigua.
“Venga, venga le vendo el mayor, venga, venga que aquí está el ganador”, esas son las palabras que esta madre de familia utiliza para persuadir a los compradores a que compren billetes de diversas loterías que ella ofrece y que tiene pegados a su tabla de madera que funciona como mostrador. “Después vuelven y me dicen que soy mentirosa porque no ganaron y yo les digo que no se desanimen que el próximo sí lo pueden ganar y ellos vuelven y me compran porque saben que vendiendo es que mantengo mi hogar”.
“Yo vendo la Lotería del Huila, esa se vende harto, la de Boyacá porque con esa mi esposo hace unos años vendió un billete y salió ganador entonces el señor que se ganó el premio nos regaló la casita donde vivimos ahora entonces yo esa si siempre la he vendido. La del Cauca es barata pero es la que menos vendo por eso casi no me gusta”, es uno de los tantos testimonios que da María Yineth comprometida madre vendedora de lotería.
La familia de María Yineth
El esposo de María Yineth, es vendedor también, en horas de la mañana se dedica a vender periódico y en la tarde visita diferentes lugares de Neiva para completar el día con la venta de lotería, “el camina por todos lados, va a los bingos y se pasea por los barrios”.
Paula Andrea, su hija, estudia en un colegio oficial de la ciudad de Neiva, no tiene lujos ni vanidades y tiene claro que la sencillez y humildad jamás se desligará de su vida “gracias a Dios ella es bien inteligente, ahora está haciendo 11 y está estudiando con el Sena para salir con un título técnico”, asegura con orgullo y satisfacción María Yineth.
Esta mujer que ha dedicado su vida entera a velar por el bienestar de su única hija, única no porque ella haya querido sino porque como afirma: “así lo quiso Dios, tuve dos abortos antes de mi niña y uno después. El médico me dijo que no podía tener más hijos pero soy feliz con Paula” y es por eso precisamente que no para de soñar con que su hija de tan solo 16 años estudie para que cuando sea grande pueda tener una oficina y un sueldo estable. “Yo le digo a Paula que no es para que tenga miles de lujos sino para que pueda tener una vida mejor que la mía”.
Sus padres y sus 7 hermanos, 1 fallecido en medio de la violencia constante que se afronta en este país, conforman también la familia de esta luchadora mujer que a pesar de todo, no desperdicia ni un segundo para demostrar el amor y admiración por su mamá Beatriz Córdoba de Díaz, de 66 años de edad y vendedora también de lotería. “A mi madre quiero decirle hoy, que es el día de la madre que la quiero mucho, que le doy las gracias por todo lo que ha hecho por mí y por mis hermanos porque a pesar de su edad sigue trabajando”, concluye María Yineth en medio de nostalgia y lágrimas en sus ojos.