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Neiva/ Creado el: 2014-04-11 07:44

Surabastos: un viaje de los sentidos

La Central de Abastos del Sur (Surabastos) es un banquete para los sentidos. Diferentes aromas frutales y herbales acompañan la tertulia entre vendedores y usuarios que parecen vecinos. Los productos suplen la demanda de la canasta familiar y hoy están con atractivos descuentos.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | abril 11 de 2014

El 12 de abril es la oportunidad del ahorro y la variedad. Desde las 3:00 a. m. los neivanos podrán disfrutar de las rebajas que ofrece la Central de Abastos del Sur y recorrer sus bodegas en busca de los mejores precios. Sus 7 bloques cuentan con un gran número de productos que atienden toda la demanda de la canasta familiar, por eso en el mes circulan más de 75.000 vehículos y más de 250.000 compradores activos.

Surabastos se encuentra localizado en la vía que de Neiva conduce al municipio de Campoalegre. Rodeado de árboles y verde vegetación se enmarca un palacio de la comida. Casi cualquier cosa que se quiera tener en la nevera, se puede encontrar en allí. Sus 17 años de servicio han complacido a una generación entera.
Al entrar a la central, lo primero que usted percibirá es un agradable olor a frutas maduras. El mango es la escencia acaparadora que ambienta el escenario como en uno de los mejores relatos de Patrick Süskind, el autor de la novela literaria "El Perfume". A diferencia de la plaza de mercado que Süskind describe en su narración, en la central de abastos se percibe orden y buenos aromas siempre. Un contraste de colores permite tener al visitante una experiencia sinestésica que se convierte en un manjar para los sentidos.

Mientras que palpa la textura suave del durazno, usted puede observar el rojo explosivo de las moras que parecen deterrirse bajo el inclemente calor o el amarillo fulgente de la piña "Oromiel" y sentir el aroma del cilantro y las plantas medicinales vendidas dos locales más adelante. Cada alimento está organizado en distintas canastas o cajas, con su respectivo nombre y referencia.

Los vendedores son autoridades en el tema de las marcas y las variedades; de cada fruta se encuentra mínimo tres versiones, como en el caso del mango, que se presenta como "mango azúcar", "mango corriente", "mango picudo" y "mango yolima", entre otros.

Hombres y mujeres de distintas edades y apariencias, están prestos a ofrecer la mejor atención. Entre tratos sencillos y libres de protocólos se comercializan los frutos de casi todas las regiones del país. Es común ver a las abuelitas con sus pequeñas carteras contando las monedas y billetes con los que compran el mercado de 15 días o un mes.

Entre tanto, los hombres jóvenes y adultos se mueven de un lugar a otro con pesadas cargas sobre sus hombros; mientras las mujeres desgranan las verduras y separan las frutas maduras de las verdes, con sus manos teñidas por los zumos.

En los costados de los bloques se encuentran restaurantes y tiendas que ofrecen tinto, jugos, cervezas, desayunos y almuerzos a cómodos precios. Algunos de los corredores tienen alfombras de hojas y zumos de fruta que más tarde son recogidos por los mismos propietarios. Los niños observan con sus ojos despiertos el movimiento de la gente, las transacciones parecen juegos agradables en el que los mejores veedores son los sentidos. Se puede decir que antes de comprar, cada usuario siente la fruta, verdura o producto que va a llevar a su hogar.

Entre naranjas y recuerdos

En uno de los corredores de Surabastos, el gran olor a naranjas maduras es la mejor publicidad de "Gilbertico", un amable abuelo de ojos claros, que lleva más de 13 años vendiendo zumo de naranja en un artesanal carrito que él mismo parece haber construido. Gilberto Leal es su nombre completo, nació de cuna liberal en Pamplona (Norte de Santander), donde aprendió a trabajar desde sus once años, cuando quedó huérfano de padre.

Él, su madre y sus 9 hermanos aprendieron a salir adelante a pesar del fuerte luto y conquistaron distintas ciudades de colombia con mucho esfuerzo. Gilberto vivió un tiempo en Bucaramanga, donde formó un ameno hogar y tuvo 5 hijos. Sin embargo el destino lo obligó a trabajar en otra ciudad y al regresar a casa después de 4 años de ausencia, su esposa le pidió el divorcio y se quedó con la casa. "Soy desplazado por mi mujer. Al quedarme sin casa me vine para Neiva, porque me gustan las ciudades pequeñas y no la conocía, era una aventura que quería asumir", afirma sonriente Gilberto mientras exprime algunas naranjas.

Cada vaso de zumo de naranja cuesta $1000, los compradores son constantes y algunos fieles. Gilberto no se afana, espera la venta mientras toma de su propio producto. Parece disfrutar del trabajo a pesar de la soledad. Su dolor físico se reduce sólo a un daño en los meniscos por culpa de dos caídas provocadas en sus trabajos de juventud. Pendiente tiene una cirugía para remediar el mal, pero ante el lento servicio de su sistema de salud, se ha resignado a vivir con la incomodidad que le produce dolor al sentarse y caminar.

En una casa en las Palmas paga un cuarto a una familia que lo ha acogido como un miembro más "La niña de la casa me llama abuelo y yo a ella le digo nieta, es bonito, han sido muy amables conmigo", dice sonriente Gilberto, que cuenta con 5 hijos que viven en la capital y con los que se comunica constantemente. "Mis 4 hijos hombres pasaron por la Universidad Nacional, mi hija por la Universidad Industrial de Santander (UIS), todos han sido muy aplicados", narra con orgullo.

A pesar de que su corazón de padre está en la capital, Gilberto no renuncia a Neiva, dice que ama la ciudad pequeña, el clima y el ritmo lento de sus habitantes. "En Bogotá hay mucha zozobra, allá no podría hablar como estoy hablando ahora, porque creería que usted me quiere robar o algo raro pretende. Aquí en Neiva todo es más amable" dice mientras piensa en su futuro.

En Cúcuta cuenta con una hermana que pide su presencia constantemente, sin embargo Gilberto dice que seguirá madrugando para trabajar en Surabastos hasta cuando se sienta agotado "me pensionaré yo mismo el día que ya sienta que es hora de descansar".