viernes, 18 de julio de 2025
Neiva/ Creado el: 2014-02-16 12:42

Siguió a oscuras pero encontró la luz

El día de su cumpleaños número 21 Andrés García recibió una bala perdida que atravesó su cabeza de sien a sien, dejándolo milagrosamente con vida, pero sin olfato y visión. Hoy es el primer abogado invidente del Huila y un ejemplo de superación.

Escrito por: Redacción Diario del Huila | febrero 16 de 2014

Andrés García es un ejemplo de superación personal. Perdió su visión a los 21 añosen Rivera, el pueblo que lo vio crecer, recién salido de la Fuerza Áerea, donde pagó servicio militar, con muchos sueños y proyectos que tuvieron que cambiar cuando una bala perdida atravesó su cabeza, de sien a sien, dejándolo completamente ciego y sin olfato.

"Era mi cumpleaños, los estabamos celebrando con unos amigos. A eso de las 5:00 de la tarde escuché un disparo, después un ardor en la frente y caí, es lo último que recordé", narra Andrés. Su regalo de cumpleaños fue seguir viviendo, pero el precio era no volver a observar todas las cosas que amó, todos los rostros que conoció y los paisajes que disfrutó en Riverita, el lugar donde realizó toda su primaria y donde se dedicaba a recoger café en las granjas y cuidar el ganado.

Ese miércoles que Andrés cumplia años, jamas se le pasó por la mente que sería el último día que podría ver. Como solía acostumbrar, se levantó temprano para estrenar su muda de ropa, recibió las felicitaciones de su familia y su madre le dijo que podía invitar a una amiga a almorzar; en la tarde disfrutó de unas cervezas con sus amigos, cuando ya se estaba despidiendo a eso de las 5:00 p. m., un disparo cambió su destino para siempre, la bala lo dejó milagrosamente vivo pero cortó nervios ópticos, hubo un gran silencio y todo se puso oscuro, no recuerda más hasta cuando despertó en el hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo y los médicos le dieron la trágica noticia de su estado: tendría que aprender a vivir sin ver.

Con todo lo difícil que fue, Andrés supo salir adelante para ejemplo de su madre y cuatro hermanos menores, a pesar de que la idea de suicidarse cruzó por su mente, por fortuna nunca tomó la decisión, venció el enorme sentimiento de soledad y tristeza que lo invadía y su actitud fue de lucha y resistencia ante la adversidad. Su dinero desapareció rapidamente en los gastos de hospital, no contaba con educación y su estado de invidencia le dificultaba conseguir trabajo, así que se aventuró a Neiva para buscar mayores oportunidades. No fue fácil, pues siempre vivió en el campo y se le dificultaba conocer la ciudad sin poder verla.

Pudo conocer otras personas con su misma dificultad, vio la luz en medio de la oscuridad y se convenció de que podía salir adelante. Vendiendo puerta a puerta, logró pagar sus estudios de bachillerato, una vez graduado aprendió a hacer manualidades, gracias a una amable señora que asumió el reto de enseñarle, con sus tejidos destacó y pudo ejercer como profesor de manualidades en la cárcel de Rivera, hogares infantiles y colegios, lo que le permitió financiar sus estudios universitarios.

Comunicación Social en la Universidad Cooperativa fue su primera opción, pero la invidencia le dificultaba desarrollar muchos aspectos de la carrera, por ello al cursar tercer semestre decidió pasarse a derecho, pregado que tampoco fue fácil, en varias ocasiones repitió materias y no siempre podía hacer las lecturas, pero en el 2009 lo logró, el Huila obtuvo su primer abogado invidente.

Fue nombrado asesor jurídico de la Dirección de Jusiticia Municipal, dependencia en la que lleva 3 años laborando. Hoy se encuentra cursando en la Universidad Católica una especialización en Derecho Administrativo y Constitucional, y atiende casos legales no solo en Neiva, también en Ibagué, Cali y Bogotá, ciudades a las que viaja en compañía de su bastón. Sus sueños crecen junto a su fundación Ojos del Alma, creada con el fin de ayudar a las personas en situación de discapacidad en el departamento, su ánimo no desfallece, aspira consitutir una empresa dentro de unos años, para brindar trabajo al gran número de personas discapacitadas que son discriminadas en la ciudad de Neiva.

Los panoramas que más recuerda son las montañas verdes de Riverita, el lugar donde se crio, los ríos que tanto disfrutó de niño y la tierra negra del campo. Al perder el olfato también añora el aroma de esos campos fértiles, de los platos de su madre y de los frutos de su tierra. "Yo todavía me sueño caminando por los campos que en algún momento caminé", comentaba. Su pasatiempo favorito es servir a la comunidad, lo que le ha permitido ganar muchos amigos, por ello cada fin de semana recibe invitaciones a pueblos donde ha prestado sus servicios.

La fundación los Ojos del Alma lleva un año de constituida legalmente, brinda asesoría legal y representación jurídica, y también ofrece talleres de tejido en macramé, gestiona empleos y brinda clases de inglés dictadas por una profesora invidente. Su sede se puede encontrar en el cuarto piso de Los Comuneros, donde será atendido personalmente por Andres García.