Hermosa y valiente
En la última década se han presentado más de 926 casos por ataque de ácido. Un vil acto que no discrimina género, estrato ni edad. 471 de los ataques ha sido perpetrados contra mujeres y 455 a hombres. Viviana Hernández fue una de las víctimas. Hoy vive en Neiva, es una líder política destacada y un ejemplo de fortaleza.

Con sus 30 años, Viviana Hernández es un ejemplo de superación. Hace más de 4 años vive en Neiva y hace 7 años fue atacada con ácido. Su crimen sigue impune y sus heridas nunca sanarán, sin embargo se ha convertido en una líder política destacada, abanderada en los temas de género y la defensa de la salud. Vivian a ha alzado su voz firme varias veces en el Congreso de la República para exigir penas justas para los casos por ataque de ácido.
Ella hace parte de la organización Reconstruyendo Rostros, que fue fundada por otra víctima de ácido. Viviana además es madre cabeza de hogar y contadora pública. Se destaca por su carácter fuerte y aguerrido, a pesar de las cicatrices, que afortunadamente han ido disminuyendo, sigue sonriendo y expresando sus deseos de luchar por los derechos sociales. "Aún así nos toca seguir viviendo, por nuestros hijos y por nuestras familias", expresó llorando en el Congreso de la República.
Y considera que la vida es una maravilla, expresándolo constantemente. Sigue siendo una mujer sensual, de un cuerpo voluptuoso, cabello sedoso y labios atractivos. Siempre está muy bien vestida demostrando su amor creciente a sí misma y su feminidad y delicadeza expresada en cada uno de sus gestos. No duda en afirmar que su felicidad son sus tres hijos.
Oriunda de Tolima y después de vivir en Bogotá, lugar donde sufrió el ataque que le cambiaría la vida, decidió radicarse en Neiva, lugar donde ha conservado una vida más calmada y en el que se ha destacado como líder política, llegando incluso a ser candidata a la Cámara de Representantes.
A la líder aún le hacen falta varias cirugías reconstructivas, el problema es que no las cubre el sistema de salud por falta de una reglamentación que proteja a las víctimas de estos atentados "No es justo que haya una ley que tengan que debatir para recuperar mi vista, para que mi ojo derecho pueda cerrarse, para que me hagan transplante de cornea, me siento abandonada por la salud", decía Viviana entre lágrimas.
"Es como morir"
En la localidad de Fontibón, en Bogotá, frente a miles de transeuntes, Viviana simplemente esperaba el autobús mientras sostenía la mano de uno de sus hijos. De un momento a otro sintió en su rostro un dolor que nunca en su vida había experimentado. "La cara me comenzó a arder, era un dolor que no se calmaba. Uno siente se le está desprendiendo la carne”, recuerda. Ella en medio de la confusión y el llanto no sabía en ese momento que había sido agredida con ácido.
Al despertar ese día, 30 de junio de 2007, jamás imaginó que algo así podría sucederle, a pesar de que observó una conducta extraña en su compañero sentimental y padre de su hijo, que ultimamente la acompañaba a hacer compras, la llevaba al trabajo e incluso recogía al niño (cuando antes no solía hacerlo). Ella pensó que se trataba de un asunto de celos y control, pero no vislumbró que se traduciría en una agresión de tal magnitud.
“Nos habíamos separado y él me amenazó diciéndome que si no era de él, no iba a ser para nadie, que tenía que volver con él a las buenas o a las malas. Esa semana llegó a visitar supuestamente a los niños, pero nunca pensé lo que iba a pasar", recordó la mujer.
En relidad, el hombre solo estaba aprendiéndose la rutina de Viviana para cometer el crimen, y escogió el momento preciso para con cobardía y vileza pagarle a una mujer para que arrojara el ácido al rostro de la inocente Viviana, por detrás de ella. Todo ocurrió muy rápido y no tuvo oportunidad de cubrirse y mucho menos defenderse. Entre tanto, sin piedad, el autor intelectual del ultraje observaba que se cumpliera el objetivo, mientras era acompañado por su hijo de 6 años.
Con sus apenas 28 años, Viviana sufrió lesiones en sus manos, rostro y pecho. Ahora, no ve por su ojo izquierdo, necesita reconstrucción de párpado, lagrimal y un transplante de córnea. Con sevicia y premeditación el ataque fue cometido y el criminal aún no ha sido encarcelado a pesar de que la mujer ha realizado las denuncias correspondientes. La respuesta de los entes de justicia es que no se puede abrir un proceso en contra de su expareja debido a que no existen suficientes pruebas.
A pesar de que los daños físicos y psicológicos son permanentes, las penas para tales casos solo van de 8 a 15 años, casi la mitad que dura una víctima en trámites de cirugías reconstructivas. "Después de 7 años, solo he logrado recuperar el 30 por ciento de la visión y sé que nunca voy a quedar igual", afirmó Viviana, que tiene que cambiar constantemente sus datos de contacto, para que el victimario no la localice, pues incluso cuando estaba recuperándose de las heridas, a las 48 horas de ingresada, la visitó en el hospital para decirle. “Ahora sí te tienes que quedar conmigo porque nadie te volteará a mirar”.
"Me pasó a mí y te puede pasar a ti"
Viviana asegura que el ataque por ácido en el rostro es un intento de homicido, pues asesinan a la persona social, emocional, económica e incluso laboralmente. Para ella no ha sido fácil encontrar trabajo “Me rechazan por el físico en los trabajos, más no por las aptitudes. En lo psicológico, también te destroza, cuando una va al colegio, por más que lo quieran a una los hijos y los míos son muy lindos, muy valientes, se avergüenzan por las bromas de los amiguitos. Y hay gente muy ordinaria, que hablana de una. En un bus una señora no se quiso sentar a mi lado pensando que tenía algo. El físico cuenta en lo laboral", afirmó Viviana, que a pesar de que ha vuelto a ser una mujer amada y hoy conserva una relación, admite que reconstruir la autoestíma es uno de los pasos más difíciles que tiene que superar una víctima por este tipo de crímenes.
Por otro lado, la debilidad de las leyes y la facilidad con que se encuentran los ingredientes del químico mortal, hacen que estos crímenes se comentan constantemente. 15 años de carcel parecen nada, comparado con toda una vida de dolor que tienen que asumir la víctimas por ataque de ácido. Al cumplir la condena el criminal podrá continuar con su vida sin lesiones físicas evidentes mientras que estas mujeres y hombres atacados, tendrán que enfrentar su realidad todos los días frente al espejo y la sociedad.
Por esto y por otras realidades sociales, Viviana decidió asumir un rol político más activo, además de defensora de los derechos humanos, se declara en defensa de los ecosistemas del departamento, de la educación y de la salud. Para ello propone la creación de una Fiscalía especializada en violencia contra la mujer para que los casos sean atendidos de forma más agil y eficiente.
Por otro lado recalca la importancia de la estabilidad de los trabajadores de la salud, con garantías contractuales y una atención sin estratificación.
Control y penas reales
Los defensores de las víctimas también piden penas más contundentes para quienes ataquen con ácido a otra persona y exigen un real control en la venta de sustancias químicas. No es un secreto que el ácido sulfúrico, nítrico y muriático son utilizados para los ataques y aún así se pueden comprar facilmente en casi cualquier tienda.
Una persona víctima de ácido puede requerir más de 50 cirugías y solo $200.000 bastan para comprar los ingredientes de la sustancia química.
Los hombres también son víctimas
En la última década se han presentado más de 926 casos por ataque de ácido. Un vil acto que no discrimina género, estrato ni edad. 471 de los ataques ha sido perpetrado contra mujeres y 455 a hombres. En el caso de los hombres no hay ninguna condena penal hasta el momento a pesar de que representan casi la mitad de las víctimas.
¿Qué hacer en caso de ser rociado con ácido?
1- No quitarse la ropa. Muchas veces se queda pegada y empeora las quemaduras.
2- Se debe lavar con agua inmediatamente el área afectada, si el ataque fue en la calle, busque una tienda o un lugar donde pueda disponer de un lavamanos.
3- No frotarse. La piel y la carne se ponen muy tiernas y la fricción puede hacer que el ácido llegue a los huesos.
4- El chorro de agua debe caer sobre la piel, así arda.
5- En caso de haber ingerido ácido, no llame al vómito o se le quemará la garganta, beba mucha agua.
6- No aplicarse aceites ni cremas.